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jueves, 16 de diciembre de 2021

Regreso a Omán

Hace más de una docena de años que no pisaba el sultanato. 

Se puede decir ,sin miedo a equivocarme, que he estado más días de viaje que en la propia vilaya de Duqm, pero si las previsiones de este puerto franco en el centro este de Omán, se convierten en realidad y se convierte en una zona turística, pronto mejoraran las conexiones aéreas y será más fácil llegar.


Por ahora el atractivo es industrial y militar, aunque el potencial es inmenso.  La amabilidad del pueblo omaní, la capacidad de trabajo y los recursos naturales, con sus inmensas playas vírgenes, las grandes capturas en la pesca deportiva en el Mar Arábigo deben ser suficientes para ver un cambio importante en los próximos diez años. Hoy por hoy, un pueblo en expansión.




Preguntando por la visita turística imprescindible, me recomiendan el jardín de piedras. Mejor dicho, solo hay dos atracciones: las impresionantes puestas de sol desde el hotel donde me encuentro y el jardín de rocas. Así que, después de convencer a Rashid, el driver de la empresa, para que se desvié antes de ir al aeropuerto (para tomar el primer avión de las cuatro conexiones de regreso) me quedo gratamente sorprendido.


Lo ves, no hay nada. Solo piedras. – Se hace entender Rashid confirmando que no merecía la pena.


Cuando salgo del coche y me pierdo entre las piedras, le dejo con una bonita cara de sorpresa. Bonito paisaje, es alucinante lo que puede dar de si la naturaleza. Es como la roca del Teide del billete de mil pesetas, pero en una extensión de varios kilómetros cuadrados.  Rocas gigantes en equilibrios difíciles, grandes fosiles, perforaciones circulares perfectas en inmensas moles de caliza, y con imaginación ves todos los animales que se te ocurran esculpidos y alguna que otra especie de lagarto pequeño, que se me escapa antes de poder disparar la cámara. Es para volver y verlo con calma.



Ya me gustaría conocer cómo se ha podido crear este jardín. Hay zonas que parecen el fondo del mar y otras ocasionadas por el efecto de la erosión del viento.  Aunque según me dice, se descubre trás el ciclón “Gonu” del 2007.  ¡vete tú a saber!





En cuanto a la sala vip del aeropuerto de Duqm, sin palabras. Menos mal que no me dio tiempo más que a intentar servirme un vaso de agua antes de que pareciera un delincuente. Me seguirían buscando para pasar la tarjeta de crédito.  Aún les falta una pulidita, para que sea una zona turística.

viernes, 12 de noviembre de 2021

Cartagena - la sonrisa caribeña de las palanqueras

Aunque llego tocado, no me puedo permitir dejar de visitar la ciudad amurallada, donde se empiezan a notar los preparativos para la fiesta. El 11N se celebran 210 años desde que la ciudad declaró su independencia absoluta de España, constituyéndose en el primer territorio de la actual Colombia en declararse totalmente independiente, así como la segunda ciudad en América, un orgullo. Así que mejor, decido no decir mucho de donde vengo y pasar por gringo.

 


El paseo por la ciudad amurallada merece la pena, además aún no han llegado los turistas de los cruceros que llenan las estrechas calles. El covid está haciendo estragos. El colorido y la alegría de está ciudad caribeña y portuaria se mantiene. Muy amables. Además, según dicen, es la zona mas tranquila por la alta densidad de policía para proteger el turismo. Se nota mucho la diferencia, sobre todo de limpieza y ruido, con los barrios que atravesamos para ir al trabajo. Dos realidades muy cercanas y muy distintas.

 


Callejeando, van cambiando las luces y los tonos de lo colores. Es bien bonito, tras muchos dimes y diretes, porque no quiere funcionar internet, encontramos la entrada a la ciudad amurallada, para los locales la Boca del Puente y para nosotros la plaza de la Torre del Reloj, imperdible en Cartagena. Dicen que es el lugar de punto de encuentro, vamos que es donde todo el mundo queda.  Está bien el monumento- construida la torre sobre la muralla- pero esperaba un poco más al estar considerado como uno de los relojes públicos más hermoso del mundo y la plaza donde se vendía a los esclavos, un poco deslucida. Parece que la falta de turismo hace que el colorido acuda a partir del atardecer donde se ejercen otro tipo de contactos - por los carteles en contra del turismo sexual- y algún intercambio más.


