Por fin Lunes!
Caminar durante horas por las afueras de Argel, sin hacer ruido,
con las manos en los bolsillos y una sonrisa, esquivando las barreras en las
aceras. Es una bonita forma de ir aclimatándome, poco a poco, a la realidad que
me espera...
Después de los excesos del fin de semana, paso al otro
extremo. Contrastes de la vida. Olor
agrio, a mugre, todo descuidado. Menudo cambio.
La puesta de sol y la luna me recuerdan que mañana madrugo.
Esto es trabajo. Parece normal, e inevitable. Toca esperar, ya
estamos acostumbrados a los aeropuertos. Hay algo extraño que no se explicar,
pero que te hace estar atento, con todos los sentidos. Será el no entender.
Gatos sueltos, sin ningún tipo de control se me acercan como si
fuéramos nosotros los bichos raros. Saber esperar es todo un arte y aquí hay
mucho artista.
Sin información y avasallados por decenas de moscas incordiando en
todo momento, hasta que vuelve el movimiento. Al fin nos toca a nosotros.
El desierto nos espera. Bonito trabajo.