Un viaje en el tiempo, intenso. Desde los romanos que fundaron “Corduba “, ha llovido mucho…Para nosotros tampoco ha sido en un pestañear, ni mucho menos, como nos dijo Susana, la guía, en la plaza de las “Tendillas”, empapados bajo el chaparrón. Al “Gran Capitan”, el tiempo se lo marcan por soleares, con el reloj flamenco, aunque a media noche, el duende parece que se ha ido a dormir.
De camino al museo de Julio Romero de Torres, donde queríamos ver a “La Chiquita Piconera” -más desafiante que triste-, nos topamos de chiripa con la Taberna Sociedad Plateros (San Francisco 6 junto a Plaza del Potro) de 1872. Se nota el cariño y el orgullo con el que nos explican las vivencias de decenas de años. Finos, partidas de dominó y muchas comidas con sobremesa. Las fotos de las paredes lo atestiguan, por ejemplo, en el rincón donde se reunía el califa comunista. Bastante más que un asiduo cliente.
No puedo
dejar de nombrar a la “Taberna Burlaero” -en andalú- , protegidos por los
caldos de la benemérita, entre tanto toro. La encontramos callejeando por la
judería, intentando librar los azucaques sin salida. Grandes momentos,
esquivando a los camareros subiendo los menús, por la concurrida escalera al primer
piso,
Sin
olvidar, la alegre y concurrida “Taberna Guzmán”, con el olor de la Alhóndiga de
toda la vida y sus maravillosos carteles de las corridas de los años 20, con
alegres mujeres y parroquianos de toda la vida. Algunas prueban su primer
finito. Un lujo.
Noche
del Patrimonio- una suerte, con micro conciertos por distintas partes del casco
antiguo. Como no podría ser de otra manera, terminamos entrando en la mezquita
catedral.
La
visita nocturna amplía las sensaciones. ¡Viva los romanos!!! Alguien tuvo que
trabajar, ya que es claro que tanto los árabes, como los cristianos reciclaron
bastante, por lo que es difícil ver entre las mil doscientas columnas, varias
iguales.
Manuela
muy maja, acierta de lleno con las cantidades y con “el tardeo “que debe ser
una tradición en los viajes de este grupo. En la ribera del Guadalquivir, en el
“Vo-raz de Julio”, donde terminamos bailando al son de las canciones de los noventa.
Pero esa es otra historia del grupo, en el que los que no están, son nombrados.
Se les siente cerca.
Se oían campanas, o qué pasaba en la plaza del gran capitán?
ResponderEliminarNosotros al menos, no oimos nada y eso que estabamos atentos, esperando para salir danzando por soleares...
EliminarMuy buena narración,comparto todo lo escrito
ResponderEliminarMuchas gracias, gasolina para el motor.
EliminarTambién muy recomendable la taberna la viuda con sus croquetas de jamón y caldo de carne y el potaje de la viuda estupendamente servidos por Manuel
ResponderEliminarMaimonides, sigue en sus 13!!!
ResponderEliminarVolveré porque le toque el pie en lugar de la barba para no quedarme sin pelo
ResponderEliminarSusana nos metió un par de goles…una aberración!!!
Lo de Averroes no es cierto?
Eliminarviene del latín aberratio (desvío, acción y efecto de salirse del camino)
Eliminarab +errar