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domingo, 29 de diciembre de 2019

Paris retro



Grandes avenidas, que no trasmiten. Pequeños bulevares iluminados de Navidad. Mendicidad infantil y aún así, reconstruyendo Notre Dame y  las manifestaciones son por las pensiones. Pues sí, la escapada invernal ha vuelto a ser París, que a pesar de todo, nunca defrauda.


Un gigante de ciudad, que se colapsa rápidamente, por lo que la gran experiencia, ha sido el “viaje retro” en sidecar al Sacré Coeur en lo alto de Montmartre, saludando a los guiris como estrellas de cine de los años cincuenta, entre lo que fueron los talleres de Rodin o Picasso. Grande Julien, delante de la casa de Dalida, cantando todo el repertorio, ya que no caíamos quien era. Al final terminamos los tres cantando el mítico “bésame mucho”. Será difícil que nos olvidemos mutuamente.

Franceses amables con sus restaurantes plagados de chinos. Inconcebible. Solo justificable por los altos precios de cualquier local con "aire francés", solo al alcance de un selecto turismo, que en lugar de disfrutar de la comida, se dedica a inmortalizar el momento, entre retoque y retoque para salir guapas, en las innumerables fotos. 
La recomendación gastronómica -que debe estar en todas las guías asiáticas - es el pato del Le petit marché (9 rue de Béarn) , donde para poder sentarte, levantan la mesa y te hacen pasar a tu asiento. El siguiente paso al banco corrido de las cerveceras, todo llegará.



Pero la mejor relación calidad precio, la encontramos en un bonito Italiano, el Visconti, en mitad de la Madeleine. (4. Rue de L´Arcade)

domingo, 15 de diciembre de 2019

CCPC Como cambia la percepción del clima


Según el Centro Nacional de Meteorología previsión de fuertes lluvias. En paralelo la policía envía una campaña indiscriminada anunciando la emergencia meteorológica a todos los que estamos conectados a la red de telefonía móvil en Abu Dhabi. Pues sí, un poco hay que reconocer que sí que acongoja.


Distintas percepciones para un cambio climático. Si tienen que montar todo esto cada vez que llueve en Bilbao, tendrían que duplicar el presupuesto municipal. Al final un sirimiri tontorrón, que refresca y hace más agradables las temperaturas. Veintiocho grados de máxima y una mínima de veintidós. 
Quién diría que estamos en pleno diciembre y ya han comenzado a llegar las esperadas felicitaciones navideñas.
Aquí está todo iluminado, pero son los ecos de las celebraciones del 39 aniversario de la unificación de los Emiratos.



En cuanto a la recomendación gastronómica, me sorprende muy gratamente el desayuno del hotel Sofitel Abu Dhabi Corniche y no podéis dudar de que en eso, sí que soy un experto en la materia.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Thanksgiving day


Disfrutando del día de acción de gracias en Kuwait. Siempre hay algo por lo que estar agradecido. En este tipo de países, las comparaciones son odiosas. Estamos en el lado bueno de la balanza.
Me viene a la mente otras épocas. La hora de Bill Cosby enseñando al torpe de Theo como trinchar el pavo. Lo veíamos como algo lejano, al igual que la jodida fiesta de Halloween que parece que lleva toda la vida metida en nuestras vidas. Como la odio. 
Como va todo de rápido, igual algún hijo majara comienza con la tradición y terminamos reuniéndonos algún día alrededor de un reseco pavo. Espero no verlo.
Bueno, hay que tener mente positiva. Una jamada es una jamada. Tengo que buscar ese episodio para comprobar si es tan divertido como recuerdo o no tiene ni puñetera gracia.


Seguro que el origen es una adaptación de alguna fiesta pagana por las cosechas, que luego adoptaron las distintas religiones para dar gracias a Dios por los dones recibidos o por ser el pueblo elegido. Siempre hay que dar las gracias. Aunque no creo que tengan el coraje hoy en día, en recordarles a los indios primigenios, la que liaron por ayudar a los primeros colonos, en lugar de dejarles morir de hambre.
Les salió cara la celebración de la primera cosecha. Como el bufete del hotel, menuda subida de precio.



martes, 12 de noviembre de 2019

¡Eh, que esto no se abre!


