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domingo, 30 de julio de 2023

Alkurruntz y otras cervezas

Siguiendo la tradición nos volvemos a perder y gracias a eso terminamos la primera ascensión del verano en “Pre Pirineos” , encontrando en la cumbre uno de los mejor conservados bunkers de la famosa Línea P. Hay que volver a subirlo con linterna, para intentar atravesarlo. Sin duda te hace pensar de lo que debió ser construir estas defensas en la cima del monte. Tras la Guerra Civil, Franco montó un sistema de defensa ante una posible invasión aliada por los Pirineos, con sus muros de hormigón, sus pasadizos…


Al día siguiente la tradicional caminata, desde el collado de Izpegi. A toda marcha al Antziaga donde, vemos el milagro, un hijo a la carrera subiendo veloz, como un leopardo, a la cima del Buztanzelai . ¡Que gozada!

Como se queda sin subir al “Iparla” por lo menos habrá que catarla.



Como habéis podido entender, los que me siguen por este blog, las prisas esta vez eran porque antes de comer queríamos pasar por “ Ama Ur Garagardo Artisaua” donde esta vez nos atiende la pareja gernikesa de Antton, con la que hacemos la cata por los montes de la zona y con aceitunas. Un año ya, desde que abrieron y se ven las mejoras, hasta mesas y piscolabis.


En el recorrido, nos quedamos con la Auza, cerveza blanca belga, la más suave y como no podía ser de otra manera la negra Alkurruntz al que subimos el día anterior. La peligrosa Gorramendi, como el monte que nos señala, tostada doble belga y la famosa Iparla, estilo Indian Pale Ale.

Volveremos, pero nos llevamos una caja completa para el estudio.

En cuanto a la recomendación gastronomica, intentamos mantener tradiciones culinarias: el  salchichon de setas de Saint Jean Pied de Port, el talo de Felipe en Amaiur que ahora hay que reservar por whatsupp , la riquísima chuleta a la brasa del asador Ordoki en Arizkun, y las chulelillas de cordero del Galarza en Elizondo, se mantiene otro año más y recargamos pilas.

 

sábado, 22 de julio de 2023

De visita por el desierto de Sonora

Parece que no es muy normal cenar solo con un libro, en un restaurante "fusión" mexicano-tailandés, en San Luis Río Colorado. Como un pulpo en un garaje.

- "¿De dónde eres y qué haces aquí?", me interroga duramente la mesera, mirándome a los ojos, mientras garabatea mi cuenta.

Aunque no soy dado a dar muchas explicaciones, esta vez y siguiendo recomendaciones, le digo con mi mejor sonrisa que no estoy solo, le informo de dónde vengo y por qué estoy aquí.

Tras colocar a Bilbao en su mapa mundi y al no ser yo de las personas que tratan de llegar al norte - un bicho raro -, la voluminosa morena se relaja y resume : No estoy de paso, pero sí de visita. Solo trabajo.

Me confiesa que si ella pudiera se largaría de ahí, pero nació aquí. La ciudad más caliente de México en este momento, con un clima invivible para quien no ha crecido aquí, y me comienza a enumerar las desventajas: desierto, la frontera y el calor marcan su día a día. Y las noches las calientan los malos.Aunque Europa está en guerra, saldría sin pensarlo. Dice tajante mientras me devuelve las monedas del cambio, sudando la maldita gorda y disculpándose, por el mal funcionamiento del aire acondicionado.

 

Al mediodía, recorrer los diez minutos al restaurante que me han recomendado es un poco locura, rondando las temperaturas de casi 50º. Calles vacías y sin sombras. No se ven ni puestos de tacos - una sombrilla, un par de sillas y una mesa plegable - como había en Mexicali.

 


De camino al trabajo, ya sé de dónde han sacado la idea de los decorados de las películas apocalípticas de Mad Max o Terminator. Grandes camionetas oxidadas al sol, junto a garajes en pequeños ranchos semi vallados. Carreteras vacías, el desierto social, polvo, calor… y te imaginas fácilmente la catástrofe futura, porque ya está aquí. Te das cuenta de lo que estas sudando cuando vuelves bajo sombra. Empapado. La maleta de cabina, no da para tanto cambio de ropa.

