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miércoles, 22 de julio de 2015

China- Ruta gastronómica

Una vez me dijeron que si al entrar en un aeropuerto y conseguir tu tarjeta de embarque, te sientes como en casa, es que estás viajando demasiado.
Pues estoy en ese punto. Una sensación  placentera. Una persona normal, hubiera pensado: ¿ qué voy a hacer ahora con siete horas por delante en un aeropuerto? Pero al final, el tiempo se escapa de las manos degustando las exquisiteces de las salas de business.

Bueno, unas semanas en China, y no he conseguido hacer nada de turismo, un poco desastre. Los pocos ratos libres me he dedicado a ampliar mis horizontes gastronómicos y  después a conocer el mundo de los masajes orientales.



El cachondeo que se traen con nosotros, al entrar en los casas de masajes, es grande. Lo que no saben es que uno de nosotros habla y entiende chino. Según nos dice,  mientras hablan entre ellos, se preguntan si nuestras madres no nos habrán enseñado educación y que menudas pintas tenemos con nuestras barbas. Parece ser, que solo se lo dejan los separatistas  de la etnia uigur ( entiendo que  musulmanes) y no sienta muy bien en esta zona del país nuestro aspecto.

Cambiando de tercio, no podía dejar de pasar la oportunidad de visitar lo que más me atrae... los mercados.

Además de productos inimaginables por higiene, tamaño y forma, lo que me sorprende es que en casi todos los puestos está el personal comiendo. Parece que el horario que tienen es mucho mas amplio que el nuestro o que comen mas veces al día.



En cuanto a la comida en los restaurantes, siempre he ido a buscar lo más extraño que encontraba en la carta. Me apetecía probar lo que no había catado antes. No os voy a engañar, alguna mala experiencia me he llevado, y no por cultura, sino porque estaba intragable, ni con orujo de arroz se pasaba el condenado. Si es que una vez quitado el repelús, la mayoría de los alimentos son agradables.
 
Aunque no todos. Al igual que en Bilbao, lo que es medicinal, que se lo coman ellos. Pero por ejemplo, los gusanos muy agradables.
 
 Aquí no hay que estar atento a que no te dan gato por liebre. Más bien hay que probar el gato para compararlo. Seguramente tendrá sus matices, como todo lo que corre o vuela, a la cazuela.


La cultura de las setas...sorprendente. Más de 10 tipos de setas en muchos de los restaurantes y con la gracia del hot pot incluida.