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domingo, 18 de diciembre de 2022

Frontera Mexico - La Chinesca

 Viajar desde San Luis Rio Colorado a Mexicali dicen que es una máquina del tiempo. Además del cambio horario, que te hace llegar a la misma hora que saliste, hay algo más. Mucha diferencia, a lo largo de la frontera.


En el primero, gente ruda y amable al mismo tiempo, que saben convivir con el ruido de las sirenas y el muro de separación. Es fácil de entender que muchos quieran conseguir la visa para trabajar en el otro lado, pero que vuelvan al atardecer para tomarse la cerveza en familia.

En el segundo, más tranquilos alojados en la “zona dorada”, una zona que brilla por si sola. En el centro, como punto curioso, la población china con sus sombreros vaqueros.  

Según la leyenda: la ciudad oculta bajo el casco antiguo de Mexicali. La Chinesca, un pequeño barrio chino, es un recuerdo de la vida oculta y subterránea que, a principio del siglo XX, a todos los emigrantes chinos que llegaron como jornaleros, les permitía refugiarse del calor intenso del desierto mexicano. Luego se amplió y construyeron un sistema subterráneo de túneles que usaron para conectar los garitos durante la ley seca de los Estados Unidos y mantener todo el tema del contrabando y que cuando se terminó, les sirvió para sobrevivir.



Lo que está claro es que, en el estado de Baja California, la comida típica es la china y sus más de trescientos restaurantes lo atestiguan, aunque lo que sorprende es la generosidad de las raciones, hay que pedir un plato para cada dos porque son interminables. 

Si me tengo que quedar con una recomendación gastronómica, la comida es muy buena en todas partes, me quedo por esta vez con los desayunos del Hotel San Angel & SPA (en Avenida Alvaro Obregón 1050 San Luis Río Colorado, Estado de Sonora), que te sirven para aguantar todo el día. Los chilaquiles -a base de trocitos de tortilla de maíz fritos bañados en salsa de chile roja, un poco de carne deshebrada, patatas con chorizo, un huevo estrellado y completando el plato, unos frijoles refritos, con una pizca de queso por encima. Una delicia. El pobre chofer, me tenía que esperar todas las mañanas. 

 


 

jueves, 1 de diciembre de 2022

Castillo de Tarout

El regreso a Saudí Arabia ha coincidido con el mundial, todo decorado en el hotel, hasta con fotos a tamaño real del héroe nacional, Salem Al Dawsari, que ha conseguido ilusionar a todo el país, después del increíble triunfo, contra los invencibles argentinos.

Ayer no había quien durmiera en el hotel. Noche de futbol con pantalla gigante en la piscina y mi habitación, en primera línea. Yo, contando los minutos de descuento, para poder cerrar la persiana. No fue suficiente, a pesar del gol en los últimos segundos del partido. Arabia no consiguió pasar a octavos de final



Hoy justo antes de ir al aeropuerto, escapada cultural. Hemos tenido la suerte de que un compañero local, nos ha llevado a ver el Castillo de Tarout, en la isla del mismo nombre.  Siempre es más fácil, conociendo las costumbres, sobre todo cuando la información no es abundante. 

Aunque ahora no se puede visitar, por estar en rehabilitación, merece la pena verlo y sobre todo al atardecer. Muy curioso el barrio.



Te haces una idea, de lo que debió ser la mayor fortaleza para defenderse de los ataques invasores.Hoy quedan en pie tres magnificas torres, en una pequeña colina, dominando la costa y con ello el comercio marino.

Lo que está claro, es que es una de las regiones más antiguas habitadas de la península arábiga. Según dicen, es de hace más de 7000 años. Otra vez me topo de bruces con la antigua civilización Dilmún. Aunque sean solo los cimientos, sabían construir, porque ha llegado hasta nuestros días. 



Como continuación de la visita, un par de museos, en los que, como otras veces, hay cosas más antiguas en cualquier casa, pero lo bonito es poder entrar en estas pequeñas casas de arenisca, madera de palmera y argamasa. La pendiente en las segundas plantas digna de estudio. Se aguantan porque están unas junto a otras.



martes, 22 de noviembre de 2022

Singapur, la ciudad de los leones.

Una pequeña ciudad estado construida en plena selva, donde confluyen el pasado colonial y la arquitectura moderna. Jardines muy cuidados en los que campan orgullosos, los gallos salvajes multicolores.