 Lo que más voy a recordar: la foto típica, del que escribe con “las palenqueras” que le dan una alegría especial a la tarde, con sus trajes típicos caribeños, risas y más risas… Un bonito momento para el recuerdo, con frases de inteligencia rápida,a ritmo lento. Me sorprende gratamente su amabilidad ,… aunque yo creo que a ellas más, la propina. 



 

Como recomendación gastronómica el restaurante: El espíritu santo, en la ciudad amurallada, cerca de la catedral- calle del porvenir nº 35-60 centro (bueno, bonito y encima barato). El pez sierra frito, acompañado de arroz con coco del día y patacón. (Para los inexpertos en la comida colombiana como yo, un arroz dulce y negro que acompaña muy bien al pescado y el patacón es un plátano frito, aplanado que se baña en zumo de limón con ajo y se vuelve a freír. Simple, pero un espectáculo que no se puede dejar de probar)

 

 

Por cierto, en el albero de la antigua plaza de toros de Cartagena- una pena ya que ahora es un centro comercial- , otro espectáculo: sesión de fotos de la inimitable Shakira. Es ella, ¿no?

  




domingo, 24 de octubre de 2021

Conexión Pizarro

Visita, visita como tal, no ha sido. Más bien carrera por Perú, pero me ha abierto las ganas de volver a viajar y sobre todo, por la zona hispanoparlante.

 


 

País de contrastes. Un abismo entre la megaciudad de Lima -con sus casi 100 km de norte a sur y más de once millones de habitantes - con Talara, nuestro destino. Una pena no poder alargar el viaje unas semanas más, para disfrutar de las tierras en las que Pizarro fue asesinado hace casi quinientos años. Hace unas pocas semanas en Trujillo, en su pequeña casa familiar  y ahora aquí. Como dicen en casa: todo encaja.

 

Me ha sorprendido las playas “surferas” - las que los Beach Boys inmortalizaron en sus canciones - Malecón de Miraflores, la limpieza y amabilidad de los barrios coloniales -seguro que de ricos- de la capital. Tampoco me esperaba toparme con colibríes en el parque Kennedy o los concurridos carriles bici. 

 


En cuanto a la comida, me quedo con un restaurante tripulado por un argentino: Canta Rana. Genova 101, Barranco 15063. Una gran opción, aunque pueda verse como un despropósito en Lima. Según el conductor, el único argentino que no hace parrilla. Un argentino cevichero. Una vez superado el no tener reserva, se nota el cambio en el servicio cuando en tu mesa se sienta un habitual del local. Todo sonrisas. El mejor ceviche mixto que he tomado nunca. Suave, sabroso y sin cilantro. 

 


Para rematar el espejismo turístico, paseo por el barrio bohemio de Barranco, hasta llegar a nuestro destino: un bar con historia. Juanito desde 1937. De los de antes, donde todos se conocen. Termino con un sándwich envuelto en papel y con las instrucciones para disfrutarlo en el partido de mañana en San Mames. ¡¡¡Como huele la maleta!!!



Leche de tigre (al ají amarillo y al rocoto) del “Barra Maretazo”. Alcanfores 373, Lima 018.

sábado, 9 de octubre de 2021

Welcome to the happy Emirates

Aterrizar y menudo cambio, comparándolo con Arabia. Un poco más de una hora de vuelo y parece otro mundo. Luz, sonrisa turística, mostradores promocionando a “la viuda” y hasta personas facilitando el acceso, mientras me saludan en castellano, con su mejor sonrisa.

 

¡Menos mal! Todo fácil. - Es lo que realmente pienso. Estoy roto después de una dura semana y un viaje corto nocturno.

 

Mucho turista, por primera vez en un aeropuerto desde la dichosa pandemia, aunque bien organizado, sin colas y sin tener que presentar ningún papel en el control de accesos de inmigración. Al terminar, te regalan una tarjeta de internet con 1G, al devolverte el pasaporte.

