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jueves, 26 de abril de 2018

KC - Kuwait City



Esta vez me encargan hacer tareas de Cicerón.
¿Quién soy yo para negarme?
La proporción  por las calles es clara. Nunca había visto que los árabes ganaran por goleada.
Es lunes, -San Jorge y San Iortx según el calendario Bilbaíno- y como no, los extranjeros trabajan.   
 
Habrá que mimetizarse con el ambiente. A donde fueres, haz lo que vieres.
Intento organizar la visita como si fuera para mí. Mezclando elementos turísticos, culturales y de la vida cotidiana del país.
 
Primera parada junto al mar: las Torres de Kuwait.
Hace cuarenta años, dentro del plan hídrico de la ciudad, se construyeron distintas áreas de almacenamiento (Las setas gigantescas de hormigón, pintadas a rallas blancas y azules) para abastecer a la población, pero quisieron diseñar una con doble función: un edificio futurista emblema de la ciudad.
Aunque no se lo creen mucho, yo les intento convencer de que las bolas son tanques de agua de lujo. Unos artistas. Merece la pena gastarse los 3 KD de la entrada para ver las vistas y sino que se lo digan al driver. La cara de felicidad, en la plataforma giratoria a unos 120 metros de altura,  bien merece rascarse el bolsillo.
 
 
Al llegar a la Gran Mezquita, se evidencia la decepción. en el grupo. Les animo a intentar entrar, aunque solo les convenzo con  las palabras magicas: :  -Además,  es gratis.

No las tengo todas conmigo, porque hay horarios que solo son para el culto. Aún me acuerdo que hace diez años entramos sin identificarnos como turistas. Entrar, ver y salir. Antes de que se dieran cuenta, pero tengo muy buen recuerdo. 
Está vez todo distinto. Tenemos suerte, no hay nadie esperando para  la visita guiada y estamos solos – hemos elegido el día perfecto. Parecemos japoneses con tanta foto. Es como las mansiones de Kuwait, por fuera parece un edificio poco apetecible pero dentro es grandioso.
Muy importante llevar algo de abrigo. La climatización está puesta a 19 grados y doy fe que lo consigue.
 


La chica que nos enseña el templo, parece encantada con nosotros y nosotros con ella, nuestra guía. Me sorprende tanta amabilidad.  Muy buena la explicación multifuncional de la mezquita y la sonoridad individualizada de los nichos de lectura, para cada profesor, ya que se usa como aulas de formación.
La buena de la guía, nos insiste en el café árabe, que es patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO. No podemos dejar de lleva a nuestro invitado a tomar un cafecito y ver el ritual.
 
Respecto al paseo por el mercado Souq  Al Mubarakiya, lo más curioso el ritmo. Parece un mercado a cámara lenta.

Buscando la verdadera alegría: los puestos de productos perecederos, pescados, carnes, verduras… terminamos comprando dátiles y viendo la vida pasar por delante de nuestras narices. Los aromas permanecerán por tiempo.
 
 
En Roma, haz como los Romanos y en Kuwait vete a comer donde comen los Kuwaitís…
Siguiendo esa filosofía, la visita obligada es al restaurante  “Al Freej Swaileh”  (cerca del cruce de Salah Aldin Al-Ayobi Street con Jazaeir Street) en una de las salidas del Souq Al Mubarakiya. Cuesta encontrarlo, porque el cartel está en árabe.



La recomendación gastronómica, sorprende con este calor que sea la sopa, pero ¡qué le voy a hacer! Es lo que más me ha gustado. Al servirse dentro de una hogaza de pan, la cuchara va captando poco a poco la miga, haciéndose parte del caldo. No hace falta hacer barquitos. 
Los Majboos de carnero, siempre me sorprenden. Es difícil entender que un ovejo viejo  esté tan suave de sabor y de textura.
 
 
En la sobremesa, la técnica y la pericia del camarero vertiendo el café verde en las tazas sin asa , es digna de mención.  Ciertamente es merecedor de ser parta del patrimonio de la UNESCO
Hay que beber el líquido elemento – sabe más a cardamomo que a café- de inmediato, ya que espera que repitamos.  Los acompañamos con unos lugaimat (bola de masa de churro bañada en jarabe de caramelo).
La mente me la juega, el amargor del café árabe me teletransporta a las visitas familiares por Omán. 



