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sábado, 28 de septiembre de 2019

Ocaso en Argelia

El otoño ya llegó o mejor dicho, lo siento como si me alcanzó de pleno. Estación difícil, anunciando el adiós al verano, recordando que los días se acortan y que el frío invierno nos espera. 

Me han insinuado que igual - solo igual- es momento de cumplir promesas y puede que esté próxima la ascensión en familia a cimas comprometidas hace tiempo. Deseando ver nuestros bosques con su paleta de colores, intensos y suaves a la vez. Ilusionado, el tiempo lo dirá.



Aquí, en el desierto, la misma gama de tonos. Pocos cambios, aunque por fin parece que comenzamos a ver el final después de cinco largos años. Es cierto, que “el clima” comienza a suavizarse pero aún es el inicio y no han llegado los ambientes agradables.
Aunque las noches ya son bastante más soportables, todos los días sobrepasamos los cuarenta grados con creces.
 Un viaje duro e intenso. Mucho trabajo.

Hasta Caronte, el malhumorado barquero, ha tenido trabajo.  
He perdido a uno de mis pocos lectores. Uno de los buenos. De los que se reía y gozaba con mis historias. 
Como me contaba en uno de sus últimos mensajes, se alegraba con cada entrada en este blog, porque según él, podía ver mi alma
- Ese jodido sobrino por dónde está, va, vive… ríe y crea… siempre feliz con sus comiditas y aguas puras….
Una relación cercana, llevada en epístolas a miles de kilómetros. Aunque tengo que confesar, que no siempre le entendía. Ahora, desde ahi arriba y en buena compañia, lo tendrá más facil para seguirme en mis visitas por el mundo.



Cuando vas perdiendo a los seres que quieres, te hacen comprender que cada día es un regalo y hay que aprender a disfrutarlo.


martes, 10 de septiembre de 2019

Tranquilo Kuwait en Septiembre



Gran cambio y no sólo de horario. 
Semana de grandes contrastes, con una buena carga de trabajo: viendo los bonitos amaneceres, bien entrada la jornada, esperando a que caiga la noche, con su tímida bajada de temperaturas, para reanudar la tarea.


En un país donde es noticia de periódico que alguien se ha atrevido a robar una “play station” de un café...Ciertamente no se puede respira ningún tipo de peligro, a pesar que según dice el "Arab TIMES" no estamos en el mejor país para los expatriados


Como casi siempre -hay tiempo para todo- la recomendación gastronómica: Restaurante Mughal Mahal , el acceso no es muy prometedor, pero mejora el local claramente al entrar ( subiendo a la segunda planta). Delicioso el pollo al curry, pero me quedo con el Lamb Rogan Josh. Unos tacos de oveja –porque el bicho, hacía tiempo que dejó su juventud y dejo de ser cordero - en salsa, que empujado con el pan de ajo, está que quita el sentido. 


Grandes placeres. Pena la ausencia de vino tinto.


viernes, 6 de septiembre de 2019

Galicia, volveremos


Una carambola, buscando el buen tiempo y la buena compañía. Un viaje precioso que se quedará para siempre en nuestra memoria: risas, sabores y grandes toques para el recuerdo.

Un recorrido de lujo con paisajes impresionantes, custodiados por carreteras infernales, que te hacen ver lo dura que ha tenido que ser la vida en esta zona hasta hace muy pocos años. Una buena opción para rodar el coche y para templar los nervios.

 

Muchas buenas vivencias para ampliar la historia familiar de las tardes de invierno,... como la risas que nos echamos, cuando después de llegar a Chantada, a un pazo perdido de la mano de Dios, en lugar de la esperada señora con un apretado pañuelo negro en la cabeza, nos recibió Lavin. Un amable artista cubano, tarareando la música que surgía de sus grandes y modernos cascos, advirtiéndonos que para cenar lo más “duro” que tienen son los huevos fritos porque han quitado la carne de la carta. Si es que los veganos están ganándonos la partida.

 

Recomendaciones:

Como ciudad, me quedo con Pontevedra. Un casco antiguo muy bien cuidado, que dan ganas de pasear, junto al peligroso Valle Inclán que perdió el brazo en una palea tras una tertulia literaria.

Como paisaje, el mirador de Triguás que nos recomendó la amable chocolatera que regentaba el museo en Teimende, para poder disfrutar en todo su explendor del Cañon del Sil, con una de las imágenes más bonitas del “A Ribeira Sacra”


Como monumento, el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, que se oculta entre unos bosques de castaños enormes y magníficos robles.

Como actividad, adicional al billar, el paseo por la ría desde O Grove, para visitar las bateas mejilloneras (donde también se cultivan las ostras y vieiras), mucho mejor de lo esperado mientras hacíamos la cola esperando a que llegara el catamarán. Donde merendamos a todo lujo, más mejillones de los que nos imaginamos que pudiésemos comer.


Y en cuanto a la comida, la recomendación para mi es clara, las zamburiñas. No encontramos los grandes chollos, pero disfrutamos de todos los placeres de la gastronomía aunque las filloas, siguen siendo mejores las que tiene en el recuerdo Jontxu de la abuela adoptiva por parte gallega. Esperemos que nos legue la receta.