 

En el último control de equipaje, un poco de descontrol. Mientras pienso que un poco de mano dura, no les vendría mal. Soñoliento y agotado, espero mi turno. Coloco la maleta de cabina, pero de repente, zas, aparecen corriendo un grupo de locos turistas. ¡Colándose! Entre risas y jarana, poniendo sus equipajes de mano en la cinta. 

¡Qué pereza! - Aunque por qué no decirlo, un poco de envidia. Parece que los vuelos están baratos y se vienen de fin de semana a celebrar el cumpleaños del "nota" que lleva la corona.

Con el aire de superioridad, que me da el ser casi un experto en controles, pongo mi cara de póker. No funciona y además se me cuelan por la otra banda, una familia entera. Al final todo pasa, y consigo salir del “happy” aeropuerto. 



 

El driver me dice que somos dos, y que hay que esperar al otro "paquete". Yo solo quiero volver al hotel, a continuar con mis sueños interrumpidos. Pero qué se le va a hacer. A esperar toca. Casi me rompo el cuello. Veinte minutos dándome cabezazos y grandes reflexiones sobre por qué al quedarme dormido, se me tiene que relajar la musculatura del cuello y pegarme esos sustos. ¡me despiertan una y otra vez!!!

 

Saltan las alarmas...¡Tensión ! ¡Hostia ! Comienzo a dar vueltas y no, no está. No tengo la mochila conmigo. Maleta sí, mochila no. 

 

Una breve y rápida vuelta atrás mental, para intentar recordar los pasos desde la última vez que soy consciente de tener la mochila, con todo lo imprescindible para sobrevivir y poder trabajar. Hablo con el driver y me confirma que no tiene ni idea. Le dejo la maleta y me vuelvo para la zona de salidas....

 

Welcome to the jungle.

 

Decisión y seguridad en mí mismo. No hay que dudar: si dudo, no entro. Primera puerta en dirección contraria aprovechando la salida de turistas: bien. Pero de ahí no paso. Bloqueo de los policías: es zona controlada. No se puede volver atrás. 

Explico mi caso, que me he dejado una mochila en la zona de inspección de equipaje y que vuelvo para recogerla. Sonrisa tres cuartos, pero no cuela. 

Muy amables me dicen que no me preocupe que estoy en Dubái y que vaya a la oficina de Emirates y que mandaran a alguien a buscármelo. 

 

Localizar la oficina de equipajes una vez que estás en el otro lado, no es tan facil. Unas cuantas peticiones de ayuda y al final consigo encontrarla. Distancia social, gel, control de temperatura y  tras esperar mi turno... Que lo sienten mucho.  Que no me preocupe, que si no está facturada que es asunto de objetos perdidos. 

 

Pues buscar la oficina de objetos perdidos es aún un reto más difícil. Intento seguir las indicaciones, pero tras la segunda consulta me indican que hasta la mañanita no hay nada que hacer y que mejor , para estar seguros que llame antes para no hacer el viaje en balde. Tienen que llevar los objetos encontrados y registrarlo, y suelen tardar unas 48 horas. 

 

De regreso y cabizbajo - qué voy a hacer sin ordenador, sin cargadores, sin gafas...- me dice el driver que la otra persona ya se ha ido. Así que no hay prisa. Entonces le digo que estoy jodido, ¡un error de principiante! Había pasado la maleta primero y luego, bastante después la mochila y con el lío que había y lo cansado que estaba al ver la maleta, solo tenía ojos para salir de ahí pensando en correr lo máximo posible para alcanzar lo antes posible la posición horizontal.

 

Se abre la puerta y veo a un par de policías salir, creo que uno era el mío, tocará la hora del café o del rezo. No pierdo nada si pruebo otra vez. 

 

Decisión y seguridad en mí mismo. Vuelvo a repetirme. No hay que dudar: si dudo, no entro. Primera puerta en dirección, bien. Pero segundo bloqueo efectivo de rugby e interceptado, no he podido hacer jugada. Tengo suerte con el señor del aeropuerto, no hay gente y después de contarle que necesito entrar: mi vida y el futuro de mi familia estaba en sus manos, se le ocurre la brillante idea de dejarme pasar si le doy mi pasaporte. El se fía si yo me fío. Dudas, juego de confianza y poco que perder; entrego mi documentación. Cuando me alejo y paso el control, me doy cuenta de lo que he hecho. Estoy en zona internacional sin documentación. 