Madrid, Menos mal que tengo más de dos horas de escala.

Grandes colas. Desesperación. En los aeropuertos es siempre muy importante elegir y elegir bien. No ponerte donde te arrastra la marea. El vagón de tren donde montarse o la cola de control de seguridad, puede marcar la diferencia entre perder o no un vuelo.

Largas filas para salir del país. El aeropuerto colapsado. Cuando por fin consigo ver a los que bloquean, no parece un acto organizado por independentistas, ni veganos ni anima-listas, ...Tienen que estar luchando por la mejora de nuestras pensiones.

¡Esto no se abre! – El grito de guerra. Unos cien jubilados son capaces, ellos solos, de provocar retrasos y hasta cancelaciones.

En la zona de control de pasaportes: guerra contra la tecnología. Ancianos enfadados enfrentándose a un escaner ocular. La marca España por los suelos.  
Han vuelto loco al sistema de identificación. Los dos ayudantes en las máquinas de control de documentación, no dan abasto. 
A la desesperada, les dicen que es más rápido con el DNI que con el pasaporte.  
Al unísono se ponen a rebuscar entre sus pertenencias de mano. En lugar de facilitar y agilizar el proceso, empeora. Bolsas y bolsos inmensos repletos de carteras, monederos y bolsitos. Es el resumen del caos.

La llegada del siguiente tren a la terminal, acerca la hecatombe. 
Se va perdiendo la calma entre los que llegan -acumulándose en la escalera- y los que están viendo el motivo del tapón, que pierden la paciencia después de  intentar colaborar con los pobres que les toca lidiar con el problema.

Al final, alguien toma el mando. Desbloquea el sistema, apertura de puertas, volviendo a la comprobación telemática de cada pasaporte a la antigua: por personas, por la policía de aduanas.

Los que han diseñado el sistema, ya sabían que necesitarían ayudantes, pero no tenían previsto, lo que parece un viaje del IMSERSO a Sudamérica.  



miércoles, 23 de octubre de 2019

Seguir las recomendaciones




-Vaya jaleo han montado - pienso en el aeropuerto de camino a Argelia , sin poder evitar de dejar de ver, las noticias por internet. 
Todo extremos y mensajes cortos. Todo organizado, hasta acortar el nombre: proceso soberanista de Cataluña. Ni al que asó la manteca, se le ocurre en mitad de una campaña electoral, dar la sentencia del “proces”. 
Unas cuantas horas de espera en Argel, para coger el vuelo interno, dan para mucho, sobre todo comiendo en garitos tan entrañables. Por seguir las recomendaciones - o lo que entiendo al camarero con mi buen francés- termino con un bollo relleno de casquería. Me imagino que lo que no comprendí bien, era el termino higadillos y mollejas. Un cambio de texturas o alguno aún se está riendo, pero lo que no sabia es que yo, como de todo.

El vuelo movido. Me he acordado bastante del bocadillo. En un par de ocasiones ha intentado volver a salir.  Los que viajamos solos, solamente nos agarramos a los asientos y esperamos que pasen lo antes posible las fuertes turbulencias.
Los vuelos a la tarde con las corrientes de aire y las tormentas es lo que provocan en los pequeños aviones de hélice. He visto a los hombres haciéndose los valientes bajo risas nerviosas. Mujeres llorando y gritando, y una sangrando por no hacer caso a las recomendaciones básicas sobre el uso del cinturón. En estos viejos aparatos, la tapicería no se resiente, lo que han tenido que vivir no está escrito. 
Es una alegría pisar tierra firme, aunque sea anocheciendo y utilizando el túnel del tiempo. 


miércoles, 9 de octubre de 2019

Florencia



Gran escapada otoñal. 



