La villa medieval, con la iglesia marcada por los cañonazos de las guerras Carlistas, se ha convertido de la noche a la mañana en un poblado celtíbero de hace más de dos mil años. Como sigan escarbando son capaces de encontrar a los antepasados megalíticos de hace seis mil años.
Si tengo que elegir, me quedo con las bodegas escarbadas bajo los portales de las casas dentro de lo que fueron las murallas. Sótanos de hace quinientos años para uso defensivo, que poco a poco fueron convirtiéndose en enclaves privilegiados para almacenar y crear el buen tinto de la zona.
Volveremos en otoño para ver las vides con toda la gama de colores.
En cuanto a la recomendación gastronómica, está relacionado con el hotelazo de la bodega Eguren Ugarte, las habitaciones de lujo superan las expectativas. Ya no estamos acostumbrados a no tener prisa, para cumplir con los toques de queda en las cenas.