Consiguen, a base de altos impuestos y alguna que otra multa, que los ciudadanos y visitantes nos portemos bien. Controlan el tráfico, el ruido y la basura. Una colilla en el suelo, un escupitajo o un chicle, la primera infracción, te puede salir por unos mil euros. Seguro que las normas básicas, se aprenden fácil.  Así que las calles tienen una limpieza exquisita, lo que contrasta con el suelo del “Long Bar del Raffles” - según Victoria -mi cicerone en mi primera visita a este país- el “ultimate luxury hotel” del mundo-, con su alfombra de cáscaras de cacahuetes.

Las maderas nobles, la exuberante vegetación y la arquitectura del hotel te transportan a una plantación tropical, lleno de pequeños detalles, hasta con la servidumbre con su turbante, a la entrada. Posiblemente el único lugar de Singapur donde está bien visto tirar algo al suelo. Una excentricidad que ahora imitamos los que estamos de paso.

Por cierto, me encanta la máquina mezcladora de cocktails de la barra, lo que me da una idea de la producción bestial que tenían en esa época, así que me dejo aconsejar y no dejo pasar la oportunidad de probar el Singapore Sling , una mezcla pensada para señoras a las que le gustaba la ginebra, pareciendo que se estaban  tomando, un inofensivo zumo de frutas.



Como estamos por trabajo, me lleva a ver “solo” lo imprescindible, aunque parece que hay cientos de cosas interesantes por ver, pero la impresión de mi primera y espero no última visita, es como ir a una ciudad del futuro. Vamos, nada más llegar y me quedo sin palabras. Parece que estoy dentro de una película espacial. Gardens by the Bay, con los “super árboles” que se recargan durante el día y a la noche, se encargan de hacernos disfrutar de un espectáculo de luz y sonido, sincronizando las luces con canciones conocidas. Además, hay que destacar que es gratis. Algo que no me esperaba para nada, en esta carísima ciudad.

En cuanto al museo nacional, me sorprende que, con tanta historia relacionada con la guerra y la invasión japonesa, además de las relaciones con el opio, la zona que está llena y con colas no sea la de la historia reciente, sino la exposición de Doraemon. Una forma más sutil de colonización, más acorde a nuestros días.

 

Nos alojamos junto a la Orchard Road, una gran avenida arbolada que concentra alguna de las tiendas y centros comerciales más famosos de la ciudad, por lo que ahora está sobrecargada de luces navideñas. Seguro que me hubiera gustado más, cuando era una super plantación de orquídeas en lugar de centros comerciales.  Aunque para temas de hoteles, la recomendación es la tradición del Brunch , en el “ The Fullerton Hotel” difícilmente se me podrá olvidar el Sunday Bruch acompañado continuamente con la viuda. Una gran señora.

 


Paseo por la bahía, con bonitas vistas de los edificios emblemáticos, para realizar otro de los imprescindibles, la foto con la estatua del “Merlion”, medio pez medio león.

En cuanto a la recomendación gastronómica, no tengo duda. Acorde a mi presupuesto, las ancas de rana picantes - dried chilli frog-  del Satay by the Bay. En los pequeños puestos, que disponen de fotos para que sea fácil. Pides en un local y te sientas en las mesas que están colocadas en las inmediaciones. Los famosos Hawkers Centers.









Volveré, hay mucho que ver...


martes, 15 de noviembre de 2022

Plaza de Acho (1766)

Departamento de Piura, Perú.

Mi cuerpo me dice lo contrario, pero al descender por la escalerilla, la luz cegadora me recuerda que aún es de día. Las millas, aunque sean en cómodos aviones, van pesando cada vez más en la mochila. Está claro que el cansancio es acumulativo, como el ají de rocoto. Se nota el cambio de continente y yo sin gafas de sol.

Menos mal que por los efectos del viaje, había caído roto en el centro de la cama, porque Talara nos recibe con un temblor de 5.3, literalmente solo me acuna, despertándome desubicado, con extrañas sensaciones. 

Los ruidos en el exterior me devuelven a la realidad. Poco a poco, me voy situando. No hay daños colaterales. Solo se me ha caído la botella, derramando el agua por la mesilla. Solucionable. 

En el campamento, los ruidos son de las puertas y comentarios del personal saliendo de las habitaciones. Aunque debo hacerlo, me autoengaño. Pienso, agarrándome fuerte a la almohada, cinco minutos y salgo. Como cuando éramos pequeños y nos quedábamos en la cama, esperando el toque de corneta.  Como era de esperar, los minutos se convierten en horas:” tempus fugit”. Si hay replicas, yo no me entero.

Pequeña reprimenda a la mañana siguiente. Estaba muy cansado para conseguir salir de la cama y presentarme en el punto de encuentro. 

 Dura semana de trabajo, otra sesión cuesta arriba.

