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lunes, 5 de julio de 2021

Benicàssim

Después de la interrupción por la pandemia, se mantiene como parte del ADN de la familia, la escapada veraniega a Benicàssim. No tiene precio, la cara de Jon el “pincha discos “entendiendo la letra de lo que suena por su ipad. Puedo privarme de ir a Paris y nunca más ver un streaptease, puedo privarme de los caprichos del corazón… pero nadie le quita sus vacaciones en Castellón. 



 Tres días bien exprimidos, que dan para casi todo: ganar al mus, largos paseos matinales por playas desiertas, bañitos en mares templados, chiringuitos, desayunos en el jardín del hotel, grandes comidas, partidos de la Eurocopa y alguna que otra cena. Una gran etapa de la vida que esperemos se mantenga por muchos años, porque significa que continuamos yendo de vacaciones juntos. 
Lo que tengo que tachar del repertorio vacacional, porque mientras escribo estas líneas aun me duele el trasero, es el Aquarama su salto del diablo. Menos mal que la atracción estrella estaba en mantenimiento, sino me desmonto y me sacan en camilla. 




 En cuanto a la paella la del Restaurante La Llar sigue siendo espectacular, está vez fue una valenciana, con unos caracoles muy sabrosos, pero la recomendación gastronómica se la lleva Villa Sofia, (Carrer la Corte, 27, 12560 Benicàssim ) me sorprende gratamente la Lubina entera en adobo y la tarta de queso. Pedir mesas en el interior, ya que son como tres ambientes (Restaurante / terraza y chiringuito).