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sábado, 3 de septiembre de 2016

Entre Alce y Arce…


En este viaje, muy a pesar mío, tengo que reconocer que la dislexia galopante, me hizo dudar entre el arce y alce. Como atenuante, la hora, el jet lag y  un compañero, por llamarle de alguna manera, de los que sienten la necesidad de sentarse en tu mesa para desayunar, cuando tú has elegido el rincón más apartado del hotel y no deja de hablar a las seis de la mañana. 
Su insistencia para que probara el excelente sirope de alce fue tal, que aunque pensando que sabría a una especie de Bovril, accedí para que dejara de atormentarme con sus aspavientos con cada uno de sus bocados. Cuando me trajo la tortita con el jarabe por encima y le dí el primer mordisco fue una sorpresa.
Él entre sus viajes a por más provisiones, continuaba con su disertación sobre el color y como reconocer las distintas calidades. Explicando que era tan típico de Canadá que hasta su hoja aparecía en la bandera nacional.
Ahí fue cuando me percate de la pequeña diferencia, escapándoseme una sonrisa ¾  al imaginar, al igual que el toro en la rojigualda,  el arce en el emblema canadiense.





El tiempo fresco –a la noche en torno a los 5ºC- alegrado con la lluvia intermitente de este final de verano, solamente invita a comer. Que no es un mal plan.


Por ejemplo, en Fort McMurray el tema de la carne a la parrilla lo tienen bastante logrado. Me facilita bastante la buena definición del punto de cocinado de la misma y lo homologado que está en los distintos restaurantes. Mi comanda en Canadá, sin ningún tipo de equivocación es RARE – sellada, cruda en su interior pero caliente. Si aquí pides el BLUE RARE, está fría en su interior, no siendo agradable. 

          


En Edmonton, mucho más economico, me llevaron a cenar al Hardware Grill – en la esquina de la calle 97 y la Avenida Jasper- un lugar que si puedo, repetiré pues es mi recomendación gastronómica.

Aunque no estaba dentro de la lista de aperitivos, no pude resistirme a comenzar con un Bloody Cesar (10 $) – del que ya hemos hablado en otras ocasiones.En un santiamén devoré el carpaccio de Kobe (18$), pero con lo que más disfrute fue del soberbio combinado de carnes el elk – una especie de arce Cervus Canadensis- con costilla de buey envuelto en tocino con una guarnición exquisita de calabaza-remolacha, bañada en salsa de frambuesa, acompañado de un Conundrum Red Californiano que como dice mi hermana, fue elegido de derechas al ser el único que me podía pagar, sin que tuviera remordimientos de conciencia.

                     


 Una espléndida cena.

2 comentarios:

  1. Red Californian Wine ... should be very expensive
    How much did you pay for this wine?

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    Respuestas
    1. Como para acordarme...
      Pero seguro que más caro de lo esperado

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