 


De regreso, parada en Lima. Es la “Feria del Señor de los Milagros”, por lo que tengo la suerte de palpar parte de la vida de la ciudad. Caos circulatorio, han cortado muchos accesos cerca del palacio presidencial. Es fácil darse cuenta de que la situación no es buena. Se prevén, según los taxistas que de esto saben un rato, cambios en el país. 

Centro histórico duro. Grandes contrastes, el distrito de Rimac, gris plomizo, con vistas al colorido cerro de San Cristóbal. Desde lejos se aprecia que es un mural bien organizado, dicen que se ve una cruz, aunque yo veo varias.

Los alrededores de la plaza están fuertemente controlados por policía a caballo, pertrechados con antidisturbios, dispuestos a proteger a lo más selecto del país. Los precios de las entradas lo atestiguan. De 2900 a 276 soles la más barata).

 


La plaza a su vez, vigilada por un indio con taparrabos, desde el mirador de Ingunza. Aunque la historia que me cuentan – que no coincide con las fechas de construcción-  que la torre se la mando construir el virrey para poder ver las corridas con su amante, por lo que está mal llamada, como la Torre de la Perricholi.

Plaza a rebosar, lleno hasta la bandera y algo más… Fiesta distinta, con orgullo, bailes, cuatro bandas de música, caballos y mucha comida. Sombreros, anticuchos y botas de vino. 

Emotivo cántico del himno nacional puestos en pie. Y gritos contra el presidente: Fuera Castillo, fuera. El mantra se repite a lo largo de la faena. Preguntando al padre experto, junto al hijo a mi lado, por si está el presidente en la plaza, me contesta con un rotundo: si aparece lo linchan.



A media faena, algún que otro combate de boxeo…El alcohol y la falta de sitio, son malas mezclas. Parece que alguna entrada esta falsificada. Grandes señoras sentadas en las escaleras.

 


Gran faena en la Plaza de Acho, seis orejas y los maestros salen en hombros por la puerta grande. El Juli dos orejas y Roca Rey cuajó una tarde para demostrar que es el primero del escalafón del toreo -tres orejas. El mejicano, Arturo Gilio tomando la alternativa, demasiado valiente para mi gusto, le toca esperar.

Como dato curioso, de los siete toros que venían desde España, solo tres llegaron vivos a su destino. Tambien les afectan las millas aéreas a estos ejemplares bravos, que por lo que parecen, no soportan bien, los cómodos aviones.

 

Como recomendación gastronómica, consigo esta vez sí, comerme la mascota de alguno, muy sabrosa la cobaya. En el Restaurante Panchita (Calle 2 de mayo 298, Miraflores). Una delicia y además según dicen con propiedades medicinales.  

 

Super cuy crocante de 850 gramos con picante de papas.


viernes, 4 de noviembre de 2022

Qatar, pre mundial

Se puede decir que he pasado decenas de veces a lo largo de mi vida por este país, viendo como evolucionaba a través de los cambios en sus aeropuertos, pero es la primera vez que salgo de la zona de tránsitos.

Si tuviera que definirlo, una locura.

Estoy seguro de que mi percepción, está influenciada por el caos previo al mundial de futbol y que una vez que el ganador levante la copa, volverán a la normalidad y adiós a la permisividad en las “fans zones” tomando copas.

Prisas por terminar, organizar y lavar la cara. Grandes cortes de carretera, atascos, normas de movilidad para no entorpecer y ocultar. Lo importante es dar una buena imagen al mundo.  Un millón de personas pasará por este pequeño país, todo un reto.

 


Un despropósito o el monumento a la estupidez humana. Pero impresiona. Las vistas desde la habitación son suficientes para reflexionar -un poco- sobre el poder del gas en nuestros días. Los cataríes un pueblo nómada, bajo el reinado de los mongoles, empeñados en dejar con la boca abierta al mundo y lo van a conseguir, a costa de una inversión económica sin precedentes.

Desde el metro, con sus vagones para hombres (standard), mujeres (family) sin contacto visual -no sea que algún hombre se moleste y para los pudientes (gold & diamons), en el que hay más trabajadores ayudándome a conseguir sacar el billete (que no llega a medio ) que usuarios.

Parece que están haciendo practicas conmigo, explicándome las tres líneas que tienen, para que cuando lleguen las hordas con camisetas de las distintas selecciones, estén preparados.

 


O el lujo de “Katara High Street”, donde a diferencia de otras zonas, solo veo a “locals” dejándose ver. Parece que son las terrazas de moda, donde se reúnen los más pudientes, así que, por miedo a la cuenta, ni intento sentarme.

