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jueves, 28 de diciembre de 2017

Visita a la Concatedral de Santa Maria la Redonda.


¿A qué no hay?

Así comienza una escapada de martes, a la ciudad de las cigüeñas y del buen vino.
Logroño, otra pequeña maravillosa locura, disfrutando de la vida.


La iglesia ni es redonda, ni las torres son gemelas, ni el cuadro de la crucifixión parece que sea de Miguel Ángel. Pero es impresionante y aún más las medidas de seguridad. 
Yo nunca lo había visto en una iglesia.

Después de una amplia cata por la calle Laurel, la recomendación no puede ser otra que el “Pasión por ti” en la Travesía de Laurel 5. 
El camarero muy profesional, buen servicio y mejor producto:
La tapa Trufoie (patata trufada con foie y huevo) y la reconstrucción de manitas impresionantes.


Noche como las de antaño. Mucho baile, cánticos desafinados y desafiantes de juventud...

Una gran pena, el poco tiempo que tuvimos para dormir, en el palacete del siglo XVI ( Hotel Calle Mayor). Todo nuevo, mezclado de historia. Trato exquisito y lleno de pequeños detalles. Muy curioso el lagar en el suelo del comedor.



Y como no podía ser de otra manera, visita a Bodega. 

Buenísimos la explicación y la visita a Marqués de Riscal en pleno funcionamiento... 


Por sacar algún pero, la cata: pan y vino.
El vino cura todos los males, por algo fue elegido por el de arriba, pero... ¡sacar solo picos!

Por nuestra parte, mucho "ilegal": con paracetamol en el bolso y hasta tosiendo.

martes, 19 de diciembre de 2017

Argelia moderno Samaritano


 

 
Sí. Me ha vuelto a tocar la época de lluvias pre invernales del desierto Argelino.
Frío, agua y como no podía ser de otra manera,  goteras!
Me parece que siempre seré feliz recordando esta época. Gracias a Dios, las goteras este año - a diferencia del 2016- han sido lejos de la cama. Al levantarme estaba inundado el cuarto de baño.
No estamos preparados para el agua, pero ni para el frío, tampoco. Ya voy asimilando como propia la imagen de los dibujos animados de antaño, gorro y pijama para dormir, para que no se me congelen las ideas.
 


Lo mejor del día, la esperada sesión de “yoga ibérico” que decía Don Camilo , despues de meterse una oveja...

 
En el aeropuerto, sorpresas. Inexplicablemente con la nueva actualización del sistema operativo del teléfono, no me dura la batería.  Yo con el teléfono en las últimas, buscando un enchufe para el cargador por todas las paredes, y los que hay, no funcionan.


De repente, veo que se me acerca un gendarme negando con la cabeza. Ya la he liado. Seguro que me he metido donde no debía.
Se me acerca y una parrafada. Yo negaba con la cabeza, señalando la luz roja de falta de carga.
Lo último que pensaba que el policía iba a sacar del bolsillo era un cargador solar. El hombre, al darse cuenta de que no le entiendo, hace verdaderos esfuerzos de comunicación para que no me preocupara que luego se lo devolviera más tarde. Es lo que tienen los aeropuertos de provincias.
Pasaban las horas y no aparecía, menos mal que uno tiene recursos y tras unas cuantas vueltas conseguí  retornarle lo que era suyo, al buen Samaritano.
 
 

 
 

martes, 28 de noviembre de 2017

Entrada a buen puerto: Distrito Cultural de Abu Dhabi


Mientras se acerca el momento de la salida, el tiempo ha mejorado. Desde la cubierta del barco, viendo posiblemente la isla por última vez, soy consciente de lo que mi cerebro me está haciendo. Me entra morriña al cerrar una etapa, cuando durante tantos días, no se me había pasado por la imaginación. Esto es lo que sucede cuando no tienes con quien hablar, rodeado de trabajadores sonrientes que regresan a casa con sus maletas, sacos, las bolsas de la mantas SSQ (Super Soft Quality) y los de menos nivel, con sus bidones reciclados de material de construcción de 28 litros con todas sus pertenencias dentro. Una buena mezcla de personas, ropas y valijas.

