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sábado, 30 de septiembre de 2023

Polonia en octubre

 


Acceso al avión, cara de sorpresa y sonrisa, al ver los pantalones cortos de ellos, cubriendo las piernas con las largas medias, y las azafatas portando delantales con brillantes botones plateados y ceñidas camisas blancas. Vamos para Varsovia pasando por Munich, es lo que tiene octubre, que Lufthansa se pone el traje tradicional, mucho más gracioso para los hombres.

 


Según me comentan, he traído el buen tiempo a Plock, parece que no es normal estos calores, época de lluvias y bajas temperaturas, pero las sensaciones son primaverales. Los días cada vez más cortos. Aprovechamos para dar un paseo bonito en una tarde dominical, en previsión a la dura semana que nos espera, por la zona antigua medieval. Voy aprendiendo. Esta vez sí que he conseguido hotel en el centro. Menuda diferencia. Está todo cerca.

Una semana corta y de locos, con demasiadas actividades propuestas. En el Hotel Tumski con camitas que podrían servir para el decorado de Blancanieves, desayunos buenos - no sé muy bien por qué - bajo una sonrisa continua y las cenas muy ricas, pero el cansancio nos puede.



A la vuelta noche en Varsovia, paseo por el casco viejo, para saludar a la sirena y una cena rápida. Cada vez me gusta más y me parece una muy buena opción para ir un fin de semana.

En cuanto a la recomendación gastronómica, me quedo con el flaki, la sabrosa sopa de callos de cerdo y ternera del restaurante en la plaza de Plock en el centro historico  " Plocki Salonik Babci Krysi". 

 



Ahora, en el aeropuerto leyendo las primeras líneas, me doy cuenta de que hasta las risas de mi acompañante se han ido reduciendo a medida que el cansancio se apodera de nosotros. Mi brazo se lo agradece.

martes, 19 de septiembre de 2023

Córdoba, con solera



Un viaje en el tiempo, intenso. Desde los romanos que fundaron “Corduba “, ha llovido mucho…Para nosotros tampoco ha sido en un pestañear, ni mucho menos, como nos dijo Susana, la guía, en la plaza de las “Tendillas”, empapados bajo el chaparrón. Al “Gran Capitan”, el tiempo se lo marcan por soleares, con el reloj flamenco, aunque a media noche, el duende parece que se ha ido a dormir.  

 Mucha cultura, pero lo que más envidia me da de esta milenaria ciudad, sin duda alguna, son los bares genuinos, con historia, como el grupo en el que me acoplo. Yo, un intruso.

 


De camino al museo de Julio Romero de Torres, donde queríamos ver a “La Chiquita Piconera” -más desafiante que triste-, nos topamos de chiripa con la Taberna Sociedad Plateros (San Francisco 6 junto a Plaza del Potro) de 1872. Se nota el cariño y el orgullo con el que nos explican las vivencias de decenas de años. Finos, partidas de dominó y muchas comidas con sobremesa. Las fotos de las paredes lo atestiguan, por ejemplo, en el rincón donde se reunía el califa comunista. Bastante más que un asiduo cliente.

 

No puedo dejar de nombrar a la “Taberna Burlaero” -en andalú- , protegidos por los caldos de la benemérita, entre tanto toro. La encontramos callejeando por la judería, intentando librar los azucaques sin salida. Grandes momentos, esquivando a los camareros subiendo los menús, por la concurrida escalera al primer piso,

 


Sin olvidar, la alegre y concurrida “Taberna Guzmán”, con el olor de la Alhóndiga de toda la vida y sus maravillosos carteles de las corridas de los años 20, con alegres mujeres y parroquianos de toda la vida. Algunas prueban su primer finito. Un lujo.

 

Noche del Patrimonio- una suerte, con micro conciertos por distintas partes del casco antiguo. Como no podría ser de otra manera, terminamos entrando en la mezquita catedral.