 Inmensa avenida climatizada – rejillas en el suelo, por donde sale un agradable aire acondicionado-hasta llegar a la impresionante galería Lafayette. Así es, en plena calle. Yo nunca lo había visto, una buena forma para evitar la humedad asfixiante en el resto de las calles, aunque en otros lugares del planeta nos pidan controlar un grado el termostato. En fin, un despropósito. Y para que no se cansen, con coches de golf para llevarte de un local de moda a otro.


En cuanto a las escapadas tras el trabajo, una vuelta por Waqif Al Souq. El zoco, tan bonito y falso como un nacimiento navideño. Dividido por zonas según los que busques (halcones, alfombras, perlas,…)  y preparado para el turismo. Si no has estado en uno de verdad, pues igual cuela.

Curioso las obras de arte, como el gran pulgar dorado plantado en mitad del zoco. Hay distintas esculturas repartidas por toda la ciudad. Aunque, me gustan más las de los soldados en la pequeña playa del barrio de Katara.

 


Y lo que más me ha gustado de esta breve escapada, ha sido el Museo Nacional de Qatar, con la forma de una rosa del desierto. Interesante conocer que sus orígenes están vinculados a los mongoles, pero lo que realmente merece la pena es el envoltorio y disfrutar de los sonidos en las inmensas pantallas. ¡Que tecnología!

 

En cuanto a la recomendación gastronómica en la zona de la Perla, donde viven la mayoría de los expatriados "de primera", me quedo con la terraza del restaurante libanés, “Debs W Remman” en la Plaza Andalucía, donde una amable camarera - la morena de ojos deslumbrantes - que con su buen castellano, se ríe cuando le pedimos una cerveza. Aun no hay tanta libertad, pero la parrilla es de muy buen nivel.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 15 de octubre de 2022

Ballenera de Chome, Chile

Llegada a Concepcion,

Agotados después de un larguísimo viaje, pero hay que aguantar para intentar cambiar la hora.  


No hay ni un alma por el centro, es el día de la raza. En memoria de la lucha librada entre indígenas y colonizadores.


Lo que es evidente, es que aún están en el nuevo mundo los primeros pobladores.  En el norte, los ingleses y franceses no siguieron los mismos métodos, o eran de distinta “raza”. 

El centro despoblado, y con todos los restaurantes cerrados, menos los peruanos, muy desangelado. Mucha gente durmiendo por la calle.

 


Mucho trabajo, pero siempre hay tiempo para unos momentos de esparcimiento.
Somos unos privilegiados. Está vez, la escapada ha sido ir a ver los restos industriales de la factoría Ballenera de Chome. 

Lo que fue una actividad industrial vital de otros siglos, hoy es una ruina, pero te la puedes imaginar perfectamente, funcionando a pleno rendimiento, mientras los mariscadores emplean las últimas horas del día para sacar algún beneficio al mar.  Quién sabe, si dentro de cien años, la gente se sacará fotos en nuestros atraques de petroleros.

Ballenera de Chome


Y para terminar la jornada, nos invitan a tomar "un once", que es una merienda salada. Según nos dicen, era tradición parar -como a tomar el té-, pero tomaban aguardiente (que tiene once letras), y aún se mantiene el nombre . Segun el ticket de comida de la refineria , en el comedor puedes pedir: Desayuno, almuerzo, once, cena y colacion.  

Yo pido lo más tipico , y en el once, pruebo el churrasco chacarero con aji verde y poroto verde. (Nombre muy largo para un bocata de carne picada picante, repleto de vainas).

 

Realmente, la recomendación gastronómica, aunque sea una franquicia, la tengo clara. El asado de tira en el restaurante Las Vacas Gordas (c. Cienfuegos Nº280 , Santiago de Chile). 

Asado de tira de res

Blando, sabroso y al punto que me gusta.

 

lunes, 10 de octubre de 2022

Bogotá, ciudad de contrastes.

 Se prioriza el tema económico sobre la rapidez. 

Al descartarse el vuelo directo a Santiago, la escala en Bogotá me permite callejear unas horas por la Candelaria. El vuelo directo está sobrevalorado. Tenemos fuerza para aguantar viajes de más de treinta y cinco horas, y ganas sobradas para no tener prejuicios y lo mejor, para continuar con la ruptura continua de los hábitos. 

 

Domingo por la tarde y lunes festivo.

Centro neurálgico, el capitolio neoclásico que flanquea la Plaza Bolívar, donde se puede satisfacer, en puestos callejeros, los deseos de niños y no tan chicos. ¡Compramos las afrodisíacas hormigas culonas! Un lujo, 10.000 pesos la bolsa pequeña, con veinte insectos.



