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jueves, 1 de diciembre de 2022

Castillo de Tarout

El regreso a Saudí Arabia ha coincidido con el mundial, todo decorado en el hotel, hasta con fotos a tamaño real del héroe nacional, Salem Al Dawsari, que ha conseguido ilusionar a todo el país, después del increíble triunfo, contra los invencibles argentinos.

Ayer no había quien durmiera en el hotel. Noche de futbol con pantalla gigante en la piscina y mi habitación, en primera línea. Yo, contando los minutos de descuento, para poder cerrar la persiana. No fue suficiente, a pesar del gol en los últimos segundos del partido. Arabia no consiguió pasar a octavos de final



Hoy justo antes de ir al aeropuerto, escapada cultural. Hemos tenido la suerte de que un compañero local, nos ha llevado a ver el Castillo de Tarout, en la isla del mismo nombre.  Siempre es más fácil, conociendo las costumbres, sobre todo cuando la información no es abundante. 

Aunque ahora no se puede visitar, por estar en rehabilitación, merece la pena verlo y sobre todo al atardecer. Muy curioso el barrio.



Te haces una idea, de lo que debió ser la mayor fortaleza para defenderse de los ataques invasores.Hoy quedan en pie tres magnificas torres, en una pequeña colina, dominando la costa y con ello el comercio marino.

Lo que está claro, es que es una de las regiones más antiguas habitadas de la península arábiga. Según dicen, es de hace más de 7000 años. Otra vez me topo de bruces con la antigua civilización Dilmún. Aunque sean solo los cimientos, sabían construir, porque ha llegado hasta nuestros días. 



Como continuación de la visita, un par de museos, en los que, como otras veces, hay cosas más antiguas en cualquier casa, pero lo bonito es poder entrar en estas pequeñas casas de arenisca, madera de palmera y argamasa. La pendiente en las segundas plantas digna de estudio. Se aguantan porque están unas junto a otras.



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