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jueves, 22 de enero de 2015

A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos como el recodo al camino... en Abu Dhabi

Los atardeceres en el desierto son un lujo al alcance de mi pocos. Parece que solo los visitantes mantenemos la capacidad de asombro. 

Ayer en un puesto de control de los militares, nos tocó una exhaustiva inspección del vehículo... 
Nos sacaron del coche, mientras se afanaban en encontrar algo prohibido. 
Yo, a lo mío,- contemplando el atardecer, las dunas y las sombras-, aunque se me escapo una reflexión, sobre la pena que me daba no tener la cámara, realmente intentaba recordar la canción de Serrat.

El compañero, con su humor inglés ...entendió que era ironía, -lo de la cámara- para agilizar el billete de vuelta a casa....Hay que aclarar que está totalmente prohibido disponer de equipos fotográficos, hasta en los teléfonos móviles, en esas zonas del desierto.



El polvo en suspensión hace que los colores de las puestas de sol, sean diferentes. Lo dicho, una pena de cámara. Las fotos que cuelgo en el blog son del camino de regreso hacia Abu Dabi.



En esta ocasión, no he conseguido reunir las fuerzas suficientes para subir de noche a las dunas que rodean el campamento, para contemplar el firmamento. Otra vez sera.

domingo, 18 de enero de 2015

Abu Dhabi- remedio de santo para quitar el constipado


Buscando el calor, para intentar quitarme la tos que arrastro desde hacia más de cuatro semanas, fui rumbo al desierto.


 Tras un bonito despegue, me acomodé en mi asiento reclinable hasta su posición cama. Todo en orden: tapones para el ruido, antifaz, ropa floja, manta y almohada.  Mi intención era clara, aprovechar las poco más de 6 horas de “sueño potencial” que disponía en el vuelo hacia Abu Dhabi. Para ganar tiempo…hasta había cenado en el aeropuerto.


¡Cabin crew, please be seated!- Entiendo por la megafonía. 


Mi subconsciente hace que apriete el cinturón de seguridad. No reacciono más. El avión desciende bruscamente cayendo a peso muerto. Ruidos y gritos.  ¡Como aprieta el cinturón!. Posiciones corporales increíbles.

Tras la calma relativa- se escucha algún lloro- incorporo mi asiento y veo que de compañera tengo a una azafata sonriendo. Pobre, lo que le espera. Las turbulencias les han pillado en medio del servicio a bordo, así que las bandejas han saltado por los aires.  

Ella le quita importancia, son turbulencias moderadas. Pero no se mueve del asiento hasta que dan la señal desde la cabina. La más moderada, en un avión comercial, que yo recuerde.

Puntual y espaciadamente, turbulencias menores, nos acompañan hasta el aterrizaje. No consigo conciliar el sueño. Pero no creo que haya sido el único.





Cuando me recogen en el aeropuerto, no tengo mi mejor cara. Por lo menos no hay atascos. Directo a la oficina para realizar los trámites para obtener el OFSP security pass.





Camino del campamento, son casi dos horas, intento disfrutar del paisaje, pero más de una vez me despierto entre cabezada y cabezada. Otro tipo de turbulencias.





Algún día tendría que hacer unas reflexiones sobre la relación entre la cultura de un país y las revistas de las gasolineras. Todo un mundo.