 Dedico tiempo a comprobar si es cierto lo que me dijeron y parece que sí. Hace casi sesenta años - 57 para ser exactos el 6 de julio de 1966 - se registraron 58,5º C en una estación del servicio meteorológico nacional mexicano.  Toca no quejarse porque aun puede subir mas de diez grados...

 

Como no podía ser de otra manera siempre hay alguna sorpresa, los milagros de la vida. Este desierto alberga casi la mitad de la fauna y la flora desértica del mundo. Todos los días al atardecer , acompañado por Diego el reubicador de fauna que me dice que estamos en temporada alta, podemos ver algún animalito… arañas, liebres , pequeños roedores, pájaros saltando, lagartijas de colores alucinantes, escorpiones, cascabeles y demás amiguitos.  Habrá que tener cuidado

 

Lagartija Leopardo

 

La recomendación gastronómica sin dudarlo en Mexicali: restaurante Los Arcos, los tacos gobernador - son de machaca de camarón con queso - para repetir y el pescado, nos comimos un Pargo, muy bueno. Un cachondo el camarero enseñándonos lo fresco que estaba.

 


En San Luis Río Colorado, me quedo con la comida mexicana de El Parianchi, y lo que no puedes dejar de probar es el Mole Poblano, lo acompañan con arroz, frijolitos y cebollita curtida.

 

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viernes, 7 de julio de 2023

Qatar, post mundial

 Lo han conseguido y como ellos dicen, después de organizar el mundial de futbol,  ahora es una ciudad preparada para el futuro. ¿Habrán comenzado ya a desmontar alguno de los estadios? Por el momento, desde lejos se ve hasta el “Raus Abu Aboud”, construido con contenedores.

A pesar del bochorno, el tiempo es mucho mejor de los esperado, con temperaturas por debajo de los cuarenta y cuatro grados, así que no nos podemos quejar. El trabajo intenso y con nueva pareja de baile.



Durante el día, los edificios parecen que esperan a que llegue la noche para dar de sí, todo lo que tienen. Es impresionante el skyline de la ciudad. Aunque, nuevamente, de visita cultural, me sorprenden gratamente, también por su arquitectura.

Accedes por unas campas muy bien cuidadas, así es, campas de blanda hierba, a una isla artificial donde un edificio de piedra color crema tiene en su interior el museo de arte islámico. Tendré que volver para ver “el contenido”, porque la reunión se retrasa y me quedo con solo una hora para ver las distintas galerías. Al final a la carrera, como todo en mi vida, pero disfrutando. Me habían avisado al sacar la entrada, pero no pensaba que fueran tan estrictos. Una planta entera sin recorrer. Si es que al final, todos tenemos ganas de dejar de trabajar. Cierran la entrada a las distintas exposiciones quince minutos antes, para que vayamos saliendo.



 Pero “el continente” es magnífico, merece la pena pagar los 50 QAR nada más que por ver el atrio central y mirar para arriba, cinco pisos, y ver como juegan con las formas, pasando de un octágono – como los de la Alhambra- a un cuadrado y luego el cachondo del arquitecto consigue que veas triángulos, en las columnas que sostienen la cúpula.  Todo con un juego de luces, que entran por un gran ventanal, que hace de muro hacia la Bahía de Doha, que se refleja contra un ovalo gigante que abarca todo el patio central y con unas escaleras impresionantes que te llevan a las galerías permanentes. Por cierto, un sitio impresionante para ver la puesta de sol.



En cuanto a la recomendación gastronómica, me tiro hacia lo menos caro, ya que hay sitios mejores, pero que te quitan el hipo al ver la factura. En el zoco Waqif Al Souq, ver los halcones y demás pajarracos, como cuando éramos pequeños en la plaza nueva y después una de parrilla mixta, en el “Le Gourmet”.