Ciudad de museos por excelencia. 
Dante, Miguel Ángel, Los Uffizi, los Medici... no tenían mal gusto.  
Cuando cae la noche y las hordas de turistas desaparecen, es el momento más agradable para “ fare il giro”. China tiene que estar sufriendo despoblación. El centro está tomado, así como todo lo recomendado en las guías. Hasta en San Miniato, que es en teoría un “oasis de paz”, parece que regalan algo.




Lo mejor de la ciudad, los caldos y la comida, aunque no hemos acertado siempre, como nos tenia mal acostumbrado Italia.
Auténtico autocontrol. Ganas de abalanzarme contra los comensales. Hay acciones que me descolocan, -gracias a Dios esto significa que puede haber una oportunidad de que sobreviva nuestro estilo de vida- chinos dejando en las bandejas, la carne recién salida de de los chuletones sangrantes y botellas de Chianti repletas encima de las mesas.

El bar que más nos ha gustado: la casa del vino, en Via dell´Ariento, cerca del mercado central. Pequeña antigua bodega, oculta trás los puestos de cuero y bufandas. Con buen tinto y ricos los tartufinos (pincho de trufa)
Aunque el que más encanto tenía era la tasca “el Cucciolo “ con tabernero con solera y saber estar.



El chuleton merece la pena probarlo. Muy bien hecho, aunque en Florencia son tan modestos que lo llaman “bistecca”. Nosotros lo degustamos en el caffé italiano (Via Isola delle Stinche 11). Muy buena opción. Aunque el resto de platos que probamos, nos defraudan por el escaso tamaño de la ración y el poco sabor. Vamos que la recomendación es clara: tinto, chuleta y ensalada. Es de los pocos restaurantes donde no nos cobran el cubierto:
        ¿Por qué no sumarán el precio a los platos? -. A más de una, de la buena compañía, le enerva.

Frase para el recuerdo, si te ofrecen agua en un restaurante: ¡Fare ruggine! 



Vistas desde la terraza del Hotel Villani-  tejados centrales y el tiempo aguanta.



sábado, 28 de septiembre de 2019

Ocaso en Argelia

El otoño ya llegó o mejor dicho, lo siento como si me alcanzó de pleno. Estación difícil, anunciando el adiós al verano, recordando que los días se acortan y que el frío invierno nos espera. 

Me han insinuado que igual - solo igual- es momento de cumplir promesas y puede que esté próxima la ascensión en familia a cimas comprometidas hace tiempo. Deseando ver nuestros bosques con su paleta de colores, intensos y suaves a la vez. Ilusionado, el tiempo lo dirá.



Aquí, en el desierto, la misma gama de tonos. Pocos cambios, aunque por fin parece que comenzamos a ver el final después de cinco largos años. Es cierto, que “el clima” comienza a suavizarse pero aún es el inicio y no han llegado los ambientes agradables.
Aunque las noches ya son bastante más soportables, todos los días sobrepasamos los cuarenta grados con creces.
 Un viaje duro e intenso. Mucho trabajo.

Hasta Caronte, el malhumorado barquero, ha tenido trabajo.  
He perdido a uno de mis pocos lectores. Uno de los buenos. De los que se reía y gozaba con mis historias. 
Como me contaba en uno de sus últimos mensajes, se alegraba con cada entrada en este blog, porque según él, podía ver mi alma
- Ese jodido sobrino por dónde está, va, vive… ríe y crea… siempre feliz con sus comiditas y aguas puras….
Una relación cercana, llevada en epístolas a miles de kilómetros. Aunque tengo que confesar, que no siempre le entendía. Ahora, desde ahi arriba y en buena compañia, lo tendrá más facil para seguirme en mis visitas por el mundo.



Cuando vas perdiendo a los seres que quieres, te hacen comprender que cada día es un regalo y hay que aprender a disfrutarlo.


martes, 10 de septiembre de 2019

Tranquilo Kuwait en Septiembre



Gran cambio y no sólo de horario. 
Semana de grandes contrastes, con una buena carga de trabajo: viendo los bonitos amaneceres, bien entrada la jornada, esperando a que caiga la noche, con su tímida bajada de temperaturas, para reanudar la tarea.


