Translate

miércoles, 26 de agosto de 2015

Todo depende ... en el transporte


Se va a manchar la camisa blanca”- me dice el taxista en Cochabamba, mientras lucho por colocarme el cinturón del vehículo.

Al salir del coche con mi banda negra, el conductor con una media sonrisa de “Ya, le avise”, me dice socarronamente: - Sí es que aquí, no es como allá. No ponen multa.

“No aclares, que oscurece” – Buena frase de la cultura popular.

Cuanto más veo, más vergüenza me da el recordar palabras como inaceptable, imposible, inhumano que tantas veces empleo en mí día a día.

 

La realidad es que el ser humano se adapta a su entorno. Lo difícil es poner los límites, sobre todo al orgullo, a la arrogancia... ¿Cuantas veces me he bajado de un coche – como una reinona- porque no funcionaban los cinturones de seguridad?
Espero que no llegue a resignarme y aceptar lo que marca el entorno.


 
 
Hay veces que la realidad te trae una sonrisa, como en Isabella-  
 

domingo, 16 de agosto de 2015

¡Qué corte!


Hasta este viaje a la fronteriza China, siempre me ha parecido nada agradable lavarme el pelo en la peluquería.

· La postura es como un potro de tortura, solo le favorece al peluquero. Es como una guillotina el reposa cuellos.
· Siempre está o muy fría o muy caliente. O peor aún: el jueguecito del grifo de: ahora te escaldo, ahora te hielas
· El agua colándose por el canalillo que siempre se queda entre la toalla y tu espalda.

Cuando las greñas, me resultaban incomodas con tanto calor y tanta humedad, me decidí a ir a cortarme el pelo. Con mi problema de idioma, me llevaron a la parte interior del local donde tenían la solución a todos mis males. Una camillas a la altura adecuada para la peluquera y la postura adecuada para el cuello. Después de un masajito de cuero cabelludo pase a otro estado de conciencia. Sueño profundo.



Lo único malo, que entre cabezada y cabezada. Me desperté afeitado con una perilla a lo Fumanchú, típica de carnaval. Pero que le vamos a hacer, nada es perfecto.


En cuanto a la climatología de este mes de agosto, ha sido de todo menos aburrida. Se puede decir que cada día era distinto de lo anterior. Calor asfixiante, tormentas veraniegas, vientos fuertes, rayos y centellas.




Recomendaciones culinarias:
Hemos seguido ampliando los horizontes gastronómicos. Algunos errores como los gusanos de 8 centímetros, saben demasiado a celulosa. Pero las libélulas y los saltamontes, están sabrosos. Es como comer pipas: empezar y no parar.





Aunque realmente, lo que más me ha gustado es el pato pekin del restaurante Rosa Chinesia y el refrito que hacen, con los huesos salados.




Una vez que han sacado delante tuyo las pechugas con un poquito de piel. Se hace una tortilla con una salsa dulce, verdura fresca y el pato. Un buen homenaje para los sentidos, pero no es tan exótico.