Las aves de esta
Isla no deben ser muy listas. – Dice el encargado con toda la gracia que le permite
su boca seca, mirando como intentaba posarse un pájaro en la entrada del atraque,
mientras nos organizaba la salida en el carguero.
Si yo tuviera alas… No esperaría a acostumbrarme, y elegiría
cualquier otro islote de este pequeño archipiélago paradisiaco, en medio de
formaciones de corales. Durante esta semana, he tenido la suerte de ver a una
especie de águila, saliendo con un pez tan grande que a duras penas conseguía
mantenerse en el aire, de lo que pesaba la pieza cobrada. Pena de que las cámaras
de fotos continúen prohibidas. Si fuera ave, me iría tranquilo, al siguiente
islote. A veces hay que arriesgar.
El intenso viaje en chopper de la ida, escudriñando el horizonte a vista de pájaro para no perder ningún detalle, comparado con el largo viaje de regreso en barco, hace entender fácilmente por qué la compañía paga la diferencia. Demasiadas horas. Dan para pensar mucho, por ejemplo sobre qué es lo que desearías pedir para la familia y hasta para escribir estas líneas.