Tras unos minutos interminables, como si estuviera en un centro de Ikea en dirección contraria, llego al tercer control, sudoroso y con mi tarjeta de embarque. El policía que está más atento a su teléfono que a mi cara de acojonado, me despacha con "un a mí qué me cuentas", señalizando a las chicas que manejan el escáner ...

¡Milagro! Una de ellas la tiene " controlada" y con un simple cruce de miradas. Me dice que tenga más cuidado y me la acerca. 

Un control más y salida por zona de "nada para declarar", aunque como me paren voy a tener que contar hasta la lista de los reyes Godos y los hijos del profeta. Suerte y a pasar detrás de una troupe de cuarentonas españolas, discutiendo a pleno grito con sus camisas floreadas, sobre qué hacer si no han ido a recibirlas el guía de la agencia. Soy invisible. 


Ah!! Dios mío que no está él que tenía mi pasaporte. 

¿Qué hacer? Me acerco al mostrador y veo mi pasaporte. Solo, sin custodia. No me atrevo, a esperar toca. 

Al de unos minutos interminables aparece:  sonrisas y doble alivio. Salvado, el principiante de los aeropuertos.

 

Jungla y más jungla


Motero entre Sharjah y Ajman


viernes, 1 de octubre de 2021

Regreso a Arabia Saudita

 

Viaje de recuerdos y de reencuentros.

Alguno hasta se alegra de verme, como el cocinero del campamento. Menuda ilusión le ha hecho. Cada noche me homenajeaba con una sorpresa. 

Han pasado muchos años, tres lustros en breve, desde mi primera vez en Saudí Arabia y se notan los cambios y mucho.



Ha bajado la sensación de peligro en todos los sentidos. 

Mi percepción es que están menos preocupados por la seguridad -no se ven esos nidos de ametralladoras, ni los controles de seguridad, e incluso- aunque no se salten un rezo-, también me parece que están menos estrictos en los temas religiosos. 
Como ejemplo, a la llegada, nada más aterrizar te encuentras con la eficacia de las mujeres de inmigración: rápidas al ordenador y amables o en la clínica para hacernos la PCR. 

Por cierto: ¡Un sindiós en la sala de espera! Ese despiporre de hombres y mujeres juntos era impensable en mi recuerdo. Algún día, cuando pase esto de la pandemia tendré que escribir sobre las tomas de muestras en los distintos lugares por los que estoy pasando, que dan para una entrada del blog en sí mismo.

Y se ha reducido notablemente el peligro en la carretera. La conducción se ha ralentizado, parece que se terminó por fin  “Los locos de cannonball”, al ponerse serios con los radares.


En lo referente a la gasolina, siguen quejándose del aumento del precio y eso que está a 2.18 chiflos el litro (a medio euro…), lo que les queda.

 


Una cosa que no ha cambiado es el paisaje, por el que me toca moverme.  Poco verde,  polvo, kilómetros de desierto que sólo altera su monotonía por las torres de los equipos de perforación y alguna que otra gasolinera con sorpresa.

 

Trono portatil a la derecha de la imagen







24 Safar de1443 según el calendario hijri, así que:  Feliz cumple. Te siento cerca y sé que no te pierdes una. Aún duele.


viernes, 17 de septiembre de 2021

Casco antiguo de Bakú

Después de unas noches luchando contra el sueño y unos días respirando los aires viciados de la refineria… por fin, un momento de tregua. Escapada fugaz:  callejear por la ciudad amurallada, -recién rehabilitada-, patrimonio de la humanidad. 

A pesar de los atemporales aires condicionados que están en todas las esquinas, me siento un privilegiado. Me quedo con el silencio de los balcones de madera, ventanas cerradas y las calles con vida. Un bonito contraste.



