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domingo, 31 de julio de 2016

Pau, escapada real



El objetivo es claro: quitarnos de la cabeza al bueno de Caronte, y para ello no hay mejor receta que descansar, comer bien y beber mejor.


Me dejo llevar hasta Pau, capital real con vistas a los Pirineos. Misteriosa la amabilidad por parte de los vecinos del otro lado de la muga. ‎ No coincide con el estereotipo que tengo de los gabachos en mi cabeza. Buenas palabras, esfuerzos por hacerse entender y sonrisas. Igual es que están volviendo a sus orígenes o es que ya peinamos canas.



Al principio receloso, entre tanto devoto. Me imagino que todos de paso previo a su visita a la milagrosa Lourdes. Si están de regreso, solo puede significar que tienen poca fe.





Comenzamos visitando - a la carrera- el castillo del mujeriego, cazador y buen padre de familia. Sí, aunque parezca mentira, así lo describe el guía del château desde la sala de los cien cubiertos, al  bueno de Enrique IV, rey de Francia.  Con un poco de paciencia, algún día otro guía -a cambio de algunas monedas -, en alguna lejana capital de cualquier otro reino dirá lo mismo de cualquier otro monarca... aunque no haya tenido como este, por cuna: un caparazón de una inmensa tortuga y como bautizo el ritual de ser frotado con ajo los labios y saborear unas gotas de vino blanco de Jurançon.
La ciudad retiene los aires de grandeza de épocas pasadas.




En cuanto al mercado, me decepciona un poco, ya que esperaba más, bastante más. Aunque el queso que compramos a la aldeana, en el mercado de proximidad es muy sabroso - además de bastante más económico que en la parte “ de los puestos oficiales"-  pero... ni sombra de las boinas anunciadas en los panfletos de turismo.





La recomendación gastronómica no es fácil, tres aciertos en distintas versiones:


La Creperie du Chateau Chez Maman ( 6 Rue du Chateau), -no fue una sorpresa porque estábamos bien recomendados desde Bilbao-‎ riquísima la ensalada con pato caliente y la crep salada con huevo, jamón queso y piperrada. 
Las delicadas tapas y la buena atención en la moderna terraza de Les Contrebandiers (12 rue Gachet). No perderse la boudin noir (una extraña morcilla), una delicia acompañada de un tinto con fuerza: Mas de Jon  (Pic St Loup)



Y en el exquisito restaurante Lou Esberit (8 rue Adoue), el pied de cochon, un brazo de cerdo deshuesado que me recuerda a las manos de ministro. Un lujo los platos del Joven Nicolas Lormeau. Me alegro de tener la suerte de haberlos catado.




miércoles, 13 de julio de 2016

Desde Biarritz hasta Benicassim



El viaje en familia desde Biarritz hasta Benicassim es un regreso al pasado, canciones, bocadillos y… sin aire acondicionado, toda una experiencia.  El ruido por las ventanillas bajadas, es ensordecedor.

¡Como nos hemos acostumbrado a las insonorizaciones de los vehículos!  Por no decir cómo nos hemos podido olvidado del moreno tipo camionero.

 





La vida de los socorristas en una y otra población costera, son a todas luces incomparables. Desde la hiperactividad de unos, hasta llegar al aburrimiento de los otros.


 

Las dos recomendaciones gastronomicas- que se que le gusta a mi madre- , son del mismo tipo:  La Trattoria, Des Arceaux- 20 Av Eduard VII 64200, las pizzas al horno de leña riquísimas y regadas con un tinto de la casa, nos recuerdan a nuestro paso por Italia. En cuanto a la Pizzeri di Filippo, Avda. Ferrandis Salvador, 126, muy buena elección, un trato agradable con raciones muy generosas