El sol iluminando la catedral, con los verdes montes detrás, haciendo el inicio de contraste. Mujeres de rasgos indígenas, subiendo a sus hijas sonrientes, en bonitas llamas coloridas. En contraposición, la modernización. Mujeres de piernas elegantes, posando como profesionales, para alguna red social. Dos mundos en una misma plaza.  

Sonrisas que no se olvidan



Simón Bolívar con espada ondulante, después de muchos robos y actos vandálicos, parece un látigo. Símbolo de américa latina y de la fuerza de la guerrilla. Menudo robo.



Reducido barrio colonial, pero algo queda del colorido. Alegría y recuerdo de antiguas casas a miles de kilómetros, entremezcladas con edificios funcionales. Se nota el sistema de subsidios por lugar en el que vives. Distinto, pero por lo menos, no se ve personas pidiendo, ni durmiendo en la calle. Me esperaba más marginalidad. Buena sorpresa.

Museo Botero, que exhibe arte internacional en una mansión colonial

Como recomendación gastronómica, nos acercamos a la antigua “Santafe” que ahora se llama, sin chulería, “El mejor ajiaco del mundo”. Un pequeño local de dos pisos.

Parece que llegamos a punto de cerrar, porque el mesero que nos atiende tiene preparada su cena junto a la mesa que nos ofrece a nosotros. Él ha elegido antes, por lo que solo tienen dos platos de la reducida carta, pero sin duda, merece la pena y por eso recomiendo probar su ajiaco.


Una sopa densa de pollo, patatas de dos tipos, maíz y alcaparras. No es un Plato de cena, pero con el “jet lag” que llevo, tampoco empeoro.


Es curioso, a las siete se ha vaciado la calle, como si fuera de madrugada. No parece barrio para andar solo y a pecho descubierto. Por cierto, los taxis no aceptan tarjeta. Más de diez intentos inútiles, cabezonería tal vez. Al final, en un supermercado que cierra tarde, consigo plata para llegar de regreso al aeropuerto.

 

jueves, 6 de octubre de 2022

Arabia - Jerbos y otros animales

 Volver al trabajo significa viajar. 

Está vez por Saudí Arabia, pero solamente porque lo dice el sello del pasaporte. La realidad, un bonito campamento en mitad del desierto. Sol impresionante que aún calienta de lo lindo.

Como curiosidad, es la primera vez que consigo ver a los pequeños “sagutxus” del desierto.Seguro que más de uno, aún se estará riendo. Menudo susto.

Casi igualo los saltos del "mardito" roedor. Entre las piernas un bicho enano, brincando a gran velocidad.  Al final , no consigo una buena foto digna del blog. Son más rápidos que yo, a pesar de que hay una buena plaga. 

Canguros en miniatura. Patas traseras y una cola muy desarrolladas, que les ayudan a escapar a gran velocidad. Hay que aprender de ellos, adaptarse ante las situaciones difíciles.

 

 


Animales curiosos,  jugándosela.

Semana dura en todos los sentidos.

Durmiendo poco y mal, a salto de mata. Esperando a que empiece el partido, me quedo dormido. Me despierto con Aita diciéndome que menudo regalo de cumpleaños. El Athletic gana 4-0. Está claro que el cerebro juega conmigo.

Esta semana, me han preguntado en dos ocasiones cómo se aguanta tanto viaje y tanto cambio de continente. No me abran visto buena cara. Yo sé que la razón era otra, pero tampoco hay que explicarlo todo. La respuesta es bastante fácil, porque al final engancha. Está claro que a pocos nos gusta durante mucho tiempo los viajes, ya que te obliga a no tener prejuicios y a una ruptura continua de los hábitos.

Animales de costumbres. Te quedas con los rituales – algunos lo llamarán manías previas al viaje – , con la maleta, la documentación, las despedidas… y  nervios, como si fuera la primera vez que sales de casa. Pero una vez  rumbo al aeropuerto, olvido lo que dejo atrás, me pongo en marcha, con alegría y a disfrutar de lo inesperado.

De visita por la vida, me siento un extranjero en todas partes. En Bilbao, siempre me preguntan cuándo me voy, aunque acabo de llegar, pero realmente, en ningún sitio me siento especialmente aislado.



 

 

 

martes, 20 de septiembre de 2022

Polonia- una sorpresa agradable

 


Cultura, comida y sobre todo, la gente mucho más amable de lo que yo me esperaba. Me he quedado con ganas de regresar, pero a otro ritmo, vamos, de vacaciones, sin trabajar. La estancia en Plock ha sido bastante intensa, durmiendo poco y mal. No ha sido una de las mejores elecciones de hotel, pero en fin.