Realmente no sé cómo se cuenta el tamaño de las olas, porque no se ven. Si es por el vaivén del barco o por el mareo de los pasajeros. O igual no son olas. Dentro no puedo estar, se mueve demasiado y fuera el agua pulverizada te anima a meterte dentro. No le cojo el ritmo. Los labios me saben a sal. El compás nunca ha sido lo mío. Concentrado en el horizonte, como vigía buscando alguna novedad. Me falta mi hermano, más rioja y más comida. Eso sí que era una buena tripulación. Al final casi cinco horas en tensión. El viaje mejor soportado de lo esperado, sea todo por volver a casa

Ser recibido en la bocana del puerto de Zayed por 9 cazas del ejército de UAE sobre tu cabeza en la proa del mercante, impone y no sabes lo que se te pasa por la imaginación cuando los ves acercarse. Es una maravilla ver las acrobacias que pueden hacer, aunque no sepamos distinguir si son los aviones americanos (F16) o -la opción más aceptada por el resto del entendido pasaje-, los aviones de fabricación francesa (noseque 2000). Esperemos que les salga bien la demostración en el 46th National Day Celebrates, porque a mí me parece que vuelan muy juntos y demasiado rápido.

Junto al puerto, están creando el Distrito Cultural de Abu Dhabi, en la Isla de Saadiyat, donde aprovecho a realizar la visita al museo del Louvre. Los franceses se saben vender muy bien y han creado un museo espectacular para el país, poniendo otra vez la cultura francesa en la cima de este mundo moderno.
Tienes obras impresionantes de todas las culturas y de todos los tiempos. Un solo cuadro de los que están aquí expuestos (Manet, Van Gogh, Rodin, Picaso…), generaría colas en cualquier población europea y aquí se disfruta sin ningún tipo de aglomeración. Por cierto el “Family Tree” de Zhang Huan, se merece el espacio que ocupa, aunque la obra que más me llama  es el ”Young Emir Studying 1878”, que me recuerda a casa,

 Si te fijas el plano que te dan, se parece al de una ciudad, rodeada por el mar. Las salas son acogedoras, todas distintas unas iluminadas, otras en penumbra, otras oscuras. Cambios serenos entra los doce periodos, de lo que va la exposición. Desde el inicio del hombre hasta lo más reciente. Me llama la atención, aunque se entiende el brete en el que pondrían los dueños del museo a los encargados del préstamo de las obras, lo púdica de la elección, con muchas hojas de parra y telas en las parte nobles.
Pero en el momento de terminar y pasar el cartel de EXIT, el vigilante de la puerta se ríe cuando se me escapa un expresivo ¡Guala!
¡The best for the end! - Parece que tiene la frase preparada. No soy el único que se sorprende y aún está animado, solo lleva dos semanas desde la inauguración del museo (Como el metro de Bilbao el 11 del 11)
 

La luz atravesando, la inmensa cúpula de casi doscientos metros de diámetro, que cubre todo el museo, es un espectáculo. Son miles de estrellas formando el enrejado de la cúpula. Como aquí en teoría no llueve casi nunca.  No me imaginaba que el cascaron de tortuga que parece desde fuera, tuviera esa capacidad de asombrarme. Por el momento no hay mucha publicidad, yo casi me lo pierdo, menos mal que un amigo de Bilbao de toda la vida, me aviso de la inauguración que sino ni me entero.

 
Como anécdota, La entrada es una postal y pone que pases por la boutique del museo, para poner un sello y que inspires a otros compartiendo la belleza… La chica, toma la entrada, mira en el ordenador, se encoge de hombros y me dice que ellas no venden sellos.

No tenía cámara, por lo que he pedido a tres que me saquen foto: a un americano a un francés y a una china. Si alguno cumple y me la envía ya es otra cosa….Por ahora las fotos de la red.
 


