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domingo, 18 de diciembre de 2022

Frontera Mexico - La Chinesca

 Viajar desde San Luis Rio Colorado a Mexicali dicen que es una máquina del tiempo. Además del cambio horario, que te hace llegar a la misma hora que saliste, hay algo más. Mucha diferencia, a lo largo de la frontera.


En el primero, gente ruda y amable al mismo tiempo, que saben convivir con el ruido de las sirenas y el muro de separación. Es fácil de entender que muchos quieran conseguir la visa para trabajar en el otro lado, pero que vuelvan al atardecer para tomarse la cerveza en familia.

En el segundo, más tranquilos alojados en la “zona dorada”, una zona que brilla por si sola. En el centro, como punto curioso, la población china con sus sombreros vaqueros.  

Según la leyenda: la ciudad oculta bajo el casco antiguo de Mexicali. La Chinesca, un pequeño barrio chino, es un recuerdo de la vida oculta y subterránea que, a principio del siglo XX, a todos los emigrantes chinos que llegaron como jornaleros, les permitía refugiarse del calor intenso del desierto mexicano. Luego se amplió y construyeron un sistema subterráneo de túneles que usaron para conectar los garitos durante la ley seca de los Estados Unidos y mantener todo el tema del contrabando y que cuando se terminó, les sirvió para sobrevivir.



Lo que está claro es que, en el estado de Baja California, la comida típica es la china y sus más de trescientos restaurantes lo atestiguan, aunque lo que sorprende es la generosidad de las raciones, hay que pedir un plato para cada dos porque son interminables. 

Si me tengo que quedar con una recomendación gastronómica, la comida es muy buena en todas partes, me quedo por esta vez con los desayunos del Hotel San Angel & SPA (en Avenida Alvaro Obregón 1050 San Luis Río Colorado, Estado de Sonora), que te sirven para aguantar todo el día. Los chilaquiles -a base de trocitos de tortilla de maíz fritos bañados en salsa de chile roja, un poco de carne deshebrada, patatas con chorizo, un huevo estrellado y completando el plato, unos frijoles refritos, con una pizca de queso por encima. Una delicia. El pobre chofer, me tenía que esperar todas las mañanas. 

 


 

jueves, 1 de diciembre de 2022

Castillo de Tarout

El regreso a Saudí Arabia ha coincidido con el mundial, todo decorado en el hotel, hasta con fotos a tamaño real del héroe nacional, Salem Al Dawsari, que ha conseguido ilusionar a todo el país, después del increíble triunfo, contra los invencibles argentinos.

Ayer no había quien durmiera en el hotel. Noche de futbol con pantalla gigante en la piscina y mi habitación, en primera línea. Yo, contando los minutos de descuento, para poder cerrar la persiana. No fue suficiente, a pesar del gol en los últimos segundos del partido. Arabia no consiguió pasar a octavos de final



Hoy justo antes de ir al aeropuerto, escapada cultural. Hemos tenido la suerte de que un compañero local, nos ha llevado a ver el Castillo de Tarout, en la isla del mismo nombre.  Siempre es más fácil, conociendo las costumbres, sobre todo cuando la información no es abundante. 

Aunque ahora no se puede visitar, por estar en rehabilitación, merece la pena verlo y sobre todo al atardecer. Muy curioso el barrio.



Te haces una idea, de lo que debió ser la mayor fortaleza para defenderse de los ataques invasores.Hoy quedan en pie tres magnificas torres, en una pequeña colina, dominando la costa y con ello el comercio marino.

Lo que está claro, es que es una de las regiones más antiguas habitadas de la península arábiga. Según dicen, es de hace más de 7000 años. Otra vez me topo de bruces con la antigua civilización Dilmún. Aunque sean solo los cimientos, sabían construir, porque ha llegado hasta nuestros días. 



Como continuación de la visita, un par de museos, en los que, como otras veces, hay cosas más antiguas en cualquier casa, pero lo bonito es poder entrar en estas pequeñas casas de arenisca, madera de palmera y argamasa. La pendiente en las segundas plantas digna de estudio. Se aguantan porque están unas junto a otras.