En un país donde es noticia de periódico que alguien se ha atrevido a robar una “play station” de un café...Ciertamente no se puede respira ningún tipo de peligro, a pesar que según dice el "Arab TIMES" no estamos en el mejor país para los expatriados


Como casi siempre -hay tiempo para todo- la recomendación gastronómica: Restaurante Mughal Mahal , el acceso no es muy prometedor, pero mejora el local claramente al entrar ( subiendo a la segunda planta). Delicioso el pollo al curry, pero me quedo con el Lamb Rogan Josh. Unos tacos de oveja –porque el bicho, hacía tiempo que dejó su juventud y dejo de ser cordero - en salsa, que empujado con el pan de ajo, está que quita el sentido. 


Grandes placeres. Pena la ausencia de vino tinto.


viernes, 6 de septiembre de 2019

Galicia, volveremos


Una carambola, buscando el buen tiempo y la buena compañía. Un viaje precioso que se quedará para siempre en nuestra memoria: risas, sabores y grandes toques para el recuerdo.

Un recorrido de lujo con paisajes impresionantes, custodiados por carreteras infernales, que te hacen ver lo dura que ha tenido que ser la vida en esta zona hasta hace muy pocos años. Una buena opción para rodar el coche y para templar los nervios.

 

Muchas buenas vivencias para ampliar la historia familiar de las tardes de invierno,... como la risas que nos echamos, cuando después de llegar a Chantada, a un pazo perdido de la mano de Dios, en lugar de la esperada señora con un apretado pañuelo negro en la cabeza, nos recibió Lavin. Un amable artista cubano, tarareando la música que surgía de sus grandes y modernos cascos, advirtiéndonos que para cenar lo más “duro” que tienen son los huevos fritos porque han quitado la carne de la carta. Si es que los veganos están ganándonos la partida.

 

Recomendaciones:

Como ciudad, me quedo con Pontevedra. Un casco antiguo muy bien cuidado, que dan ganas de pasear, junto al peligroso Valle Inclán que perdió el brazo en una palea tras una tertulia literaria.

Como paisaje, el mirador de Triguás que nos recomendó la amable chocolatera que regentaba el museo en Teimende, para poder disfrutar en todo su explendor del Cañon del Sil, con una de las imágenes más bonitas del “A Ribeira Sacra”


Como monumento, el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, que se oculta entre unos bosques de castaños enormes y magníficos robles.

Como actividad, adicional al billar, el paseo por la ría desde O Grove, para visitar las bateas mejilloneras (donde también se cultivan las ostras y vieiras), mucho mejor de lo esperado mientras hacíamos la cola esperando a que llegara el catamarán. Donde merendamos a todo lujo, más mejillones de los que nos imaginamos que pudiésemos comer.


Y en cuanto a la comida, la recomendación para mi es clara, las zamburiñas. No encontramos los grandes chollos, pero disfrutamos de todos los placeres de la gastronomía aunque las filloas, siguen siendo mejores las que tiene en el recuerdo Jontxu de la abuela adoptiva por parte gallega. Esperemos que nos legue la receta.

viernes, 16 de agosto de 2019

Cambiaras de molinero pero no de ladrón



La visita anual por Cantabria nos lleva a conocer el parque natural de las marismas de Santoña.
Concretamente al molino de mareas de Santa Olaja, reconstruido hace más de quince años, respetando su estructura original, para tener una idea de cómo se hacía en el siglo XVII. Después de la baja mar, comienza el ruido constante, al abrir las compuertas , usando la fuerza del mar estancado para mover las grandes ruedas del molino.




Interesante el hincapié sobre lo picaros que eran los molineros....Sacándose un sobre sueldo en la molienda y disfrutando de los placeres mundanos mientras se esperaba a que el grano se convirtiese en harina. 

Según cuenta, hasta el molino llegaban los barcos con la pleamar, para facilitar el transporte de carga entre los puertos de la zona. 

Una zona preciosa recuperada ya que según cuenta la guía, sobrina del último molinero, al dejarse de utiliza el embalse se convirtió en un vertedero hasta unirse el molino con la montaña.