Paseo atento, aunque sin rumbo fijo, entre callejuelas y como no, eligiendo siempre la más estrecha, (por si hay que volver pitando) hasta toparme de bruces con las puertas  cerradas, de la parte trasera del austero palacio de los Shirvanshahs. 


Un poco desorientado, porque lo que esperaba era encontrar los puntos de descanso de las caravanas (kervansarays) que en teoría están en el casco amurallado. Habrá que dejarlo para otra ocasión. Por lo que entiendo a una lugareña, el acceso es por el otro lado, pero he llegado tarde, a las seis cierran. Al acercarme para fisgonear, no tienen ningún reparo en ir abriéndome camino para que pase por taquilla.

-       ¡Por lo menos uno! – Es lo que parece que dicen las sonrientes mujeres.

Viendo las fotos antiguas, es curioso el cambio dado en los últimos años tras la rehabilitación. Sacando a relucir las capas de historia, bajo las paredes encaladas.

La sala del trono, pequeña. Nada equiparable al poder que debería tener el Shah, -el gran mecenas de poetas-, por lo que me imagino que el acceso seria muy restringido y con poca distancia social. Prima la mezquita y el panteón, aunque lo más curioso son los sótanos, unas criptas donde vivían los sirvientes y la gran zona de baños que aún está sin rehabilitar. Para la siguiente fase, coincidiendo con la siguiente subida del gas. Todo llegará.



Bajando por la calle junto a la muralla, -no hace falta volver por el mismo sitio-, me percato de lo bien integrado que está el conjunto historico con las torres futuristas. Mi curiosidad, me lleva a la poblada zona de restaurantes, donde están a la caza de los pocos turistas. 

Adiós al silencio. Demasiada interacción, intentando captar mi atención en casi todos los idiomas, para que entre en sus vacíos restaurantes. Da un poco de pena, pero prefiero salir a zonas tranquilas.

Recomendación gastronómica: “Az Sayagi Bozartma” jarrete de cordero picante con verduras, muy bueno en el restaurante Firuze  (T.Alitarbeyov st.14 Fontain square). Se me saltan las lagrimas y algo más. 


Tengo que reconocer, lo siento, -no volverá a pasar -, que he estado dudando y casi pongo la cuajada enrollada en calabacin a la parrilla, Muy bueno, pero alguno igual se asusta y  piensa que yo también estoy en el lado oscuro del veganismo…

 


 



lunes, 6 de septiembre de 2021

De Mazagon a Extremadura

 La luz y las gambas siguen siendo las mismas, dejan huella. Recuerdos marcados a fuego en el cerebro que es difícil dejar de añorar. Bajar al sur, aunque la Señora Dolores no se acuerde de nosotros, nos trae muchas anécdotas de los años en los que empezaban nuestros vástagos ,las andanzas por la vida. 

Sala de velas de la Ermita del Rocio 

 

Un viaje de recuentros con playas desiertas, tascas, calles sin aceras, la otra cara de los campos de fresas y muchas historias que se agolpan - casi tres años de nuestra familia - mientras saboreamos los cucuruchos de churros en los desayunos del Paris, entre la gente ruda que saludan al día con su manguara, -la palomita de anís con agua-, como la gente del pueblo que fuimos.  Costumbres que se van perdiendo,

Subir a la sierra, comprar los botos del Valverde del Camino y pasar por Jabugo, sin parar porque las calles estrechas nos juegan una mala pasada. No todo va a ser perfecto.  Y continuar por la ruta de la plata para disfrutar de una noche de ensueño en Trujillo.

Aunque sea imposible según las mesoneras de la plaza, comienza a llover mientras degustamos las primeras migas extremeñas, bajo la atenta mirada del conquistador del Perú. Un gran tipo Pizarro, aunque según nos cuentan, el grande era el que le acompañaba: Diego Garcia, un gigante de dos metros que le llamaban el Sansón Extremeño. Nosotros nos alojamos en el Palacio de Santa Marta, la casa de un capitán de la época, con una piscina entre los tejados del centro histórico muy recomendable.



La comarca de la Vera, nos sorprende gratamente además de por sus pimientos y las plantaciones de tabaco por el muy bonito y restaurado monasterio de Yuste, donde termino sus últimos días el gran emperador Carlos V, muy cerca de Cuacos de Yuste.

