Camino de la final, Bolivia

Si por ver la final de la copa, te dicen que tu mejor opción para salir de un campamento que está “bloqueado” por los sindicalistas en Bolivia, pasa por ponerte un rollo de papel higiénico bajo el brazo – así nadie va a preguntarte dónde vas- y meterte por un caminito que se adentra en la selva, es que algo no funciona muy bien.







!Quién dijo miedo!
Solo soy capaz de visualizar la entrada del sendero por la que me han dicho que debo adentrarme y que a un kilómetro pasando un cercado con una alambrada, me espera una movilidad todo terreno para sacarme de ahí.  La adrenalina es una amiga perfecta en estas ocasiones.

Mi amiga tecla saliendo, no me dio tiempo a esperarla

La alegría que me dio ver la camioneta, y además con el equipaje!!






Destino Yacuiba.
En caso de que alguien caiga por está "ciudad" fronteriza con Argentina, ir a comer el chancho a la cruz a "la cabaña churrasqueria Pity".  Nunca mejor elegido el nombre del local, pero sería imperdonable no recomendarlo.

Lo que nos queda por aprender en nuestras parrilladas. ( El secreto que tire la grasa a fuego lento:  5 horas)

Otra vez la climatología no está de mi parte.

No aterriza la avioneta, así que tardo 11 horas en recorrer los 600 kilómetros hasta Santa Cruz. Los que conducen no están dispuestos a superar el limite de velocidad debido a la carga que llevan.


Bueno, saludetes desde el aeropuerto de Lima, que están llamando a embarcar. Para mi es una de las mejores salas en las que he estado, sobre todo por que tiene terrazita al aire libre y eso es otra cosa.

Harmantepe, una de pescadito

Después de salir del trabajo, el bueno de Mustafa nos ha invitado a cenar. Cuando te imaginas un restaurante al aire libre, no es el lugar donde me han llevado. Una fogata, una gran sartén y una mesa de playa, en lo alto de un pequeño lago donde engordan truchas, rodeado de un paisaje sorprendente. La cocina natural de toda la vida.

Creo recordar, que son las primeras truchas que me han gustado e incluso me han parecido ricas, me imagino que además del encanto del lugar ha sido la sazón aromática que tenían. El único problema fue la cantidad, como siempre entre las dificultades con el idioma y el miedo a la ofensa cultural. Al final nos fuimos con 3 o 4 truchas cada uno.

Otro paisaje alucinante, pena que está vez me vine a Turquia sin la camara de fotos, y están sacadas con el telefono.

Berlin, en primavera

Una ciudad agradable para pasear en tiempos de primavera, está lleno de bicicletas y de turistas, aunque nosotros optamos por el paseo.


Es una ciudad donde la mezcla de sus habitantes destaca con la historia no tan reciente pero que está plasmada por todas partes.


Muy recomendable ir a la vineria de Lutter & Wegner - en la calle de detrás del auditorio junto a la plaza Gendarmenmarkt- a tomar una copita del champagne alemán. El local tiene ese toque de añejo, por lo que tomamos el aperitivo dentro para poder disfrutar del histórico local y ver la larga colección de botellas. (Charlottenstr 56)











A pesar de todo lo que ha cambiado, hay momentos en que te recuerda que ha sido la antigua capital de Prusia, el centro de poder del ultimo imperio y que sufrió el castigo después de la segunda guerra mundial.