La visita nocturna amplía las sensaciones. ¡Viva los romanos!!! Alguien tuvo que trabajar, ya que es claro que tanto los árabes, como los cristianos reciclaron bastante, por lo que es difícil ver entre las mil doscientas columnas, varias iguales.

 


 En cuanto la recomendación gastronómica, me quedo con la Taberna San Miguel (Casa Pisto) que era la casa de una familia y mantiene su distribución.  Al gran grupo, nos colocan en un reservado con azulejos, como en casa, donde degustamos una amplia gama de platos tradicionales en uno de los locales más antiguas de Córdoba. El salmorejo nos encantó, y la mazamorra. Aunque lo que más me sorprenden, son las manitas de cerdo.

Manuela muy maja, acierta de lleno con las cantidades y con “el tardeo “que debe ser una tradición en los viajes de este grupo. En la ribera del Guadalquivir, en el “Vo-raz de Julio”, donde terminamos bailando al son de las canciones de los noventa. Pero esa es otra historia del grupo, en el que los que no están, son nombrados. Se les siente cerca.

 


 

sábado, 9 de septiembre de 2023

Vuelta a empezar- Varsovia

 

Menos mal que hay rutinas que tranquilizan antes de iniciar un viaje. Casi sin pensar, como un autómata, sigo los pasos previos a la partida. Temo que se me va a hacer duro volver a la realidad y separarme de los seres queridos. No temo al trabajo duro, pero cada vez me da más pereza las compañías.

En el taxi que me recoge de madrugada para emprender mi viaje a Polonia, solo pido que sea sin sobresaltos y con pocas aventuras, … Ya en el aeropuerto, me olvido de todo. No me da ni tiempo.  La vorágine se apodera de mí, el trabajo pendiente y comienzo a rodar con la inseparable maleta de cabina.  Demasiadas cosas para tan poco plazo, menos mal que hay rutinas y tranquilizan.

 

 


Al final de la semana, muy intensa, unas horas para pasear por Varsovia. Intentando ir al museo del alzamiento, que según internet cerraba a las ocho, me lo cierran en las narices a las seis menos cinco - una pena- , pero gracias a ello, descubro una ciudad moderna y dinámica. Una bonita sorpresa.

 

 


Visita relámpago al mercado Hala Mirowska. Mujeres cansadas vendiendo a la puerta, unos pocos hongos, flores y unas pocas verduras contrastan con los puestos extremadamente ordenados de productos frescos ...

¡Mira que he visitado mercados por distintas partes del mundo, pero nunca he visto una “exposición” de huevos! Todos tan homogéneos, limpios y ordenados. Tiene que ser difícil elegir.

 

 


Recomendación gastronómica, en la ciudad antigua en la plaza Rynek Starego Miasta, vuelvo, al restaurante Bazyliszek protegidos por la atenta espada de la Sirenita del escudo de la ciudad y controlado por el dragón de la entrada. 



Otra vez, a pesar de que estaba advertido por las previas visitas, pido demasiado. Una alegría para el cuerpo. Para la espera, que es corta, nos sacan unos panes con unas salsa agria muy agradable, luego comenzamos con un entrante ligero pero muy grande , un exquisito carpacho de salmón con alcaparra y de plato principal , un crep gigante  - Placek po zbojnicku z lesnymi grzbybami i surowkami o similar- relleno de setas espectacular . Lo que me recomienda la alegre camarera, que practica su castellano, bajo sus medias blancas, enseñando las rodillas.



Una auténtica carga de profundidad para el estómago.  Tras la reprimenda y cachondeo por no poder terminar con el plato, invitación de la casa a una copita de natillas y a un wisniowka, un digestivo de cereza, que debe ser típico de la ciudad y no podemos irnos sin catarlo.

Menos mal que hay paseo de vuelta, al final según el teléfono casi la veintena de kilómetros,  llego al Hotel reventado, pero satisfecho, volvemos a estar “de visita por el mundo “. 