        Sébastien Bon photographe et meilleure personne.         Merci beaucoup, pour le souvenir merveilleu

jueves, 16 de noviembre de 2017

Rialto no se toca


Sin ningún plan establecido, más que aprovechar cada momento, cada calle, plaza o canal que merezca recorrerse. Mucho por ver y recordar en Venecia, pero al intentar plasmarlo en estas notas, se eclipsa ante las risas contagiosas.




El lunes, las lluvias y fuertes vientos hacen de las suyas. Buscamos refugio, por los callejones estrechos, donde hay que ir atentos, esquivando algún que otro desperfecto. Dominando a los paraguas. Sobrecogedoras las botas para el “acqua alta”. Polainas con suela de goma que ridiculizan a los turistas. La inversión de 9€ que me salva de un constipado. Ande yo caliente, y ríase la gente.
 

 
 
Yo me quedo con la pequeña Iglesia de San Salvatore.  La oscuridad del lugar y el sacristán retirando las velas antes de que se consuman, contrastan con la magia al introducir la moneda de euro, alegrando al vigilante e iluminando las pinturas de Tizanio, aunque yo me quedo con el colorido y alegría de Giovanni Bellini, en el cuadro de la Comida en Casa de Emaús.


En las guías turísticas además del spritz (una opción recurrente con precios dispares, dependiendo de la zona, pero una misma receta: Hielo, rodaja de naranja, 3 partes de prosecco, 2 partes de Aperol y 1 parte de soda) que nos ilumina el espíritu entre los callejones, tendrían que recomendar ir con un frontal por Venecia ya que muchas veces no es suficiente. En esta época del año, anochece muy pronto y la iluminación brilla por su ausencia, aunque no nos impide -en plena noche- disfrutar de las pasarelas de moda. Alegría desbordada y algo más.  Esperemos que no esté recogido en ninguna cámara de seguridad.  


 


La recomendación gastronómica es difícil. Hemos comido bien en todos los lugares elegidos pero extrañamente ninguno me ha complacido al 100%, por eso me quedo con los aperitivos y los chichetis previos. Marca la diferencia el pincho de pulpo de Al Timón (Fondamenta deglo Ormesini 2754) regado con un vino roso de garrafa, en las cómodas mesas del interior.




Nos despedimos de la ciudad con aire fresco y buen tiempo en el mercado del pescado de Rialto, una gozada. Esperemos que las distintas normativas no hagan desaparecer este mercado y sigan permitiendo disfrutar de estas tradiciones.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Retrasos hacia Abu Dhabi


Estaba pensando en las cosas que me sacan de quicio: ultimamente son las prisas y en todo lo que hacemos por culpa de los retrasos.
 
No me acostumbro a llegar corriendo, pero peor  llevo el estar con el alma en vilo, elucubrando planes alternativos por llegar a perder un enlace de avión y liando a todo el mundo.
 
 Y en los últimos tres viajes, pleno. Esperemos que cambie la racha.


Esta vez ha sido la famosa niebla londinense lo que originó tremendos retrasos en el enlace de Madrid. Menos mal que voy conociendo poco a poco los privilegios de viajero frecuente y ganando inmunidad antes las protestas airadas contra mi persona, al creer que me cuelo por mi cara bonita.
Pero bueno, al final conseguí el objetivo, de entrar en el vuelo.  No sé lo que les debieron decir a las azafatas, pero fue un gran ejercicio de contención el tener que rechazar en innumerables ocasiones el champagne incluido en el billete de bussines, decantándome por el agua mineral. Al final todo bien y llegué a dormir a mi destino.

Tras el paso por el hotel, vuelta al desierto. Un gran ambiente en Abu Dhabi. Durante un rato disfruto del silencio. Algo así puede pasar en este asombroso lugar. La gran luna iluminando el campamento cinco estrellas donde estoy alojado, las sombras de los camellos y los platos de lujo que prepara el cocinero italiano, marcan la diferencia.
 

