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jueves, 28 de noviembre de 2019

Thanksgiving day


Disfrutando del día de acción de gracias en Kuwait. Siempre hay algo por lo que estar agradecido. En este tipo de países, las comparaciones son odiosas. Estamos en el lado bueno de la balanza.
Me viene a la mente otras épocas. La hora de Bill Cosby enseñando al torpe de Theo como trinchar el pavo. Lo veíamos como algo lejano, al igual que la jodida fiesta de Halloween que parece que lleva toda la vida metida en nuestras vidas. Como la odio. 
Como va todo de rápido, igual algún hijo majara comienza con la tradición y terminamos reuniéndonos algún día alrededor de un reseco pavo. Espero no verlo.
Bueno, hay que tener mente positiva. Una jamada es una jamada. Tengo que buscar ese episodio para comprobar si es tan divertido como recuerdo o no tiene ni puñetera gracia.


Seguro que el origen es una adaptación de alguna fiesta pagana por las cosechas, que luego adoptaron las distintas religiones para dar gracias a Dios por los dones recibidos o por ser el pueblo elegido. Siempre hay que dar las gracias. Aunque no creo que tengan el coraje hoy en día, en recordarles a los indios primigenios, la que liaron por ayudar a los primeros colonos, en lugar de dejarles morir de hambre.
Les salió cara la celebración de la primera cosecha. Como el bufete del hotel, menuda subida de precio.



martes, 12 de noviembre de 2019

¡Eh, que esto no se abre!


Madrid, Menos mal que tengo más de dos horas de escala.

Grandes colas. Desesperación. En los aeropuertos es siempre muy importante elegir y elegir bien. No ponerte donde te arrastra la marea. El vagón de tren donde montarse o la cola de control de seguridad, puede marcar la diferencia entre perder o no un vuelo.

Largas filas para salir del país. El aeropuerto colapsado. Cuando por fin consigo ver a los que bloquean, no parece un acto organizado por independentistas, ni veganos ni anima-listas, ...Tienen que estar luchando por la mejora de nuestras pensiones.

¡Esto no se abre! – El grito de guerra. Unos cien jubilados son capaces, ellos solos, de provocar retrasos y hasta cancelaciones.

En la zona de control de pasaportes: guerra contra la tecnología. Ancianos enfadados enfrentándose a un escaner ocular. La marca España por los suelos.  
Han vuelto loco al sistema de identificación. Los dos ayudantes en las máquinas de control de documentación, no dan abasto. 
A la desesperada, les dicen que es más rápido con el DNI que con el pasaporte.  
Al unísono se ponen a rebuscar entre sus pertenencias de mano. En lugar de facilitar y agilizar el proceso, empeora. Bolsas y bolsos inmensos repletos de carteras, monederos y bolsitos. Es el resumen del caos.

La llegada del siguiente tren a la terminal, acerca la hecatombe. 
Se va perdiendo la calma entre los que llegan -acumulándose en la escalera- y los que están viendo el motivo del tapón, que pierden la paciencia después de  intentar colaborar con los pobres que les toca lidiar con el problema.

Al final, alguien toma el mando. Desbloquea el sistema, apertura de puertas, volviendo a la comprobación telemática de cada pasaporte a la antigua: por personas, por la policía de aduanas.

Los que han diseñado el sistema, ya sabían que necesitarían ayudantes, pero no tenían previsto, lo que parece un viaje del IMSERSO a Sudamérica.