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domingo, 30 de agosto de 2020

Dulce Liérganes

La visita anual por Cantabria, comienza con disculpas. Parece que repetiremos localidades...No siempre se puede innovar, sin hacer muchos kilómetros, pero cuando llego a Liérganes,  ni me acuerdo de haber estado. Ni de sus calles, ni del molino ni de tan siquiera de la leyenda del hombre pez. 

Un hombre con escamas – me imagino que sería una "psoriasis de caballo"-  y forma de pez que se escapa del pueblo y aparece en Cádiz en la Edad Media... y después de llegar tan lejos, le devuelven a su pueblo a mil kilómetros de los de entonces...Como se las gastaban en aquella época. 
Aunque comienzo a recordar al ver sus dos picos...
      ¡Las tetas de Liérganes!-  Risitas entre amigos de toda la vida. Aún no hemos madurado. 
Según me dice, lo bonito -en los días despejados- es subir entre los dos picos, porque se ve hasta la Bahía de Santander. La siguiente ocasión será, porque el tiempo no acompaña. 


Bien asesorados, asaltamos la pastelería de María Luisa. (Paseo del Hombre Pez, 6). 
Me lo compraría todo, para ir probando. Maldita báscula. Al final me decido por las finas galletas de nata y mantequilla, los sobados y la quesada. En último momento, cedo a la mirada de mi hijo y nos llevamos también media docena de rosquillas de yema (unos hojaldres muy dulces y totalmente adictivos).
Salgo cabizbajo de la tienda. Me da pena no haber caído también en la tentación de los sacristanes ( otros hojaldres ). Otra vez será...

 


En cuanto a la recomendación gastronómica, es en Solares. Secretos que se pasan de padres a hijos y ahora tenemos la suerte de que lo compartan con nosotros. Un pequeño restaurante -pequeño pero con historia-: La tienda de Pedro García, (Avenida Calvo Sotelo. 40).
Se cerró el ultramarinos el mismo año que nací yo y abrieron el restaurante 25 años después, manteniendo el mismo mobiliario y su esencia. Lo que más me gustó es que comimos atravesando la barra, en la trastienda, donde aún se pueden ver los cajones de las antiguas ferreterías.  Muy agradable. Las cocochas de merluza y las mollejas quitan el sentido. Muy buena elección. 

Escribir es una buena táctica para recordar. 

jueves, 20 de agosto de 2020

Mercado de Bayona y sus productos




Solo una idea en mi cabeza: “cuanto peor huele, mejor sabe". ¡No hay quien respire! Tienen que ser productos excepcionales. Tenemos que parar para ventilar el coche, así no llegamos a casa. Parece que hemos comprado los más sabrosos.

Así es, las compras en el Mercado de Bayona son las que provocan la obligada parada. Quesos de todos los tipos. Difícil elección, aunque también salimos con la salsa “Xipister Etxekoa” recomendada para los mejillones.

El día se pasa volando, y la noche un poco más larga. Bonitos atardeceres y un gran reencuentro con el último cachorro. Hemos vuelto a cruzar la frontera buscando la tranquilidad. No hemos tardado mucho. Hay que seguir buscando nuestro restaurante de referencia en Bayona, aún no lo hemos encontrado.

Una ciudad con casas imponentes e importantes que sirven de apoyo a barrios de arquitectura típicamente vasca, las fachadas con vigas de colores y contraventanas de madera, con pinta de derrumbe entre los ríos Nive y Adour. Hay cambios en las callejuelas del centro histórico es obligatorio el uso de la mascarilla. Todo llega.



 

martes, 4 de agosto de 2020

Bayona- blanco y rojo sin fiesta

Experiencia alegre en familia. Unas horas de risas, buena comida y olas como cuando era más joven. 
Bueno, mucho más joven, pero el mismo recuerdo de los revolcones provocados por las olas. No sabiendo por dónde está el aire y cuando por fin consigues sacar la cabeza, te vuelve a pillar la siguiente. Terminas sin ver un carajo, con el sabor a mar en la garganta  y el traje de baño en los tobillos. 



Un cartel anunciador de las "no fiestas" que lo dice todo. Fiestas rotas por el dichoso virus. Por lo demás parece que en este lado de la muga el bicho está más cansado porque hay muchas menos restricciones a las libertades o es lo que parece a simple vista. 

La recomendación gastronómica es en El asador (19, rue vielle boucheries, place Montaut 64100 Bayonne), un cochinillo -carré de cochon de lait grillé- para perder el sentido y además dentro del plato del día. A primera vista, hay que invertirle más tiempo a callejear entre las murallas que te llevan a la catedral gótica, los mercados y rías. Volveremos sin duda
El Asador