 Aunque parecía que este viaje estaba encaminado a trabajar y trabajar, al final he podido ir al centro y recorrerme el casco antiguo. Una sorpresa. Me quedo con el atardecer sobre el rio, el concurrido cementerio y su historia medieval. 

En la plaza del ayuntamiento, una triste melodía lo invade todo. Un solo de trompeta, que no consigo saber de dónde viene. Me cuesta, pero al final, levantando la vista, viene de la torre del ayuntamiento.

Medio día. Función completa. Del reloj salen 2 muñecos- Vladislao y Boleslao - que reinaron de 1079 a 1138.  Años en los que Plock, fue la capital de Polonia. Yo ya me esperaba la imagen de Juan Pablo II, porque como las empanadillas, está hasta en la sopa. Sus sarcófagos - que parece que se van a caer- están en la Catedral de la Virgen de Mazovia, que está pegada al castillo que domina, desde la colonia, el muelle sobre el Vístula.

Casas con colores tranquilos, la gente de cháchara, aprovechando que aún no llueve. En el numero cinco de la calle Grodzka - la más antigua de la ciudad - nos comimos un pato asado con manzanas y remolacha frita, que creo que es el más jugoso que me he comido nunca.

De regreso a la capital para tomar el avión, unas horas de turismo. Buena señal, la bandera roja y blanca del país, no defrauda. Aunque Lewandowski está consiguiendo que cada vez se vean más los colores azulgranas. 

Palacio de la Cultura y la Ciencia 

Lo primero que veo, me recuerda al Empire State de Nueva York. Solo falta el gorila. Pero no. Es el edificio Stalin. ¡Cómo se las gastan los rusos , a la hora de rellenar la gran plaza!
A la mañana, en los subterráneos, mujeres vendiendo ropa al “menudeo”. Saliendo de los carros de la compra o en percha en las manos, tres camisas un jersey o una colección de bragas tremendas. Otra realidad. La crisis parece que está apretando y la subida de los precios, se nota en las corregidas cartas de los restaurantes.

 


Venía con la idea de un país reconstruido a lo soviet y para nada. Las tristes imágenes que se ven en distintas zonas de la ciudad no dejan lugar a duda, de lo que debió ser el gueto con su muro y la destrucción total al terminar la guerra, pero el bueno de Jan Zachwatowicz -el arquitecto que reconstruye Varsovia-  basándose en fotos y cuadros antiguos, hizo un trabajo espectacular. Da gusto pasear tranquilamente por las calles empedradas del centro de la moderna ciudad antigua.

 

        Alzamiento de Varsovia- Resistencia saliendo de las alcantarillas, con la Iglesia detras. Metafora o realidad


En la plaza Rynek Starego Miasta, siguiendo las acertadas indicaciones de Josemi , en el Bazyliszek disfrutó de una costilla con miel y nueces que son dignas de probar. Un espectáculo. Cuidado los precios no van acorde al tamaño de las raciones, dejandome en varias ocasiones mal, por no poder terminar lo que he pedido...



Para consuelo de unos y desgracia de otros, son siempre muy grandes. 



sábado, 10 de septiembre de 2022

Fort McMurray - Consejo Tribal de Athabasca

 

 “Aquí estamos, somos fuertes, somos los Mac”, - como decía la canción- seis años después del desastre más costoso de la historia de Canadá. El fuego que arrasó Fort McMurray y gran parte de Alberta.

 


Vuelta a Canada. Tierra de oportunidades para algunos y para mí, más bien, solo me trae recuerdos de épocas grises y tristes.

Revisando mi blog, yo estuve a mediados de junio y el fuego se dio por controlado, no extinguido, el 5 de Julio.

Parece que mis estancias en este “fuerte” están ligadas a momentos históricos y poco agradables. Banderas a media asta, por la muerte de la jefa del estado. como señal de respeto hacia la reina británica Isabel II. El final de una era. Ahora toca esperar a ver qué es lo que les depara con el nuevo rey. Con lo orgullosos que son, igual no están por la labor, de seguir siendo vasallos. Vete tú a saber.

Gente dura. No son de trato fácil, por lo menos en obra. Sonrisas, pero siempre con segundas. Miles de personas que dejan sus casas para venir a esta zona inhóspita, a cambio de unos salarios estratosféricos, con unas rotaciones de risa: dos semanas de trabajo una de descanso en casa. El aeropuerto de esta pequeña localidad, tiene conexiones a todas las ciudades de Canada.