Pero lo que mas nos gusta son los paisajes de la Sierra de Gredos y si eres de Bilbao centro, no te puedes perder un baño reparador en la poza del trabuquete.

Bajando al Trabuquete

– Meteros rápido que no aguanto. – Se gritan entre los hermanos indecisos , antes del salto a lo bomba a las gélidas aguas.

Unos cinco kilómetros saliendo de Guijo de Santa Barbara y tomando lo que parece una vía romana por lo bien empedrada que está el antiguo camino de Castilla. Es la zona donde nació Viriato, él mismo que les canto las cuarenta a los romanos.



La recomendación gastronómica difícil, pero si hay que quedarse con un solo sitio seria el Mesón Nino  (en Av. Fuentepiña, 21130 Mazagón), muy buenas las cigalas  y el entrecot de vaca retinta.  . Aunque lo que mas nos sorprende es el económico y generosos arroz al Nino, un arroz caldoso con choco y gambas que quita el sentido. Volveremos.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Aquitaine à la mode

Volvemos a coincidir en las no fiestas de Bayona, corridas de toros, cuadrillas cantando al inspector Gachet sin que ella se entere y poco más. Cada una viste como quiere. 


Bonita ciudad para callejear, perderte y pecar en el desayuno con los croissants, para mantener los vicios franceses de la inspectora. Por cierto, repetimos y ampliamos la colección en La Boutique du Béret, a este paso nos quedamos sin colores, ...



Recién pasado el COVID, se quedan nuestros vástagos mayores en casa, ... Al no tener aún el certificado de haber pasado la enfermedad ni de estar vacunados, no disponen del salvoconducto para pasar la frontera. Aunque realmente no se controla.

Por eso en La Trattoria des Arceaux solo estamos tres y se lían con la comanda sacando raciones dobles, menuda comilona...


Biarritz en búsqueda de lo que es lo verdaderamente importante...a favor los vientos, las estrellas y el mar. ¡Que elegancia!

Aunque este año han limitado las noches en la gran playa. De once a seis, solo para los ilegales.



Como recomendación gastronómica, nos quedamos con la taberna frente al río Nive, Chai Beñat, (18 Quai Augustin Chaho 64100 Bayonne). Un gran pequeño descubrimiento, por lo que volveré a degustar su generosa y extraordinaria ración de mejillones con patatas (Moules a la plancha).





lunes, 5 de julio de 2021

Benicàssim

Después de la interrupción por la pandemia, se mantiene como parte del ADN de la familia, la escapada veraniega a Benicàssim. No tiene precio, la cara de Jon el “pincha discos “entendiendo la letra de lo que suena por su ipad. Puedo privarme de ir a Paris y nunca más ver un streaptease, puedo privarme de los caprichos del corazón… pero nadie le quita sus vacaciones en Castellón. 



 Tres días bien exprimidos, que dan para casi todo: ganar al mus, largos paseos matinales por playas desiertas, bañitos en mares templados, chiringuitos, desayunos en el jardín del hotel, grandes comidas, partidos de la Eurocopa y alguna que otra cena. Una gran etapa de la vida que esperemos se mantenga por muchos años, porque significa que continuamos yendo de vacaciones juntos. 
Lo que tengo que tachar del repertorio vacacional, porque mientras escribo estas líneas aun me duele el trasero, es el Aquarama su salto del diablo. Menos mal que la atracción estrella estaba en mantenimiento, sino me desmonto y me sacan en camilla. 




 En cuanto a la paella la del Restaurante La Llar sigue siendo espectacular, está vez fue una valenciana, con unos caracoles muy sabrosos, pero la recomendación gastronómica se la lleva Villa Sofia, (Carrer la Corte, 27, 12560 Benicàssim ) me sorprende gratamente la Lubina entera en adobo y la tarta de queso. Pedir mesas en el interior, ya que son como tres ambientes (Restaurante / terraza y chiringuito).

domingo, 13 de junio de 2021

Segovia

Tras un par de noches caminando entre sus callejuelas, se entiende fácilmente por qué es una ciudad patrimonio de la humanidad. Cientos de monumentos centenarios y rodeado de un cinturón verde que te hace olvidar que estás a escasos minutos del centro de una capital de provincia.