En cuanto a la comida, disfruto de mi primer cachopo en el restaurante "El embrujo " en El Barrio de la Maza , en Meruelo. A pesar del gigantesco tamaño, conseguimos dejar los platos vacíos, saliendo contentos y tarareando la mítica canción de Rosendo: ¡Prometo estarte agradecido!

sábado, 10 de agosto de 2019

The Founder's Memorial


Un clásico del verano, las carreras de obstáculos por los aeropuertos. Esta vez por culpa de los retrasos de la infalible Lufthansa. Esquivando "turistas perdidos" haciendo de sus incontroladas maletas auténticas barricadas en mitad de los pasillos.
Hasta las grandes compañías cometen errores, que me obligan a esforzarme al máximo, para no verme varado en tierra de nadie. Para el que esté familiarizado con el aeropuerto, sabe que es un auténtico record tardar 10´ entre la apertura de puertas y estar dentro de la siguiente conexión en Múnich, (cambio de terminal con trenecito y control de pasaportes incluido). 
Como existan radares en los pasillos…me llegará la multa a casa, por exceso de velocidad.

En Abu Dabi, me esperaban todos los trámites burocráticos para conseguir entrar en las zonas restringidas donde trabajan los del Oil & Gas, así que tengo que pasar unos días antes en la ciudad antes de poder entrar de lleno en las arenas del desierto.
Las pruebas médicas cada vez son más exigentes y extrañas. Ya no se limitan a comprobar que no tenemos todo tipo de enfermedades venéreas, sino que además nos hacen correr en una cinta, para ver si nos infartamos. Me tendrían que medir a pleno esfuerzo, como en los aeropuertos.

Los paseos al atardecer, sin rumbo fijo por las calles semi-vacías por el calor, son una bonita y sudorosa experiencia, aunque se repite cada noche el mismo final: llegar empapado al hotel y teniendo que hacer un cambio completo de ropa.

Como visita especial, muy interesante el monumento conmemorativo al padre fundador del país.  Visualmente es un espectáculo ver que las estrellas colgantes del pórtico, forman una constelación que es la esfinge del Jeque, Sheikh Zayed bin Sultan Al Nahyan.

Cuando ya estaba todo emocionado por lo visto accidentalmente como parte de uno de mis aleatorios paseos, entré en el edificio de las exposiciones y una amable guía se acercó por si estaba interesado en una visita guiada. 

Una gozada, escucharle y entender lo que representa el memorial.  El trabajo de años de preparación que hay detrás, lo que me hace apreciarlo mucho más y sobre todo el trabajo del arquitecto en su conjunto.
·       La relación entre el desierto y la vida del Sultan. Los canales de irrigación tradicionales “aflaj”, los arboles importantes y sus utilidades. Las dunas, la importancia de la mujer, la familia, el firmamento.
·        La forma de construirlo desde lo que llama los “sólidos platónicos” que son cinco poliedros que representan los cinco elementos de la naturaleza. Es dificilísimo que utilizando solo cinco tipos de piezas de distintos tamaños, colgados de más de mil cables de unos 30 metros de largo, consigan crear el retrato flotando del sultán en 3D.


Pero a medida pasaban los minutos, la visita nocturna se le hacía más cuesta arriba a la pobre chica. No sabía que yo estaba entrenado. Una humedad del 59% y 38ºC. Yo a lo mío, traguito de agua, y toallita de buen algodón del hotel, que empapa bien, para que el sudor no me impida ver. Un profesional.
Ella ya no sabía qué hacer con el “chador”. Se  quitaba y ponía el pañuelo cada cinco minutos para poder ventilarse y retirarse el sudor que le chorreaba por la frente. Al final, a pesar de que andaba yo bastante interesado en las explicaciones, dejé de hacerle preguntas. Casi se me deshidrata la pobre.

Cuando me ofreció la visita guiada, no creo que se imaginase que fuera aceptarla gustoso y que aguantase todo el recorrido. Hace falta estar muy "interesado" para estar casi una hora expuesto a estas condiciones climáticas. Un golpe de suerte para uno y casi un golpe de calor para la guía.  Muy profesional y gratis.