Preparándome mentalmente para un trimestre de final de año que promete estar cargado de millas y muchas experiencias. 

 Animado. Como he leido recientemente:“Que muchas sean las mañanas de verano en que llegues -¡con qué placer y alegría!- a puertos nunca vistos antes "

 

sábado, 2 de septiembre de 2023

La Puglia

 ¡Bravo!

Aún se mantiene la semana veraniega en familia. Bonita escapada estival.

Lecce.

Llegamos en plenas fiestas, iluminada la ciudad por cientos de bombillas para conmemorar los milagros de Sant’Oronzo que protegió según nuestro guía - Maximiliano- a la ciudad de la peste y de un fuerte terremoto.

Me sorprende, por lo poco que vemos de ruinas de la época de los romanos y la mucha influencia de los españoles. Lecce destaca por sus edificios barrocos del Emperador Carlos V, aunque a mí lo que más me llama la atención es la cripta de la catedral en la Piazza del Duomo, no me esperaba para nada esa amplitud y luminosidad.

 

En cuanto a pueblos bonitos...

Me quedo con Alberobello famoso por los "trullos", unas casas blancas con el techo cónico que podía derribarse rápidamente para esquivar los impuestos. ¡Viva la picaresca!


Otranto. 

Es la ciudad más oriental de Italia, con unas callejuelas preciosas en su casco antiguo y el impresionante Osario de Mártires que se encuentra en la Catedral con todo el suelo decorado con un gigantesco mosaico.

Caemos en el error de pagar por visitar su Castillo Aragonés, al no aparecer la guía con la que habíamos quedado en la puerta de acceso. Las vistas son iguales desde la muralla exterior y lo de dentro, no merece y la exposición de cuadros con “muy poca técnica “según el proyecto de ingeniero de la familia

La mar.

Como bien nos dicen en la recepción del hotel, las playas en esta zona- el tacón de la bota de Italia-  se eligen según por dónde sople el viento, ya que las aguas cristalinas, facilmente dejan de serlo.


En cuanto a los baños desde playa o puerto, no nos ponemos de acuerdo. No es fácil, ya que hay muchas y buenas opciones. Para algunos la Spiaggia Torre Guaceto que era una reserva natural, en la que nos llevan en trenecito porque no dejan pasar los coches.


Como recuerdo nos queda la puesta de sol desde el chiringuito de Punta della Suina, que a algunas les trae a la memoria a los Durrell. Espero que no enviude mi querida esposa.

En cuanto a la experiencia acuática patrocinada por el menor de la saga y promovida por la mayor del grupo, inigualable el recorrido en lancha por la costa del Adriático.

 Maravillosa experiencia geológica, - estratos, con las cuevas , aprovechamos para ver el “panteón” antes de que se desplome - y la riqueza del fondo del mar. Algunos hasta persiguen a una raya en la Bahía “Mulino del acua”. El aperitivo más caro de mi vida servido por el gran Miquele, no se me olvidará fácilmente.


 En cuanto a la recomendación gastronómica no es fácil la elección, tras probar las albóndigas de caballo (polpete di cavallo), la pasta con garbanzos (Ciceri e tria) , los orechetti y demás platos típicos de la cocina de la Puglia… y la larga cata de cervezas del primogénito que se queda con la Anarkica y aunque la más repetida por relación precio calidad es la “Nastro azzurro”.




En Lecce lo tenemos claro, por votación familiar, nos quedamos con Ristorante “Il vico del gusto” -en la calle Vico dei fieschi 14-  importante no saltarse los antipasti ( Fettucina di seppia y los pasticciotto fiori di zucca) . De platos nos decantamos por el risotto camouflage (cotto all'acqua di pomodoro, calamaro, cozze, clorofilla di prezzemolo e crema di aglio nero fermentato) , los raviolo cacio e pepe y el Tagliolini Pluma.

 

Un lujo de viaje y de compañía. Gasolina para el motor, habrá que volver a ahorrar para el próximo año.