 

Desde que era niño, no había vuelto. Las mismas sensaciones al toparme con el acueducto de nuevo, igual de impresionante.  Me parece increíble que casi dos mil años después, continúe de pie -colocando simplemente piedra sobre piedra-, esta obra maestra de la ingeniería romana.

Es una suerte, o más bien un milagro, que después del paso de tantas culturas, guerras y disputas, ningún cafre haya tenido la brillante idea de volarlo para fastidiar a la población o simplemente de reutilizar las piedras, para la construcción de algún otro monumento.

 


Aunque si me tengo que quedar con un lugar con " fuerza" (por su sencillez y orden, además de por tener unas vistas impresionantes bajo el Alcázar) me quedo con la Iglesia de la Vera Cruz, de la Orden de Malta, con su planta dodecagonal, similar a la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. 

Por la doble escalera central subes a una sala, donde los caballeros velaban las armas. Después de la subida a la torre de la catedral, con sus numerosas escaleras, yo andaba un poco rezagado y reservando fuerzas, por lo que solo vi la cara de desconcierto de los primeros.  Debe ser un espectáculo encontrarte en la mesa del altar, en el centro de la sala redonda, a una mujer tumbada y en trance, o igual simplemente muerta de vergüenza por ser descubierta. No me quiero imaginar lo que pensarían de ella los Grandes Maestres de la orden. Los que aparecen en la capilla donde se guardaba la reliquia de la Vera Cruz.

 

Atardecer desde la terraza del Hotel Don Felipe

En cuanto al tema culinario, hemos comido muy bien, pero voy a recomendar dos lugares que se separan un poco de lo esperable, aunque para decir verdad, tuvimos tiempo para todo y también fuimos.

En primer lugar, el "Restaurante El Riscal", en Carbonero el Mayor, donde volví a recordar el sabor del tuétano, disfrutamos de buena carne de buey y conocí el famoso ponche segoviano. Una bomba calórica que me transporta a la navidad y a su mazapán.  

Para compensar el bolsillo, el "Alma Nostra" en la calle los Zuloagas 1. Lo que necesita la chavalería: raciones generosas, alegría y cervecita fría … Sartén de huevos con verduritas, hamburguesa para unos y para otros, las croquetas de jamón y la ración “combo” de pollo. Gracias a Dios, nos avisó la camarera de que estábamos pidiendo mucho y nos puso media ración. No pudimos terminarla.


martes, 8 de junio de 2021

Doble ll : Estella y Tafalla

 



 

Para uno que va por la vida con txapela y bigote, era importante acudir al museo del Carlismo en Estella, donde queda claro que no sólo usaban boinas rojas como la Ertzaintza, sino también blancas y azules. 

Lo que no deja lugar a dudas el museo es que, a los Reyes para mantener la línea de sucesión, no les importa mucho cambiar las leyes. La actual línea al trono de España tiene bastantes lagunas. Yo soy más de reinstaurar la ley Sálica y que sea Felipe Juan Froilán de Todos Los Santos, el primero en la línea de sucesión. Podría ser un buen experimento.

 

La visita por la ciudad, con Iñaki -el guía de turismo- merece la pena , 10€ y tienes la posibilidad de ver  la columna torsada en el jardín central del claustro románico de la iglesia de San Pedro de la Rúa. Aunque lo que más me llama la atención es que solo tiene medio claustro.  La otra mitad fue sepultada bajo los escombros, al volar uno de los dos castillos que lo rodeaban. Un mal cálculo de las tropas castellanas, en el siglo XVI parece que sobraba explosivo, durante la conquista de Navarra.

 


En cuanto a la gastronomía, el CoVID ha hecho estragos. La cara de desilusión al ver que donde habíamos reservado -el restaurante Navarra - se había reconvertido en hamburguesería para peregrinos y que por la hora no teníamos muchas más opciones de cenar, no tiene precio. Divertido ver a las aves de paso, buscando las verduras de temporada en la carta digital y terminando con la hamburguesa en el plato. Pero para ser fiel a la verdad, la comida buena y el jardín muy agradable.

