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viernes, 18 de mayo de 2018

Ramadán Mubarak, en Madinat Zayed

 El año 2018 está marcado como el año de Zayed, conmemorando el centenario del nacimiento del fundador de los Emiratos Arabes Unidos, el Jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan.

Y que mejor sitio para comenzar el Ramadán que en Madinat Zayed, fundada por el mismísimo Jeque en 1968.  Una pequeña localidad en el mapa, pero la más importante en la región, que vive de los campos de gas. Y como mi campamento está completo me ha tocado alojarme en ella, con lo que acarrea alargar el tiempo de transporte.

De esta contrariedad, no me voy de vacío, siempre se saca algo bueno. He podido dar unos bonitos paseos y tomar un poco el pulso a la ciudad. Poco a poco se van animando las calles, a medida que la gente empieza a salir y acumularse en los jardines, a las sombras de las mezquitas o donde puedan, para esperar la caída del sol.

Es un espectáculo, el estruendo del cañón avisando que es la hora de romper el ayuno, las llamadas de los muecines a la oración, las carreteras desiertas. Después se hace el silencio. Parece que soy el único que no se ha ido a comer. Todo vacío, sin ruido. Un poco alarmante. Es una sensación como de hecatombe. ¡Tanto silencio en el centro de una ciudad! Dan ganas de estar contigo para compartirlo, o al menos ver a alguien para cruzar unas miradas. Pero el estremecimiento dura poco. Me gusta.  Al de media hora, de regreso buscando donde cenar, va desapareciendo la tranquilidad. Retorna el jolgorio a la calle y la hiperactividad.


La vida a la luz de la pequeña luna.