Llevo una temporada de maleta caliente, nada más llegar de un viaje de trabajo lo enlazo, con uno de placer. Menos mal que tengo ayuda para colocar todo en la que comienza a ser mi baqueteada maleta.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Madrid de Genova a Ponzano


Un día de trabajo en Madrid. Me da tiempo para absorber otras realidades, otros ritmos, aunque me parece difícil que me acostumbre a ellos.

 

“Hacer” tiempo es fácil. No hay quien calcule lo que puedes tardar en Madrid, pero siempre hay algo que te distrae.
 
Tomarte otro buen café con un espectacular sándwich de pollo al curry del restaurante Rodilla o quedarte calculando el colorido que dan las banderas rojigualda que salpica casi cada edificio del centro o ver en acción a los periodistas que pasan de 0 a 100 en un segundo.  De estar apoltronados, a que de repente se ganan el puesto al sprint, para dar una noticia en la calle Genova, al reconocer al político desde la lejanía.

Aunque lo mejor de todo: el reencuentro, recorriendo los bares de la Calle Ponzano, con una mujer casada y descubriendo El Primer Beso de Valdemonjas. ¡Que peligro! Como entra de fácil este Ribera.

Bonita experiencia en La Sala de Despiece . “El tapeo” es un espectáculo, con mucho soplete. Aunque yo me imaginaba más cuchillo.
Lo que más nos gustó:  la Trufa Azteka: una carne de vaca adobada, con chiplote – a la que tuve la suerte de salvarle del cilantro en el último momento- que se coloca encima de unas finas capas de nopales (la chumbera) al tequila.
 



Solo lo recomiendo para dos que les guste la barra de un bar, con mucho servicio y al que no le importe el roce. Parece una delegación de naciones unidas, el local es muy pequeño y estás atento a todas las conversaciones.

jueves, 26 de octubre de 2017

De regreso...


Por fin Lunes!

 

Caminar durante horas por las afueras de Argel, sin hacer ruido, con las manos en los bolsillos y una sonrisa, esquivando las barreras en las aceras. Es una bonita forma de ir aclimatándome, poco a poco, a la realidad que me espera...

 



Después de los excesos del fin de semana, paso al otro extremo.  Contrastes de la vida. Olor agrio, a mugre, todo descuidado. Menudo cambio.

La puesta de sol y la luna me recuerdan que mañana madrugo.


 

 

Esto es trabajo. Parece normal, e inevitable. Toca esperar, ya estamos acostumbrados a los aeropuertos. Hay algo extraño que no se explicar, pero que te hace estar atento, con todos los sentidos. Será el no entender.

 

Gatos sueltos, sin ningún tipo de control se me acercan como si fuéramos nosotros los bichos raros. Saber esperar es todo un arte y aquí hay mucho artista.

Sin información y avasallados por decenas de moscas incordiando en todo momento, hasta que vuelve el movimiento. Al fin nos toca a nosotros. 

 

 

 

El desierto nos espera. Bonito trabajo.

 

lunes, 23 de octubre de 2017

El patio de los Leones


Hay veces que, aunque no quieras y la pereza te presione, los deseos se cumplen.

Toda la maquinaria puesta en marcha para organizar un fin de semana en Granada, con el objetivo de regresar al patio de los leones.

 
Nos volvemos a reunir para hacer realidad la ilusión de la Jefa del Clan.  Aunque después de la visita, le parezca que los leones están demasiado limpios y mucho más lejos de lo que ella recordaba hace 50 años.  

 
Es impresionante la fortaleza, pero si tengo que elegir me quedo con lo de fuera. Disfrutando del placer de pasear por las calles estrechas llenas de olores, viendo la Alhambra iluminada entre la muchedumbre de turistas, con la cartera bien sujeta, eso sí, para escuchar la ciudad. 

 

Si hay que escoger un instante, me quedo con revivir la experiencia en el Carmen del Albaicín en el mirador de Morayma.  La cena me transportó 30 años atrás, cuando vivíamos protegidos por nuestros padres, esos gigantes que sostenían mi mundo. Las risas y el buen vino de la casa nos hacen olvidar rápidamente " las tetas de la sacristana".



