Mientras se acerca
el momento de la salida, el tiempo ha mejorado. Desde la cubierta del barco,
viendo posiblemente la isla por última vez, soy consciente de lo que mi cerebro
me está haciendo. Me entra morriña al cerrar una etapa, cuando durante tantos días,
no se me había pasado por la imaginación. Esto es lo que sucede cuando no
tienes con quien hablar, rodeado de trabajadores sonrientes que regresan a casa
con sus maletas, sacos, las bolsas de la mantas SSQ (Super Soft Quality) y los
de menos nivel, con sus bidones reciclados de material de construcción de 28
litros con todas sus pertenencias dentro. Una buena mezcla de personas, ropas y
valijas.
Realmente no sé
cómo se cuenta el tamaño de las olas, porque no se ven. Si es por el vaivén del
barco o por el mareo de los pasajeros. O igual no son olas. Dentro no puedo
estar, se mueve demasiado y fuera el agua pulverizada te anima a meterte dentro.
No le cojo el ritmo. Los labios me saben a sal. El compás nunca ha sido lo mío.
Concentrado en el horizonte, como vigía buscando alguna novedad. Me falta mi
hermano, más rioja y más comida. Eso sí que era una buena tripulación. Al final
casi cinco horas en tensión. El viaje mejor soportado de lo esperado, sea todo
por volver a casa
Ser recibido en la
bocana del puerto de Zayed por 9 cazas del ejército de UAE sobre tu cabeza en
la proa del mercante, impone y no sabes lo que se te pasa por la imaginación
cuando los ves acercarse. Es una maravilla ver las acrobacias que pueden hacer,
aunque no sepamos distinguir si son los aviones americanos (F16) o -la opción más
aceptada por el resto del entendido pasaje-, los aviones de fabricación
francesa (noseque 2000). Esperemos que les salga bien la demostración en el 46th
National Day Celebrates, porque a mí me parece que vuelan muy juntos y
demasiado rápido.
Junto al puerto,
están creando el Distrito Cultural de Abu Dhabi, en la Isla de Saadiyat, donde
aprovecho a realizar la visita al museo del Louvre. Los franceses se saben
vender muy bien y han creado un museo espectacular para el país, poniendo otra
vez la cultura francesa en la cima de este mundo moderno.
Tienes obras
impresionantes de todas las culturas y de todos los tiempos. Un solo cuadro de
los que están aquí expuestos (Manet, Van Gogh, Rodin, Picaso…), generaría colas
en cualquier población europea y aquí se disfruta sin ningún tipo de aglomeración.
Por cierto el “Family Tree” de Zhang Huan, se merece el espacio que ocupa,
aunque la obra que más me llama es el ”Young
Emir Studying 1878”, que me recuerda a casa,
Si te fijas el plano que te dan, se parece al
de una ciudad, rodeada por el mar. Las salas son acogedoras, todas distintas
unas iluminadas, otras en penumbra, otras oscuras. Cambios serenos entra los
doce periodos, de lo que va la exposición. Desde el inicio del hombre hasta lo
más reciente. Me llama la atención, aunque se entiende el brete en el que pondrían
los dueños del museo a los encargados del préstamo de las obras, lo púdica de
la elección, con muchas hojas de parra y telas en las parte nobles.
Pero en el momento
de terminar y pasar el cartel de EXIT, el vigilante de la puerta se ríe cuando
se me escapa un expresivo ¡Guala!
¡The best for the
end! - Parece que tiene la frase preparada. No soy el único que se sorprende y aún
está animado, solo lleva dos semanas desde la inauguración del museo (Como el
metro de Bilbao el 11 del 11)
La luz
atravesando, la inmensa cúpula de casi doscientos metros de diámetro, que cubre
todo el museo, es un espectáculo. Son miles de estrellas formando el enrejado
de la cúpula. Como aquí en teoría no llueve casi nunca. No me imaginaba que el cascaron de tortuga que
parece desde fuera, tuviera esa capacidad de asombrarme. Por el momento no hay
mucha publicidad, yo casi me lo pierdo, menos mal que un amigo de Bilbao de
toda la vida, me aviso de la inauguración que sino ni me entero.
Como anécdota, La entrada
es una postal y pone que pases por la boutique del museo, para poner un sello y
que inspires a otros compartiendo la belleza… La chica, toma la entrada, mira
en el ordenador, se encoge de hombros y me dice que ellas no venden sellos.
No tenía cámara,
por lo que he pedido a tres que me saquen foto: a un americano a un francés y a
una china. Si alguno cumple y me la envía ya es otra cosa….Por ahora las fotos
de la red.
Sébastien Bon photographe et meilleure personne. Merci
beaucoup, pour le souvenir merveilleu