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sábado, 30 de julio de 2022

Cuartel de Baztangoiza

 

Elizondo


Tras dos años sin campamento scout por la pandemia, otra bonita escapada por el valle de Baztán, disfrutando de un paseo circular que como siempre, no conseguimos seguir las innumerables marcas. Vamos que un poco nos perdemos, pero sin problemas. Arizkun , Azpilikueta, Urrasun, Amaiur y vuelta a Arizkun. Bien bonito.

 


Intentamos mantener tradiciones culinarias, pero se nos resiste está vez el talo de Felipe en Amaiur, no conseguimos pillarlo abierto, será porque es jueves. La cena en el asador Ordoki en Arizkun, aunque sin brasa, se mantiene.

 


Antes de llegar al molino de Amaiur, un cartel “Ama Ur Garagardo Artisaua”. Al fijarnos mejor: un balón de rugby en el suelo, un barril en la puerta y un hombre tranquilo, sentado a la entrada, nos dejan claro donde reponer líquidos.


Terminamos probando todas las especialidades que tiene esta temporada. Una cata en toda regla, guiados por Antton Harispe. Un lujo, y además nos indica el camino de regreso a casa, cogiendo el camino que nace entre los dos caseríos que se ven desde la pequeña fábrica de cerveza.

 

La gorramendi – belgian dubble- es peligrosa, doy fe. Volveremos, esperemos que, para entonces, tenga algun producto de la tierra, de picoteo… por proponer, que no quede.


miércoles, 27 de julio de 2022

Jimena de la Frontera

 

Hay que cumplir la palabra dada, por lo que tomo fuerzas para recorrer los 40 km que me separan del trabajo al objetivo propuesto. Bastante más tráfico de lo esperado y algún que otro susto al cruzarme con los camiones abarrotados de corcho. Es fácil deducir que estamos en el parque natural de los alcornocales.

 


Al ver el castillo en lo alto, dándole los últimos rayos de la tarde y el pueblo blanco que parece que se derrama por el monte, me alegro de haber venido a Jimena, de la que tanto he oído hablar por lo que creo que ya he estado aquí antes. 

Al ver el ayuntamiento sin plaza, enfrente de la casa familiar, me hago idea de lo que me espera… Sufrir las peripecias con el coche de alquiler, entre las estrechas cuestas.

 


Las chicharras me recuerdan dónde estoy y en qué época. Los sonidos son de antiguos veranos. Cuando me acerco, como era de esperar se callan. Las cigarras no quieren nada conmigo.  

  


Ver atardecer, mientras recorro la calzada que me lleva a lo alto del Castillo un privilegio. Sin duda, mejor andando.  Si vuelvo, aparco antes del último tramo.

 


Un bonito paseo entre el cementerio, en lo alto, y la torre del homenaje, pasando por los aljibes, te llevan a una época de batallas y guerreros.  Algunos, según la placa conmemorativa del cementerio, no tan lejanos en el tiempo. No me olvido de seguir las instrucciones y cerrar la puerta, para que descansen.

 


Muy a mi pesar, no tengo tiempo para cumplir con las recomendaciones gastronómicas, no me da la vida, pero lo apunto para futuras visitas. En Jimena restaurante El Cuenca, volveré, porque los martes, como me habian avisado, está cerrado. 

Aunque para dar un poco de envidia a uno que se yo, no dejo la oportunidad de tomarme media ración de chicharrón. El fiambre que habíamos probado en nuestra anterior a visita a Cádiz capital, que según me dicen no es una parte del cerdo, sino que se hace triturando distintas partes de cerdo ibérico condimentadas que luego se prensa, y se corta en frio, como el embutido. ¡Gran invento!

 

 

 

domingo, 17 de julio de 2022

Con Gertrudis en Cartagena

Clima duro, con tardes rotas por las tormentas eléctricas. 

No tiene que ser facil criarse por este lado del mundo. Como siempre, disfrutando y dando gracias a la vida por la suerte que he tenido  y  sobre todo, de nacer donde he nacido.  

Las colas impresionantes del aeropuerto internacional El Dorado no amedrentan a los foráneos del norte. Casi dos horas para pasar el control de pasaportes. No parece una buena forma de potenciar el turismo.



Encuentro Cartagena cambiada. Diferente a mis anteriores visitas. Una ciudad volcada hacia los americanos. Aún así, no pierde el encanto. Solo hay que esquivarlos. La arquitectura colonial del centro amurallado, las buganvillas atravesando libres las calles y pasear por el barrio extramuros de Getsemani con sus flores y pintadas en las paredes, te aleja de la marabunta de gringos que conquista la ciudad a toque de tour guiado.


Momento divertido en la plaza de Santo Domingo, con la gorda Gertrudis, que regaló Botero a la ciudad. Para mí, la esencia del Caribe. Es más que un símbolo de la ciudad.  Feliz, fuerte y orgullosa de como es. La pobre, tiene su hermoso culo y las tetas desgastadas, debido al mito de que sí se tocan se tendrá éxito en el matrimonio y si le agarras las posaderas, pues… no me he enterado muy bien, pero algo bueno pasa o que aseguras un pronto regreso a la ciudad.



En cuanto a la recomendación gastronómica: "Donde Olano", en la Calle Santo Domingo #33-81. 

Buen ambiente, relajado, sin malear.  Una mesa de bohemios, que por la confianza parecen asiduos, comiendo langosta, y nosotros. Comida espectacular y la persona que nos sirve, muy profesional. 

Los champiñones rellenos de ricotta, flotando en una crema de maíz, de premio y el robalo a la plancha, con arroz de coco y verduras, una delicia. Si puedo, vuelvo.

viernes, 8 de julio de 2022

Paseo marítimo de Benicàssim!

 Según dice la matriarca del clan, este será su último verano en Benicàssim. El final de una etapa, que cada vez se le hace más larga y que solo disfruta realmente cuando coincide con sus niños. ¿Quién sabe lo que nos deparará la vida el próximo año?



Por ahora, seguimos disfrutando en familia, de los largos paseos, baños en las aguas templadas del mediterráneo, aperitivos de lujo, partidas de mus, carreras de karts y grandes comidas. Grandes charlas en el agua, sobre las antiguas civilizaciones que han disfrutado de este tranquilo mar.  Fenicios, griegos, cartagineses y romano aportando su “sales” a este parte del mundo.

Aún nos estamos preguntando ¿por qué amarilla? Solo los profesionales socorristas lo sabrán. 



 Poco más se puede pedir. Nos hemos reído bastante. Familias, cuarta edad, rodeadas de adolescentes. Difícil que se me olvide la frase de una abuela riéndose sonoramente cuando ve a unas chicas con sus minúsculos trajes de baño.

-          ¡Si parecen pollinos! Con sus blancos cuartos traseros, brincando por la playa.

En cuanto a la recomendación gastronómica, vuelve a triunfar el restaurante Villa Sofia. El ambiente interior es muy agradable y el menú, difícil que se nos olvide. De entrantes:  berenjena a la llama con burrata, cebolleta encurtida y pesto -irrenunciables-, alitas deshuesadas, langostino crujiente con espuma de soja, dados de dorada adobada y pulpo crujiente. De plato, fideuá a la marinera y para los valientes, la tarta de queso. Deseando poder volver otro año, tremendo homenaje.

 

Berenjena a la Llama, Burratina Fresca y Anchoas 

Para no cambiar las tradiciones- aunque siempre hace un tiempo maravilloso, un día tormenta, y nos cae la del pulpo.