NOTA- Estoy de celebración escribiendo estas lineas desde el aeropuerto. He acortado el viaje, y adelantado el vuelo de regreso a casa.  Mañana es la fiesta del sacrificio, la que en Argelia llamaban Eid El Kebir. Una pena perderme la experiencia del "Eid al-Adha" en Abu Dabi, pero hay que continuar con el veraneo.

lunes, 29 de julio de 2019

Extasis en Pirineos

Subida a Larrun desde Sara, volver a las experiencias del pasado. Una bonita subida con llegada a una cima concurrida y edificada.
Al ser gente de barra, encontramos nuestro sitio. Vacío , fresquito y en buena compañía con los hermanos Navarros, en la Venta "Udako Etxea"


La perfección en Ainhoa. Un hotel con encanto y con un restaurante de lujo. Rozando la perfección.
Argi Eder




En la zona del Baztan, disfrutamos como enanos buscando los restos megalíticos, emulando al bueno de Plinio, que hace 2000 años ya se interesaba por ellos en estas mismas montañas.

A la mayoría de ellos hay que ponerles imaginación, porque son cúmulos con helechos encima. Menos mal que los monumentos están identificados con una señal, para no pasárnoslos de largo. 




Saliendo desde el collado de Otsondo, bonitas y fáciles excursiones. Haciendo cimas que siempre motiva e ilusiona.  Muy bonitas vistas, con montes sobre las nubes. Como curiosidad el Antsestegi tiene el buzón -en forma de hacha- con el nombre mal indicado. Nadie es perfecto y es que hace veinte años tampoco había tanto GPS ni tanta maquinita.



A la tarde repitiendo, como "gorilas en la niebla", conseguimos con ayuda de la tecnología, -para que os hagáis una idea de la pobre visibilidad-  encontrar los inmensos túneles excavados bajo la cima del Lizartzu.
Estás construcciones forman parte de la línea defensiva del Pirineo de la segunda Guerra Mundial. Es curioso ver, que lo que antes era importante defender, ahora ha quedado abandonado dejando como testigos los numerosos bunkers y almacenes repartidos por todos los cordales con pasos fronterizos. Ahora los temores están en otras fronteras y en otros mares.

Mantenemos tradiciones. Si no recuerdo mal, creo que fue en el 2014. Así que después de cinco años se puede decir que ya están arraigados los lugares de culto gastronómico en nuestra familia. La cena en el asador Ordoki en Arizkun y la comida en Amaiur. Aunque el bueno de Felipe con sus magníficos talos solo recuerde a la rubia.
Yo como siempre, camuflado. Si es que paso desapercibido en cualquier ambiente.

Buenos días, para el recuerdo. En buena compañía, gracias a la excusa del reencuentro en el campamento. 



viernes, 19 de julio de 2019

Sudores en los aeropuertos



Este viaje, no se me olvidara tan pronto.

Llegar fue una carrera, retrasos en Bilbao, enlaces cortos en Franckfurt, controles y más carreras de fondo por los aeropuertos, pero al final, otra vez lo conseguí y aunque sudoroso – a chorros como fuente de manantial- llegue a mi destino de Argel, aterrizando por primera vez en la nueva terminal del aeropuerto internacional. Es otra forma de entrar en el país: Gran Cambio.

Tras una noche muy corta, vuelta a la realidad, a la terminal de vuelos nacionales. Es lo que tiene, el cambio se hace poco a poco y controlado. A la llegada a Adrar más cambios, debido a los piquetes informativos que cortan el acceso:  otro vuelo adicional para sobrepasarlo. Un bimotor pequeño, similar a los bolivianos ¡Que recuerdos!


Antes del despegue un reto, ahora lo llamarían una prueba de estrés: el avión en pista, al sol y sin aire.  Los veinte asientos ocupados, todos dentro, yo en la puerta – abierta, menos mal- esperando autorización o que el aparato se refresque. Distintas versiones pero la realidad es que no despegamos. Al final se monta uno en el asiento auxiliar con chaleco de la compañía. Pienso para mí que es bastante raro, esperando que no sea el mecánico. Diez minutos interminables, hasta que comienza el aire y cierran puertas.