 
Aunque sintiéndolo mucho, la recomendación gastronómica no está recogida en el maravilloso panfleto que me acompañó durante todo el recorrido. La casualidad nos guía hasta el restaurante la Alameda, c/ Rector Morata 3. Un local moderno con muy buen servicio. Me encantaron las albóndigas y la ensaladilla rusa con centollo. Espero volver con más tiempo y ampliar la desgustacion. La cocina abierta muy buenas sensaciones.



 
La catedral, merece capítulo aparte. El lema de Miguel Angel, ponga un “cura en su vida” no se olvidara tan fácil. Un muy buen comunicador, con las ideas claras pidiendo por la unidad de España. Al Cesar lo que es del Cesar. Mucho más de lo que esperábamos de una misa dominical, en un marco incomparable.


 
Un capricho de ciudad y una ocasión única para disfrutar de las hermanas y hermanos, aunque no sean de sangre.

 
 

miércoles, 18 de octubre de 2017

Comenzando a acumular millas marinas




En el camarote 302 del buque Astro Capela - portando bandera de Panamá- pasé la noche en la que la República de Cataluña, firmó su declaración de independencia navegando por el Golfo Pérsico.
Yo por mi parte, he roto todo tipo de miedos con este medio de transporte. Con un poquito más de tiempo, no dudo en poder enrolarme en algún crucero por las Islas Griegas. Seguro que son mucho más relajantes.  Han sido unos días intensos y con una humedad agobiante.

 

 

En cuanto al regreso a la civilización un poco complicado, incertidumbre hasta el último momento por si tenía o no tenía plaza, la niebla…

Luego, las continúas paradas entre plataformas petrolíferas para ir repartiendo al personal. Cada cual a su destino y controlando las limitaciones de carga.

Realmente    a pesar de ser en helicóptero, ha sido bastante largo e incómodo.

Tenía a mi lado a un militar desdentado y enfrente a su mando- tenía más galones o como se llamen las barras de la manga- que no paraban de reírse.  Me imagino que sería por el tetris de rodillas o por el miedo que pasábamos cada vez que aterrizábamos en esas minúsculas plataformas. Yo con mi sonrisa tres cuartos, no entendía nada, pero lo hacían con tantas ganas que al final había un cachondeo que acababa contagiándose en cada una de las paradas. En el aeropuerto, nos hemos despedido con un apretón de manos.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Alegria en Argelia


Angel, tú que viajas tanto… ¿de maletas tienes que entender, no? – Me preguntan en el autobús que nos lleva de la terminal del aeropuerto, al avión que espera en la pista, apretujados como sardinas en lata.

Tras una breve explicación y convencer sobre las maravillas de la joya que llevo en mis manos. Se le cambia la sonrisa cuando comprueba en su teléfono móvil el desorbitado precio. Valorando resultados seguro que es la mejor opción pero solo al alcance de unos pocos privilegiados.

Como en todo lo demás, me ha tocado la parte buena, y hay que disfrutarlo.

 


Sí, solo voy a valorar resultados. Suena el despertador en Argelia. Domingo, uno de octubre, el corazón encogido y no precisamente por las noticias que llegaban de la península, sino por sentimientos más primitivos. Me levanto de la cama, con la sensación de que va a ser un día duro.

 

Sabiendo que es complicado salgo de la habitación buscando algo que me alegre el día. Sé que debo estar atento, porque en estos sitios, si pestañeas, te lo pierdes.  Encontrado. Buscando mirada de complicidad, pero no la encuentro.

Parece que hay un militar que prefiere acondicionar el terreno. Hace falta mucha constancia para mantenerlo verde. Quizá como las cosas buenas de la vida.

 


Miro a la gente del comedor. La gran mayoría aún están dormidos. Trabajadores de todas partes y de toda la gama social. Algún exaltado suelto, con conversaciones duras utilizando términos y tarareando canticos de épocas pasadas. Malos gobernantes en la retaguardia que han llevado a las calles el enfrentamiento. Aunque como tantas veces he oído: Todo es un cuento.

