Acceso al avión, cara de sorpresa y sonrisa, al ver los
pantalones cortos de ellos, cubriendo las piernas con las largas medias, y las azafatas
portando delantales con brillantes botones plateados y ceñidas camisas blancas.
Vamos para Varsovia pasando por Munich, es lo que tiene octubre, que Lufthansa se
pone el traje tradicional, mucho más gracioso para los hombres.
Según me comentan, he traído el buen tiempo a Plock, parece
que no es normal estos calores, época de lluvias y bajas temperaturas, pero las
sensaciones son primaverales. Los días cada vez más cortos. Aprovechamos para
dar un paseo bonito en una tarde dominical, en previsión a la dura semana que
nos espera, por la zona antigua medieval. Voy aprendiendo. Esta vez sí que he
conseguido hotel en el centro. Menuda diferencia. Está todo cerca.
Una semana corta y de locos, con
demasiadas actividades propuestas. En el Hotel Tumski con camitas que podrían servir
para el decorado de Blancanieves, desayunos buenos - no sé muy bien por qué - bajo
una sonrisa continua y las cenas muy ricas, pero el cansancio nos puede.
A la vuelta noche en Varsovia,
paseo por el casco viejo, para saludar a la sirena y una cena rápida. Cada vez
me gusta más y me parece una muy buena opción para ir un fin de semana.
En cuanto a la recomendación gastronómica, me quedo con el flaki, la sabrosa sopa de callos de cerdo y ternera del restaurante en la plaza de Plock en el centro historico " Plocki Salonik Babci Krysi".
Ahora, en el aeropuerto leyendo
las primeras líneas, me doy cuenta de que hasta las risas de mi acompañante se
han ido reduciendo a medida que el cansancio se apodera de nosotros. Mi brazo
se lo agradece.