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martes, 29 de septiembre de 2015

Madrid - Rastro de sangre


 

 
Siguiendo el animado ambiente del mercadillo- no sé a quién se le pudo ocurrir ponerlo en cuesta- nos perdemos media mañana curioseando entre los distintos puestos, pero no llegamos a abrir el monedero hasta que llega la hora del aperitivo, a lo que estamos más acostumbrados.

Siguiendo el rastro de sangre, acabamos en el relicario del Real Monasterio de la Encarnación en busca de la sangre de San Pantaleón. Una visita guiada que merece la pena, para ver los retratos de los fundadores y personas reales, los claustros y el conjunto del convento de clausura.

Como recomendación gastronómica y sin que sirva de precedente, la empanada del vegetariano Il Piccolino della Farfalla ( Huertas, 6 cerca de Santa Ana) .
 
Aunque para el tema de la decoración , me quedo con "Bella Napoli"  en el que la pizza y el trato son inmejorables, en la calle Cava Baja.
 

sábado, 19 de septiembre de 2015

Macao - visita relampago

La imagen que nos llega de casinos, fiestas glamurosas, no están acorde con nuestro cansancio. No vamos en busca de las Vegas de Oriente. Pasamos la frontera de Zhuhai a Macau, con poco entusiasmo, simplemente con ganas de hacer algo distinto y desintoxicarnos de la comida china en busca de los aromas portugueses.

El encanto de su centro histórico, en el que se fusionan las dos culturas (el empedrado portugués y los farolillos de los templos) te atrae rápidamente. Todo es muy fácil al estar escrito en portugués y chino. Incluso de vez en cuando aparece el tercer idioma del imperialismo británico.

Con un planito que nos dan en información turística cerca de las Portas do Cerco, nos dirigimos por entre las callejuelas paseando hasta el centro. Es un paseo agradable. No merece la pena tomar un taxi, y así aprovechas para pasar por el "Mercado Vermelho" y darte cuenta que sigues completamente en China.

Nos topamos con el Templo Lin Fung, que dispone del horno crematorio muy poco disimulado, pero es curioso ver a la gente practicante en su interior, aunque no llegamos a comprender que es lo que hacen tirando las piedras delante de las figuras.

Cuanto más te acercas a las ruinas de la catedral de San Pablo -solo le queda la fachada- aumenta el numero de turistas por sus calles, lo que resulta a todas luces agobiante. Será mejor visitarlo mas calmadamente cuando descansemos entre semana.

Buscando la comida portuguesa, debemos topar con los restaurantes más caros de la zona, porque tienen demasiados premios,... acordes con los precios de la carta.
 Al final optamos por una taberna portuguesa: Catedral Café. (12 Run de San Malo) . El buen ambiente lo llevamos nosotros, porque estaba vacío y lo llenamos. Era un circulo vicioso, las croquetas de bacalao pedían vino y el vino más croquetas. Nos subimos arriba, demasiado arriba, con los caldos- hasta que confundimos a las dos hermosas filipinas que regentan el local, con alegres portuguesas-  y lo notamos en la cuenta. Pero merece la pena. 
 

Qinsong

Escapada dominical

Una vez dejado atrás los polígonos industriales de las marcas mas variopintas, el paisaje cambia rápidamente. Apenas quince minutos separan las grandes avenidas de los terrenos sin asfaltar, que me recuerdan a la selva boliviana, a la que de vez en cuando le salen cañas de bambú de gran diámetro.

Acabamos comiendo en un restaurante en mitad de una laguna artificial que utilizan como criadero. Me parece que la cadena alimenticia es un bucle cerrado. 


 
Los restos de nuestra comida sin disimulo es lanzada a los hambrientos sobrevivientes de la laguna.
Seguro que no es un sitio apto para estómagos no vacunados contra el cólera o similar, pero la ausencia de ruido, el oír llover y el relax merecen la pena.

A pesar de estos y otros datos higiénicos sin importancia, la gallina y el pescado al horno de leña, impresionantes.