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domingo, 23 de febrero de 2014

Tampico- reconociendo la Capsaicina

Sudores incontrolados, el cuero cabelludo, las narices, los ojos…todo gotea. El Quemazón en la boca. Pero qué me está pasando ¿Es el cólera? No, para eso ya estoy vacunado, gracias a mi hermano que me envía las alertas sanitarias de todo el mundo.


                 

Poco a poco, mi guía culinario por cantinas y restaurantes de Tampico, ha conseguido que  deguste el picante,   hasta conseguir que sea una mezcla de ardor insoportable y placentero. En más de alguna ocasión, estoy seguro de que me descubre nuevos locales, para ver hasta donde soy capaz.



En el restaurante Catalinos (Ramos Arizpe-esquina Honduras-  n*1110  Col Vicente guerrero Ciudad Madero TAM), comenzamos con unas jaibas al natural, que nos entretuvieron una rato, pero cuando nos llego  el filete de negrilla con camarones enchiplotados, veo que sin probarlos pedía la salsa picante y la esparcía alegremente por el plato.

-          Pero… Si ya está picante, ¿para qué le pones más salsa?- Le pregunto

-          No le pongas. – Contesta, con una mirada de lastima, como pensando que nunca podrá explicar el secreto a un “gallego”

Me mira de reojo, pensando que voy a dejarlo. Continúo sudando, secándome con la servilleta de papel. Otro trago de mi victoria. Más tortitas.  El picante, se acumula en mi cuerpo. Al final se termina, y realmente, creo que me gusto, aunque no repetiría.

-          No te rajaste, wey!

Con cara de asomo, veo que él ha dejado la mitad de su plato, sin probar y que llama a la camarera

-          Por favor, ponga los míos para llevar, que no hay quien se los coma- Comenta mi cuate

-          Ya se lo advertí, cuando no estaba su compañero, que eran realmente endiablados.- Me mira con lastima la camarera, mientras me acerca un platillo con queso para que deje de gastarle las servilletas.



En el restaurante El Gran Pipian -Emilio Carranza 313-AZ/C tampico Tam - como representación de la comida Huazteka disfrute de una empipianadas con pollo asado, aguacate y frijoles. Es una salsa de color verde, con pipas de calabaza, epazote y chile. Realmente agradable.

                             

Otro de los sitios imprescindibles, son las tortas de la barda. Hay por toda la ciudad, pero me llevaron a La Yoya, en la calle la aduana, que deben ser las originarias. Se llaman así, porque se hacían junto al muro- la barda- que separaba el tren, el muelle y  la aduana. Era lo que comían los trabajadores. Algo ligero, por lo que solo se abre un lado del pan, para que no se caigan los ingredientes (tocino, carne deshebrada de res, todo tipo de quesos, frijoles..)

 

Al estar cerca del mercado, se me ocurrió, insensatamente, pedir que me lo enseñaran, ya que para conocer una ciudad, lo mejor es visitar su mercado. Puf. No digo más, que luego todo se sabe. Compre la virgen de Guadalupe y seguramente, por eso no paso nada.

                               

 

Espectacular el tuétano a la brasa. El nombre del restaurante, ni me acuerdo, pero me trajo a mi memoria los tebeos de Erase una vez el Hombre, con el canijo relamiéndose, con el dedo dentro del hueso.



El Restaurante la tripa,  La especialidad son unos ostiones a “la diablo”, son unas ostras con queso fundido y picante, deliciosas, porque el picante se mata rápidamente con el queso, pero es una ruleta rusa. Mientras esperamos a que nos traigan un sabrosísimo sargo posteado, comiéndonos un “vuelve a la vida” que es una especie de ceviche muy picante, del cielo- ya que el techo es de paja- nos caen proteínas con patitas.

 



Y no puedo terminar estas visita culinaria, sin recomendar el restaurante “el muelle”, el huatape de camarón y jaiba- una sopa de pescado espesa picante- deliciosa y el Robalo a la parrilla en salsa Huazteka, indescriptible. Pruébenlo y les aseguro que volverán a pedir pan para untar. Es un pecado dejar esa salsa.



 

domingo, 2 de febrero de 2014

Volgogrado en Invierno

El Volga congelado da otro aire a Estallingrado, hasta las banderas rojas conmemorativas de la gran batalla, resaltan mucho más sobre el blanco de la nieve. La máxima del jueves,-24* C. Temperaturas bajas para lo que se espera en Volgogrado. Los locales sienten la misma sensación térmica y eso, creas que no, agrada. "Mal de muchos, consuelo de tontos". Da gustó ver a los armarios rusos pegando saltitos y buscando abrigo.

 


El control policial ha aumentado notablemente, tanto en los aeropuertos como paseando en grupos por la calle ( con máscaras antiguas y bien armados), pero por lo demás no se nota a simple vista la presión por las olimpiadas. 
 
                                         


Hoy a la mañana, un par de señores, se me han acercado ofreciéndome algo que entendí que era propaganda. Amablemente he rechazado el panfleto que me entregaban. Por los aspavientos que hacían entiendo que la ofensa ha debido ser grande. Agitaban brazos y levantaban la voz y creo que la gente miraba. Ni idea, yo con mi " yanipanimayu" y sonrisa 3/4. Hasta qué no he cogido la hoja que me daban, no se han calmado, por lo poco que entiendo debe ser alguna celebración homenaje que coincide con el día de hoy sobre la batalla de Leningrado . Habrá que mirar que pasó el 2 de febrero de 1943.
                                      


Para tomar una copa y picar algo gran bulebard cafe. Bien decorado, vistas alucinantes y tienen tónica para el "vod-tronic" aunque me miren raro al mezclarlo.