Según dice la matriarca del clan, este será su último verano en Benicàssim. El final de una etapa, que cada vez se le hace más larga y que solo disfruta realmente cuando coincide con sus niños. ¿Quién sabe lo que nos deparará la vida el próximo año?
Por ahora, seguimos disfrutando en familia, de los largos
paseos, baños en las aguas templadas del mediterráneo, aperitivos de lujo, partidas
de mus, carreras de karts y grandes comidas. Grandes charlas en el agua, sobre
las antiguas civilizaciones que han disfrutado de este tranquilo mar. Fenicios, griegos, cartagineses y romano
aportando su “sales” a este parte del mundo.
Aún nos estamos preguntando ¿por qué amarilla? Solo los
profesionales socorristas lo sabrán. |
Poco más se puede
pedir. Nos hemos reído bastante. Familias, cuarta edad, rodeadas de
adolescentes. Difícil que se me olvide la frase de una abuela riéndose sonoramente
cuando ve a unas chicas con sus minúsculos trajes de baño.
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¡Si parecen pollinos! Con sus blancos cuartos traseros,
brincando por la playa.
En cuanto a la recomendación gastronómica, vuelve a triunfar
el restaurante Villa Sofia. El ambiente interior es muy agradable y el menú, difícil
que se nos olvide. De entrantes: berenjena
a la llama con burrata, cebolleta encurtida y pesto -irrenunciables-, alitas deshuesadas, langostino crujiente con espuma
de soja, dados de dorada adobada y pulpo crujiente. De plato, fideuá a la
marinera y para los valientes, la tarta de queso. Deseando poder volver otro
año, tremendo homenaje.
Berenjena a la Llama, Burratina Fresca y Anchoas |
Para no cambiar las tradiciones- aunque siempre hace un
tiempo maravilloso, un día tormenta, y nos cae la del pulpo.
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