 

Para comer bien de verdad, hay que ir a Tafalla a media hora de Estella al Tubal, como nos recomendó la tía Puy, nos lanzamos al menú degustación de verduras de primavera. Un espectáculo.

 


En la plaza de los fueros apuntad dos pastelerías, Torres: dónde son irresistibles las Rocas del Puy y las alpargatas un hojaldre relleno de pasta de almendra en la pastelería Angela, que las calientas un poquito para desayunar.... Hay que tener cuidado con el subidón de azúcar que marean.

viernes, 21 de mayo de 2021

Una de libertad madrileña

 


Antes de que nos corten el gas, se programa una visita relámpago a la capital del reino. Siempre hay que buscar una excusa para disfrutar. A pesar de  no tener la pulsera que dice libertad, se nota la diferencia. Hay menos presión para obligar al cumplimiento de las normas de la pandemia. y el buen tiempo ayuda a despejar la cabeza, olvidándonos un poco del día a día.




Un buen plan y en buena compañía: Paseo, unas cañas por el barrio de las letras y luego una buena cena en Lavapiés. Simple pero eficaz.

La elección, como siempre, de mano de “la compañía”:  La Burlona. (Calle de Santa Isabel 40) muy recomendable. Un pequeño y moderno restaurante en el que el cocinero va por libre. Te atrapan las mezclas que hace y que en boca te sorprenden gratamente. 

Si hay que elegir, me quedo con los mejillones con la salsa de callos y torreznos. Seguramente por ser el primero de los platos. El resto estaban geniales: la fideuá de boletus con foie asado, los tacos mexicanos de oreja y calamares, … Estamos desacostumbrados y no pudimos terminar con la costilla. Unos flojos. 


viernes, 16 de abril de 2021

Bakú connection

Como no podía ser de otra manera - y más en estos tiempos de pandemía, en los que otra vez Bilbao está confinado perimetralmente - he llegado (al igual que lo hizo Stalin, Nobel y hasta el mismísimo James Bond) a esta maravillosa ciudad por motivos laborales, aunque el viaje ha sido una experiencia culinaria. 



Sorprendente mezcla: 
 Meter en la batidora los recuerdos de anteriores viajes por Europa, Oriente y la Unión Soviética y el resultado es la capital de Azerbaiyán. 




La metrópoli más limpia que he visto nunca. 
Grandes avenidas, edificios modernos junto a los de la época, carreras caóticas de coches salvados por las bocinas al límite del contacto y cámaras por todas partes. 
Se respira un lujo forzado por parte de sus dirigentes, ya que no se siente en sus habitantes. Es difícil describirlo. Los edificios modernos se integran con los antiguos de la época soviética, pero no casan con las gorras de plato de alguno de los uniformados, ni con las amables personas con ropa gris y caras marcadas por las condiciones climáticas. 

Se nota que en Bakú todos tienen instrucciones de facilitar la vida a los extranjeros.
Ciudad muy tranquila, fácil y para moverse lo mejor en los taxis -muy baratos- que se manejan con la aplicación “bolt” del teléfono.
Flames Tower - visibles de todas partes


En cuanto a la recomendación gastronómica, difícil, muy difícil. He ido con un experto en leerse las interminables cartas de los restaurantes. Ni un fallo y siempre bien maridado, catando los diferentes estilos, lo que me ha llevado a pasar más de una noche dando vueltas, porque aunque me lo proponía, no podía dejar comida en el plato. 

 Como hay que elegir, he dudado en recomendar el esturión a la plancha, pero al final me quedo con quzu qolu ləvəngisi, una pierna de cordero rellena de una masa de pimiento, cebolla, ajo, nueces y ciruelas del Restaurante Sahil (Seaside Boulevard, 34) junto al mar Caspio. Es un restaurante de los que el camarero te dobla y pone la servilleta encima de las piernas. Hay que avisar con antelación, para que te lo preparen, pero es un lujo. Me transportaba a los grandes banquetes de la época romana. 


 Espero que no sea un espejismo y sí una pequeña vuelta a la antigua normalidad.