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martes, 28 de marzo de 2017

Scooterino experience- por la ciudad eterna







Después de las medidas extremas de seguridad, para recibir a los líderes de la unión europea que celebraban el 60 aniversario de los tratados de Roma, la capital italiana se relajó el domingo. Aunque no lo suficiente, ya que la presencia de policías y militares era muy superior a la de nuestras anteriores visitas.

Aprovechando el poco tráfico, las facilidades que dan para alquilar las vespas -solamente te piden el carné de conducir B (el de coche de toda la vida) y 40 euros- y disponer de un conductor acostumbrado a las dos ruedas manejando entre coches, se cumplió otro de mis deseos que me quedaba por cumplir: paseo en moto al atardecer por esta ciudad.

Tras una breve traducción del contrato (el que rompe paga en perfecto italiano) y una explicación de cómo funciona la machina: Intermitentes, freno, gas y como se arranca si se nos cala, nos lanzamos los jóvenes moteros a buscar adoquines por los que circular. Cuando nos vio salir, yo creo que se dio cuenta de que no era muy cierta la experiencia en moto que teníamos, pero ya era tarde para quitarnos el juguete.  Los locales, cuando ven una moto de alquiler, instintivamente se alejan. Esperemos que no lleguen muchas multas.


La experiencia, una gozada y espero repetir cuando vuelva a Roma. Si te toca ir como Gregory Peck, es decir de paquete, mientras conduce Audrey Hepburn, como es mi caso, te recomiendo que bajes de la vespa a sacar alguna foto, ya que la posición no es nada ergonómica, por lo menos si mides más de 1,80 cm.  Cuando la devolvimos, después 90 minutos, - se le iluminó la cara al de la tienda (se había olvidado de pedirnos la fianza),- yo no podía andar de lo dormidas que tenía las piernas.

¡Ya somos moteros! - Una experiencia que une mucho. Nos lanzamos a por unas cañitas en el primer bar que vimos cascos de los nuestros

En cuanto a la recomendación gastronómica, difícil elección en el paraíso de los glotones.

Como aperitivo me quedo con el restaurante Cánova Tadolini. (Via del Babuino 150). Te tomas la cervecita por 6 euros y con ello te sacan el aperitivo, unos sándwiches de rollitos, tomate seco muy recomendable. Trato un poco “selecto” pero merece la pena darse el capricho de estar en un museo al mismo tiempo, ya que era el taller del escultor. Estás rodeado de esculturas espectaculares. Espero volver.


En cuanto a la comida de pie. Tras el aperitivo en el precioso mercado triunfale, la porcheta en Angrypig ( Via Tunisi 38). Entri da cliente, esci da amigo. Una gozada para los sentidos.



Y lo que más me ha sorprendido en el restaurante: Vinando (Piazza margana 23) la burratina con Gamberi Crudi e Tartufo Nero y las Orecchiette al vino Cesanese e Cipolle di Tropea.

 


¡Que gozada de viaje!.  Todo lleno de buenos recuerdos. Hasta la hermosa ragazza del quiosco del Parco Del Colle Oppio -cerca del Coliseo- permanecía en su puesto, esperando a que llegásemos.

jueves, 16 de marzo de 2017

R.M.W.B -


Parece que se les terminó el invierno. Ya han dejado en casa, las chamarras y los gorros, aunque siguen con temperaturas bajo cero. Como os habréis imaginado, está vez no he pasado desapercibido. Yo tapado hasta los ojos.




Haciéndome el simpático -si es que no aprendo - para salir de un tenso silencio entre desconocidos , como aquí no se habla del fútbol y del tiempo ya habíamos hablado, se me ocurrió preguntar por los búfalos, al estar en RMWB (la región municipal de Wood Búfalo).


BUF uh Loh! - Pronunció con su inglés cantarín.


Ganas me dieron de mandarle a la mierda. Pero no tarde en darme cuenta que di en el blanco. Parece que el canadiense, era uno de los afortunados del sorteo de bisontes de este año y que había cazado uno. 

Pequeño me pareció, para ser como un toro, solo 350 kilos, pero no se me ocurrió contradecirle, ya que entiendo que debe saber disparar y descuartizar unos cuartos traseros y eso, creáis o no, a mi sí me intimida. 

Solo deseo que cuando vaya de vacaciones a México, se encuentre a algún camarero con su mismo don de lenguas. 

Según le entendí el control del rebaño había dado como resultado 250 licencias para los First Nations - los indios aborígenes y la mitad - 125- para el sorteo del resto de cazadores.



Recomendación gastronómica: 

El Slow Roasted Beef Dip, un bocadillo de pan de sésamo con carne mechada en The Canadian Brew House (117 Riverstone Ridge en Fort McMurray). 

El local es lo que esperas típicamente Canadiense. Gigantes devorando comida, mientras ven deportes , atendido por enormes camareras que se aseguran su propina con chistes que a duras penas entendemos.



Aunque ni color, si lo comparamos con la carne mechada de "las arepitas a la pelua " de Doña María Conchita - la mujer de un compañero. Se llaman así porque tanto el queso como la carne que se mete dentro de la arepa se pone en fibras como si fueran largos pelos. 

¡Que delicia!



domingo, 12 de marzo de 2017

Sin tiempo de aclimatación



Algo así tiene que sentir el hierro , al endurecerse. A mi no me hace falta altos hornos.
Del calorcito de Kuwait (32 C) del viernes, a la fresquera de Canadá (-22C ), pasando por el agradable sirimiri de casa.



**Según la RAE : sirimiri: llovizna muy menuda, que realmente no consigue que los bilbaínos saquemos el paraguas del armario.


A duras penas he superado el interrogatorio de inmigración. Yo ya no sabía que contarle al buen hombre. No son horas.
Todo el día de aeropuertos y aún me queda esperar el último vuelo. Tres horas de espera. Son las cuatro de la mañana en Bilbao. Día largo.





jueves, 9 de marzo de 2017

Fintas - una de barrio

Las calles son tranquilas. Niños somnolientos, bajando de los coches entrando solos al colegio, con sus pesadas mochilas.


La única diferencia es que no hay STOPs, ni pasos de cebra, ni semáforos... ninguna advertencia de peligro: niños Kuwaitis en las inmediaciones. 

El código de circulación es una hoja en blanco, para algunos. Tantos carriles como quieran. Desde arriba debe parecer scalextric. La línea como guía.

                                

Pero mi barrio, tranquilo. Niños corriendo, fruterías y poca oferta gastronómica. Repito en el restaurante indio junto a mi edificio, auténtico.  Sin dukoral, creo que no me hubiera arriesgado tanto. 

                             
Demasiado auténtico. Mesas corridas pero, poca comunicación entre los comensales.
 El chicken masala de primera y las chapathi el mejor acompañamiento para contener un poco la capsaicina.