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miércoles, 29 de abril de 2020

Una de transición N & N


Por fin una noche de siete horas ininterrumpidas. Un buen regalo de aniversario. Lo echaba de menos. Hoy me he tomado un pequeño rato para mí, para parar y disfrutar de la escritura.

Con  las barbas de Iparragirre - que serían la envida del bueno de Charlton en los Diez Mandamientos- parece que hemos llegado a la cima del confinamiento, resignados y acostumbrándonos poco a poco.

Salir el fin de semana y escuchar a dos niños gritando y saltando, colgados de la mano de su padre, ha sido como un sopapo, para palpar realidad.  Hemos tardado más de cuarenta días y lo que nos queda de Estado de Alarma.

Aún tenemos aguante para rato. Aunque pensándolo mejor, después de comprobar que hay mucho “Covidiota”, habrá que racionar el aguante, para todas “las fases” -que han dicho que debemos superar- para poder llegar, a ir de potes con la cuadrilla. La normalidad. Como les gusta jugar con las palabras, vuelta a la “nueva normalidad”. No sé lo cree, ni él que ha inventado el nombre. Además si lo piensas, son palabras que no maridan mucho: Nueva – Normalidad. 
¡Dios nos proteja en esta nueva transición!




En cuanta a las comidas, seguimos mejorando. Buscamos alternativas para saciar nuestra gula.
¡Que bien cocinan en casa! Menos mal que nos seguimos jugando los postres a los dados, si no terminaríamos rodando.

domingo, 12 de abril de 2020

Nos han hecho la Pascua



¡Vive! No todos pueden decir lo mismo. Disfrutando de la Pascua y del primer mes en casa, aunque sean cuatro semanas de cuarentena. Día de la patria para unos y de reivindicaciones para otros, pero todos en casa. Algunos más, algunos menos.


En la calle, la falta de circulación, de movimiento, de vida,  hace que se escuchen sonidos antes inimaginables en Bilbao: el resonar de la apertura de una lata de cerveza desde un tejado, una ventana que se abre o un saludo de balcón a balcón,  mientras te desplazas con prisa, para hacer la compra. Como siempre, lo mejor, ir de frente, repitiéndote que no estás haciendo nada malo:
            Ya que las pequeñas tiendas abren, será por algo.- El último empujón, mientras bajo las escaleras del portal.  
En la calle, intentando saludar a todos los policías que me encuentro en mí camino. La sonrisa mientras tiro del carro de la compra, el mejor salvoconducto.
Nos han hecho la Pascua. Sensaciones extrañas, como si estuvieras haciendo algo que no se puede, prohibido. La ilusión de llevar el periódico y algo más. Sobre todo eso.

Algunos más, algunos menos. Gente con prisa, protegida como si estuviera en un quirófano, con sus mascarillas, guantes y pantallas faciales. Cambiándose de acera, para no coincidir contigo. Se les está yendo la pinza.
En el otro bando, los que ya no aguantan más, los que te buscan, intentando salir de la soledad y  encontrar algo de calma. Seguro que si has salido, sabes de quien te hablo, los que se acercan a preguntarte por la última noticia, lo que sea,  mientras se espera en la cola de la frutería y se despiden con un golpe en el hombro como si la edad y el haber vivido tiempos peores, fuera su mejor coraza.  



En cuanto a las comidas, seguimos mejorando. La recomendación desde la última entrada seria la menestra de verduras,  a la antigua usanza siguiendo recetas de la cocina de la Nicolasa.  Libros de cocina de la Jesusa, olvidados porque para los tiempos actuales son imposibles, aunque ahora todo es posible. Algunos más, algunos menos.

Los postres, nos los jugamos, la diosa fortuna decide quien tendrá remordimientos. Sacando la bolsa de dados,  como en las meriendas de antaño, en las que  Aita se inventaba lo que fuera para pasar las tardes lluviosas de los domingos, en el comedor del octavo. A algunos les han hecho la  Pascua. Algunos comen más, algunos menos.