Entiendo que se puede comparar con los buscadores de oro del lejano Oeste, pero del siglo XXI.  Carretas por aviones y el whisky de aquellos siglos se ha modernizado, por lo que las pruebas de drogas en las obras están a la orden del día y con perros adiestrados en busca de estupefacientes.

Fort McMurray, una ciudad en mitad de la nada, con unos precios acorde a los ríos de dinero que mueven los trabajadores, pero que, a mí, me da vergüenza la cuenta que pagamos, por un “New York Striploin” y una botella de vino del valle Okanangan de Canada en el Keg Steakhouse (10006 MacDonald Avenue Fort McMurray ). La carne buenísima y el trato muy bueno.

En mis noches de insomnio, creo ver de nuevo las luces del norte: el espectaculo de las auroras boreales. Aunque ni color con las que conseguí ver en el campamento hace muchos años. Por cierto,  sigue funcionando a la perfeccion la aplicación del telefono: "Aurora Fest" que te va indicando el % de posibilidad que tienes de ver la radiación solar, si miras al norte. 


Antes de ir al aeropuerto, parada turistica. 
Se celebra el festival cultural del Consejo Tribal de Athabasca, para promocionar la cultura indigena del Norte de Alberta. Muy interesante. 
Musica, danzas, costura -ropa para protegerse del frio-, como montar un tipi... Aunque yo me quedo con el arte culinario. Piezas de carne gigantes, sobre distintas variedades de parrillas. 


Como no podia ser de otra manera, aqui tambien hay una especie de talo. Una masa harinosa, que se coloca enrollada en una punta de palo alargado. Me falta habilidad, porque se me churrasca, pero lo importante es participar y ver como se rien del gabacho del bigote. (Parezco de Montreal de toda la vida)


domingo, 4 de septiembre de 2022

Cadiz de parrillas siguiendo al Athletic



Escapada para finalizar el verano y que mejor excusa que seguir a los colores rojiblancos. Como tantas veces programado con los allegados, esta vez sí que podemos juntarnos y bajar con "los garcirretas".

 

Parada técnica en Baños de Montemayor, rumbo hacia el sur. Los romanos sabían elegir los lugares donde hacer las parada y fonda, en sus calzadas romanas. Muy curiosas las termas. Aunque lo que más me sorprende de este pueblo en fiestas, son las casas con sus fachadas forradas de tejas. Lo mismo que vimos en la judería de Hervas. Si preguntamos a los más jóvenes del grupo se quedan con la magnífica parrillada en el jardín de Maleja Tupa. Muy buena opción. 

 

No hay que perder el objetivo, nos dirigimos a la tacita de Plata, para disfrutar del partido en buena compañía. Aunque resulte raro, no estamos todos, pero hay que irse acostumbrando. Bañito en la playa de la Caleta, ver atardecer y degustar los chicharrones.

Siguiendo las recomendaciones del dueño del bar Merodio, junto al mercado - una gran opción para disfrutar de la comida gaditana a un precio muy bueno- está vez si que subimos a la torre Tavira para cotillear desde lo alto , con el juego de lentes en la cámara oscura a todo el que andaba por la calle.

 


Otro triunfo del Athletic, 0-4 ¿Qué más se puede pedir? Todo redondo. Como nosotros, que llega a durar un poco más la escapada y tenemos que renovar el fondo de armario o pasarnos a la moda gaditana de llevar algún botón suelto. ¡Que manera de disfrutar de la comida! Da gusto verles.

 


Terminamos en Chipiona, en la cuna de la más grande, un disfrute de los apacibles atardeceres desde el faro y porque no decirlo, de la pesca. Muy curioso ver en funcionamiento los corrales milenarios ...  Con paciencia y buenas artes, esperando a que la marea haga su trabajo y acorrale a las buenas piezas para los restaurantes. Como pude leer en una pintada en un céntrico callejón : "Una inmensa pleamar forjó su historia de amor inesperada y cuando bajó la marea quedó entre sus manos el corazón de una pescaíta colombiana". Un espectáculo ver tirar las redes y rebuscar con los tridentes entre las rocas.



 En cuanto a la recomendación gastronómica, esta vez nos quedamos con las parrillas  del Repostaero , como suena sin d. Calle Doctor Tolosa Latour 7, Chipiona. En el patio bajo la parra, una Lubina a la brasa de lujo y la parrillada ibérica muy generosa. Muy buen trato, buen servicio y muy buenos precios. Repetimos . 



domingo, 14 de agosto de 2022

Burros en Omán

Largas noches escuchando el mar.  El viento silbando entre las palmeras y yo, luchando con los fantasmas, mientras realizo la cata completa de almohadas en la cama del lujoso hotel. No hay quien pegue ojo. Mal tiempo, mejor dicho, mala época para estar en Duqm.



