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sábado, 9 de septiembre de 2023

Vuelta a empezar- Varsovia

 

Menos mal que hay rutinas que tranquilizan antes de iniciar un viaje. Casi sin pensar, como un autómata, sigo los pasos previos a la partida. Temo que se me va a hacer duro volver a la realidad y separarme de los seres queridos. No temo al trabajo duro, pero cada vez me da más pereza las compañías.

En el taxi que me recoge de madrugada para emprender mi viaje a Polonia, solo pido que sea sin sobresaltos y con pocas aventuras, … Ya en el aeropuerto, me olvido de todo. No me da ni tiempo.  La vorágine se apodera de mí, el trabajo pendiente y comienzo a rodar con la inseparable maleta de cabina.  Demasiadas cosas para tan poco plazo, menos mal que hay rutinas y tranquilizan.

 

 


Al final de la semana, muy intensa, unas horas para pasear por Varsovia. Intentando ir al museo del alzamiento, que según internet cerraba a las ocho, me lo cierran en las narices a las seis menos cinco - una pena- , pero gracias a ello, descubro una ciudad moderna y dinámica. Una bonita sorpresa.

 

 


Visita relámpago al mercado Hala Mirowska. Mujeres cansadas vendiendo a la puerta, unos pocos hongos, flores y unas pocas verduras contrastan con los puestos extremadamente ordenados de productos frescos ...

¡Mira que he visitado mercados por distintas partes del mundo, pero nunca he visto una “exposición” de huevos! Todos tan homogéneos, limpios y ordenados. Tiene que ser difícil elegir.

 

 


Recomendación gastronómica, en la ciudad antigua en la plaza Rynek Starego Miasta, vuelvo, al restaurante Bazyliszek protegidos por la atenta espada de la Sirenita del escudo de la ciudad y controlado por el dragón de la entrada. 



Otra vez, a pesar de que estaba advertido por las previas visitas, pido demasiado. Una alegría para el cuerpo. Para la espera, que es corta, nos sacan unos panes con unas salsa agria muy agradable, luego comenzamos con un entrante ligero pero muy grande , un exquisito carpacho de salmón con alcaparra y de plato principal , un crep gigante  - Placek po zbojnicku z lesnymi grzbybami i surowkami o similar- relleno de setas espectacular . Lo que me recomienda la alegre camarera, que practica su castellano, bajo sus medias blancas, enseñando las rodillas.



Una auténtica carga de profundidad para el estómago.  Tras la reprimenda y cachondeo por no poder terminar con el plato, invitación de la casa a una copita de natillas y a un wisniowka, un digestivo de cereza, que debe ser típico de la ciudad y no podemos irnos sin catarlo.

Menos mal que hay paseo de vuelta, al final según el teléfono casi la veintena de kilómetros,  llego al Hotel reventado, pero satisfecho, volvemos a estar “de visita por el mundo “. 






Preparándome mentalmente para un trimestre de final de año que promete estar cargado de millas y muchas experiencias. 

 Animado. Como he leido recientemente:“Que muchas sean las mañanas de verano en que llegues -¡con qué placer y alegría!- a puertos nunca vistos antes "

 

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