Un bonito día para el recuerdo, por lo menos para el que escribe.

domingo, 22 de abril de 2018

Celebrando el Isra y Miraj en Kuwait




En principio era el mejor momento para visitar Kuwait, buen clima - rondando los 30 grados y a la noche refrescando-, pero han llegado fuertes vientos del norte que han traído algo de lluvia y  muchas tormentas de arena. En el hotel, más de una sombrilla salió volando.

Con la calma, el puente y el buen tiempo, muy a mi pesar, se ha llenado el hotel de familias.
¿Dónde quedó la paz y el sosiego de este hotelazo?



Se nota que el país está de fiesta, celebrando el  “Isra  Miraj”. Han colocado pebeteros y velas encendidas, rememorando la noche en la que el Profeta Mahoma en Jerusalén (por eso es tan importante esta ciudad también para los Musulmanes),  ascendió a los cielos, volviendo a la mañana siguiente al mundo de los vivos para quedarse unos años más.






¡Bendito Herodes!
El comedor es una locura, repleto de niños incontrolados, perseguidos por niñeras uniformadas, sobrepasadas por la situación. Yo como siempre, intento abstraerme, como si no fuera conmigo, hasta que una mocosa (de unos tres años con dos velitas colgando) se acerca a mi mesa y empieza a beber de mi vaso. ¡Menos mal que aquí no hay alcohol!
Una vez saciada  su sed, media vuelta y a por el bufet. Mordisquean y dejan. Camareros retirando bandejas enteras. La fuente de chocolate es digna de una mención especial. Es una autentica cochinada. Manitas marrones metiendo los algodones de azúcar, chorreando todo. Más camareras limpiando. No entiendo cómo puede seguir funcionando la bomba después de todo lo que se les ha caído dentro.

Está claro que es el momento de comer solo alimentos “sanos”, fuera del alcance de los enanos y que me los preparen al momento, a la plancha.

Menos mal, que al tercer día, llegó la calma, para poder disfrutar de los paseos tranquilos por las solitarias playas, baños relajantes y descubriendo algún que otro animalejo.
Recomendación gastronomica: Espero todas las mañanas con impaciencia que llegue el cocinero, que me hace unos saj, para el desayuno, espectaculares.
Aun dudo si saj es el tipo de plancha o la comida. Pero yo le digo la palabra mágica: Saj! y disfruto como un loco. Es una torta caliente, que dentro tiene tomate, aceitunas negras, queso fresco agrio, queso en crema y otro tipo de queso.




lunes, 9 de abril de 2018

Los Leones del Atlas




9 días en Marruecos:
Dan para mucho, y más en familia.  Fez, Erfoud, Merzouga, Skoura... y Marrakech. Entre Kasbah y Kasbah, mucho cambio de paisaje. El verde de las montañas de la cordillera del Atlas, las llanuras y el "duro" desierto. Habrá que esperar que los cambios políticos sean tranquilos.

Un país preparado para el turismo,- con más problemas para tomarse una cerveza de lo que me habia imaginado - pero menos agobiante de lo que siempre había escuchado. Lo del "acoso" al guiri no se siente. Muchas transacciones comprando baratijas a precios irrisorios. Son buenos fabricando fósiles milenarios, geodas naturales, afilados cuchillos bereberes  y demás artículos de coña.

Como ciudad me quedo con Fez, me parece que es la más real de las visitadas. El mercado, es una amalgama de olores y sensaciones. Donde los auténticos compradores son los duros locales.

 En cuanto al paisaje -a pesar de que siempre me parecía estar en la ventanilla del autobús equivocada-  es una maravilla cambiante, desde los colores del agua pasando por los tonos marrones de los pueblos incrustados en las montañas, los montes nevados o los mil y un pueblos por donde nos han llevado. Muchos kilómetros desde Casablanca hasta Marrakech.

La experiencia del lujo en el desierto de Merzouga, me sorprende gratamente y eso que pensaba que lo tenía todo visto en cuanto a la arena. Las mismas dunas, pero un trato exquisito con todo el equipamiento y la mejor compañía. La comida muy buena, pero nos quedamos con los pinchos morunos en el Oasis de Tissardmine del Maison Acacias.
 Muchas risas, sorpresas y algunas lágrimas. Un montón de vivencias que no se nos olvidaran fácilmente. Como la vida misma.
Mil gracias. Nos vemos en la siguiente!