Como cambian las playas con el mal tiempo y la poca visibilidad. Un rebaño de asnos salvajes se sorprende al verme, saliendo al trote. Por un momento, me había sentido un privilegiado delante de una manada de Oryx. El burro soy yo, pero quién sabe. Igual estaban tan desorientados como yo. No me lso imaginaba tan ágiles en estos abruptos terrenos, ni tan organizados. Todos a una. 

Cientos de pequeños peces globos varados en la playa. Por si acaso, solo los toco con las botas. Ligeros, como balones de playa. Algo ha debido pasarles, porque solo hay cadáveres de esa familia. O los jóvenes son más sensibles a los cambios de temperatura del agua que otras especies o algún vertido que les ha impactado de lleno.



Mucho curro, y mal repartido, para poco tiempo.  Se invita al burro a la boda, pero para cargarle de leña. Esto comienza a repetirse. Bastante tienen los que están aquí, como para quejarme.

Mierda, se ha ido la luz. Toda la zona a oscuras y no salta ningún generador de respaldo. ¡Menuda castaña de lujoso hotel!!!. Ni las luces de emergencia. 

Caos en los pasillos. Pocas risas y alguna blasfemia que no entiendo. Como para salir. 

En fin.

Seguro que habrá viajes mejores y mejor organizados. Mañana con suerte, si la tormenta amaina, me esperan escalas interminables hasta llegar a casa. Con ganas de retomar las interrumpidas vacaciones veraniegas.

lunes, 8 de agosto de 2022

De mar a mar, por los caminos del Cid

Temporada extraña, y con tanto vivido, que no he podido ni escribir unas líneas.


Desde el aperitivo con el mar cantábrico a la espalda, desviándonos para hacer otra etapa más del Camino del Cid en Covarrubias, pasando por el descanso de la jornada continua -como los deportistas- con la pausa para la hidratación en las azoteas de los hoteles de la capital, visita a Alcalá de Henares, la ciudad de Cervantes y de Madrid al cielo de Bayona, sin saltarnos las siete calles.

 

Muy bonito viaje, y más de una grata sorpresa a nivel cultural - Tania Blanco y su "Título Honorario de Facilitadores Bélicos" y a nivel personal, siempre es grato encontrarse con amigos fuera de Bilbao.  

 

A simple vista demasiado, sobre todo si incluimos lo laboral. Por lo que llego a las mini vacaciones agotado. Hay que organizarse mejor, para poder disfrutarlo más. Pero es difícil decir que no.

 

Catedral de Bayona


En cuanto a la recomendación gastronómica, sin dudarlo, me quedo con el menú del día – especial- del restaurante Restaurante Tiky de Covarrubias. La sopa de ajo me traslada a antiguas cenas invernales en casa y el novillo estofado, en su punto. Una gran experiencia culinaria castellana, aunque no sean platos para estos calores estivales.

 

sábado, 30 de julio de 2022

Cuartel de Baztangoiza

 

Elizondo


Tras dos años sin campamento scout por la pandemia, otra bonita escapada por el valle de Baztán, disfrutando de un paseo circular que como siempre, no conseguimos seguir las innumerables marcas. Vamos que un poco nos perdemos, pero sin problemas. Arizkun , Azpilikueta, Urrasun, Amaiur y vuelta a Arizkun. Bien bonito.

 


Intentamos mantener tradiciones culinarias, pero se nos resiste está vez el talo de Felipe en Amaiur, no conseguimos pillarlo abierto, será porque es jueves. La cena en el asador Ordoki en Arizkun, aunque sin brasa, se mantiene.

 


Antes de llegar al molino de Amaiur, un cartel “Ama Ur Garagardo Artisaua”. Al fijarnos mejor: un balón de rugby en el suelo, un barril en la puerta y un hombre tranquilo, sentado a la entrada, nos dejan claro donde reponer líquidos.


Terminamos probando todas las especialidades que tiene esta temporada. Una cata en toda regla, guiados por Antton Harispe. Un lujo, y además nos indica el camino de regreso a casa, cogiendo el camino que nace entre los dos caseríos que se ven desde la pequeña fábrica de cerveza.

 

La gorramendi – belgian dubble- es peligrosa, doy fe. Volveremos, esperemos que, para entonces, tenga algun producto de la tierra, de picoteo… por proponer, que no quede.