 

 

 

Sigue tan presente como cuando estaba.

 

 

 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Si yo tuviera alas… seguiría viajando


Las aves de esta Isla no deben ser muy listas. – Dice el encargado con toda la gracia que le permite su boca seca, mirando como intentaba posarse un pájaro en la entrada del atraque, mientras nos organizaba la salida en el carguero.

Si yo tuviera alas…  No esperaría a acostumbrarme, y elegiría cualquier otro islote de este pequeño archipiélago paradisiaco, en medio de formaciones de corales. Durante esta semana, he tenido la suerte de ver a una especie de águila, saliendo con un pez tan grande que a duras penas conseguía mantenerse en el aire, de lo que pesaba la pieza cobrada. Pena de que las cámaras de fotos continúen prohibidas. Si fuera ave, me iría tranquilo, al siguiente islote. A veces hay que arriesgar.


El intenso viaje en chopper de la ida, escudriñando el horizonte a vista de pájaro para no perder ningún detalle, comparado con el largo viaje de regreso en barco, hace entender fácilmente por qué la compañía paga la diferencia. Demasiadas horas. Dan para pensar mucho, por ejemplo sobre qué es lo que desearías pedir para la familia y hasta para escribir estas líneas.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Carreras para suavizar la carne



Durante esta semana, los borregos del campamento, animales sin tacha alguna, con rabo largo y sin cortar, han estado haciendo de las suyas. La ley del silencio: en principio nadie veía nada, ni decía nada, no sea que “alguien” se moleste.

Las escapadas del establo improvisado han sido numerosas, solo había que ir fijándose en el rastro que estaban dejando, dando buena cuenta de los tiernos arbolitos plantados entre las casetas. Ocasionando más de una carrera por sus cuidadores, para poder volver a controlarlos hasta hoy viernes. El gran día.


A pesar de una accidentada noche, el amanecer y luego lo rezos en forma de cantico han dado paso a la fiesta del sacrificio. Totalmente distinto al año pasado- Está vez más organizado y profesional, con más medios pero seguramente menos encanto. Tras el consiguiente estudio de los animales, dan el visto bueno para que proceda el profesional matarife, y de un tajo rápido, va degollando a los animales tumbados sobre su lado izquierdo, desangrándose mucho más rápido de lo que yo recordaba. Sonrisas, fotos y fiesta controlada.

No se retira el charco derramado, hasta que termina el despelleje ya que la sangre de los inocentes derramada atrae – además de a las visibles moscas- la suerte para los que están participando de la celebración.

Según mi hermano, por el tamaño de los animales y por no dejar reposar el músculo durante varios días, la carne tendría que estar como “correas fibrosas”, pero no es así. Está tradición que incumple con cualquier norma higiénica alimentaria, da un resultado en boca espectacular. Unos artistas los cocineros, carne blanda y sin el fuerte sabor a grasa esperado…o es qué ya me estaré acostumbrando a comer sin tinto?

Hay que organizar una jamada por primavera para dar buena cuenta de un buen lechazo y regado con buenos caldos, antes de que se me olvide.

sábado, 26 de agosto de 2017

Comida multicultural

Cuándo éramos aún más jóvenes, la comida a bordo en la clase turista era la queja habitual de todos las aerolineas, pero desde que en los viajes de corto recorrido no se incluye en el precio, te dan una alegría las compañías que aún se acuerdan de los que utilizan el avión como mero medio de transporte. 

A pesar de ello, en este último viaje me ha sorprendido las quejas al personal de cabina. Una persona ha comenzado a preguntar si la carne era halal y la joven teutona se cerraba en si misma, diciendo que no era cerdo. 