Durante el vuelo, algún que otro “brinco” por las diferencias de temperatura, el copiloto sacando fotos a todo lo que ve durante el vuelo, muy normal no es, pero lo que más me sorprende, es cuando el copiloto se gira y me mira. Raro, raro. 
Se gira más, hasta que ve al que se ha montado el último. Me lo temía ¡Son nuevos!
Entre señas y gestos, porque por los auriculares no se entienden, le pide que le confirme que cual es la pista. Se suelta el cinturón. Se acerca, comprueba y le comienza a señalar al piloto. 
Al final se centran al ver el camión de bomberos. 
Es lo que tiene no fiarse mucho de la geolocalización, no sea que aterrices donde no debes.   Un aterrizaje movido.
Una gran alegría cuando abren la puerta, y no soy el único. 
 ¡Que sudores! Alguno incluso frío. 
Bajo empapado, aunque no sé si solo es por la temperatura. Otra experiencia, para contar a los nietos.




Unas notas desde el horno de Sahara , cuando el sol está a su mayor altura  50ºC y yo estoy recién duchado tras levantarme de la siesta. Como siempre, en todo,  hay noticias buenas:
  • En este desierto, no hay humedad por lo que la sensación térmica es muy soportable, mientras no te incidan los rayos directamente o se te olviden lo guantes antes de tocar alguna que otra superficie.
  • La comida: Aunque parezca mentira, el potaje de alubias, la sopa, lentejas, el cuscús con cordero, están dentro del menú refrescante del verano, e incluso a los más fuertes y valientes se les da la tarea de mantener la tradición de la parrilla de los jueves. Unos héroes.
















domingo, 14 de julio de 2019

Castellón : Actividades de riesgo en familia...


Coche prestado, el nuestro ha dicho adiós.  Asientos de cuero y cintas de casete, con música de los ochenta. Ventanas bajada por la autopista, coreando: "Vamos a engañarnos y dime mi cielo, que esto va a durar siempre". Risas con el radiocasete, preguntas sobre su uso. No se comprende lo de buscar la canción deseada a golpe de impulso, sobre todo si está en la cara B. Alguno se equivoca, creyendo que está diseñado para dejar el ticket de la autopista. 

Una bonita etapa de la vida. Ojalá no se pierda y algo quede. Una gozada.
Seguimos con el riesgo:  Además de elegir los restaurantes - donde se come mucho y bien- en Benicassim nos invitan al Aquarama... 
Mi primera experiencia de parque acuático me deja maravillado. 
!Que bien está todo organizado! 
Mi imagen de largas y sudorosas colas, con más contacto físico que el deseado, que me tiraba para atrás, no está presente. Todo muy limpio, muy atentos y profesionales los chicos que están trabajando.
Los mismos sobresaltos que en un parque de atracciones, divertido, aunque creo que he llegado un poco tarde. Muchas risas por parte de la compañía al verme salir del agua medio aturdido, con el susto en el cuerpo y comprobando si las posaderas han cambiado de color después de un par de botes por los toboganes."El salto del diablo", el tobogán de 30 metros. Gasto extra de adrenalina
Por poner alguna pega, los mejores gofres del mundo, con extra de chocolate, piden bastante agua. 


En cuanto a las comidas, nos vuelve a sorprender el cambio de cocina del Italiano  di Filippo, las pizzas riquísimas pero me quedo con la sorprendente experiencia de los tallarines con bogavante. Aunque lo más correcto sería decir:  el bogavante con tallarines. 

Paella Valenciana, un lujo al alcance

En cuanto a los arroces: El restaurante La Llar, nos vuelve a conquistar. Hay que encargar con tiempo suficiente, pero son un éxito asegurado. Este año hemos probado: La Paella valenciana y la Paella del "señoret" que es con el marisco pelado. Un lujo. Esperando que llegue el próximo verano.






Vistas desde el Torreón - Los primeros de la familia en subir