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miércoles, 23 de octubre de 2019

Seguir las recomendaciones




-Vaya jaleo han montado - pienso en el aeropuerto de camino a Argelia , sin poder evitar de dejar de ver, las noticias por internet. 
Todo extremos y mensajes cortos. Todo organizado, hasta acortar el nombre: proceso soberanista de Cataluña. Ni al que asó la manteca, se le ocurre en mitad de una campaña electoral, dar la sentencia del “proces”. 
Unas cuantas horas de espera en Argel, para coger el vuelo interno, dan para mucho, sobre todo comiendo en garitos tan entrañables. Por seguir las recomendaciones - o lo que entiendo al camarero con mi buen francés- termino con un bollo relleno de casquería. Me imagino que lo que no comprendí bien, era el termino higadillos y mollejas. Un cambio de texturas o alguno aún se está riendo, pero lo que no sabia es que yo, como de todo.

El vuelo movido. Me he acordado bastante del bocadillo. En un par de ocasiones ha intentado volver a salir.  Los que viajamos solos, solamente nos agarramos a los asientos y esperamos que pasen lo antes posible las fuertes turbulencias.
Los vuelos a la tarde con las corrientes de aire y las tormentas es lo que provocan en los pequeños aviones de hélice. He visto a los hombres haciéndose los valientes bajo risas nerviosas. Mujeres llorando y gritando, y una sangrando por no hacer caso a las recomendaciones básicas sobre el uso del cinturón. En estos viejos aparatos, la tapicería no se resiente, lo que han tenido que vivir no está escrito. 
Es una alegría pisar tierra firme, aunque sea anocheciendo y utilizando el túnel del tiempo. 


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