Hoy en día, si realmente es importante, con un poco de interés por parte del viajero, te dan todo tipo de comida ya sea por cultura ( Halal para los musulmanes / Kocher para los judios / Hindú / Chino) o salud o por gusto ya que nadie te pide nada más que avises con unos días de antelación para tener tu comida especial y con una grata sonrisa.
Me sorprende por partida doble, por ser una de las pocas compañías que mantienen darte comida gratis en vuelos de poco más de dos horas y a la buena fama que tienen los menús adaptados de Lufthansa sin extra coste.  
Al final alguna bandeja de pollo - en la cual no aparecia expresamente el término halal - con una especie de puré y queso, ha sido recogida sin abrir.
A mí, como a la mayoría de los que nos dirigíamos a Argel, nos ha sabido a gloria. Rebañando hasta la bandeja.
 
 




         A la llegada a la capital, no hay que ser muy sagaz para saber cuál es la fiesta que se avecina el 1 de septiembre, solo hay que fijarse en cual es la mascota de moda.
 Setenta días después del Eid Al Fitr se celebra el Eid El Kebir , la fiesta del sacrificio del cordero que seguro que cumple con todo el ritual halal, aunque tampoco aparezca escrito en el menú. 


                   

Ahora ya puedo corroborar lo que me dijeron hace un año, sobre lo difícil que es cuidar al gran cordero vivo en las ciudades, hasta el día de la fiesta.


                          


miércoles, 23 de agosto de 2017

Camino de Santiago : Albariño y Riesling



La visita anual por Cantabria nos lleva a conocer el impresionante Valle de Villaverde, donde nos sorprende una moderna bodega, la Casona Micaela, donde según Carlos lo más importante es la técnica vitivinícola y contar con Ana, la mejor enóloga de la península.


Micaela, al final no deja claro si fueron los peregrinos alemanes los que trajeron el Albariño o si los caminantes regresaron a casa con las vides y las plantaron en Alemania.


En Cantabria, estas jóvenes vides están colocadas buscando lo que escasea en la zona: el buen tiempo, sujetándolas a espalderas, para que tengan más superficie foliar al sol y así obtener una uva con más azúcar.


Lo que más me sorprende, es que para la clarificación del blanco usan proteínas del guisante. En esta bodega comenzaron usando la bentonita que es de origen mineral, pero por lo que entiendo, haciéndo un guiño a los veganos, se pasaron a las proteínas vegetales. Cuando la producción es pequeña no hay que cerrarse ninguna puerta. Normalmente se usa para arrastrar las impurezas la clara del huevo, las gelatinas de pescado o la proteína de la leche.




Aunque lo que más me emociona de este bonito día es ver a Santi, haciendo de traductor en el restaurante La Capitana, utilizando todo el vocabulario aprendido en Biarritz. Un restaurante que se centra en los ciclistas que son los dueños reales de estas carreteras comarcales, hasta en el menú de la carta. Por cierto, la menestra muy recomendable.



viernes, 11 de agosto de 2017

Al Ahmadi, Kuwait - BI ( Barbería Internacional)


 

 


¡Pero sí se parece al Oeste! – Exclama mi sobrino emocionado, cuando le muestro las vistas desde la ventana de mi apartamento, mientras mantenemos una videoconferencia.

 

 
No le falta razón al chico. Las calles están desiertas, como antes de un duelo del “Far West” y polvo, el que quieras.  En esta época del año, andar a pleno sol es todo un trabajo de por sí, - se ve algún coche despistado y los ciclomotores de reparto de comida-, pero cuando coincide que el viento sopla del Golfo, es un reto para titanes. Antes de cruzar la acera, ya estás empapado.

 
Por necesidad en cada cuadra, hay una fuente, las más modernas refrigeradas. Tras la puesta de sol, tampoco es que la cosa mejore mucho, pero la gente se anima, sobre todo a dar paseos cerca del mar con sus cálidas aguas, que superan los 30ºC.

Kuwait es el único país del mundo que carece de agua dulce en superficie, no tiene ni ríos, ni lagos ni fuentes. Antes subsistían gracias a profundos pozos o por medio de barcos cisterna, que traían el agua desde el rio (Shaatt al Arab ,  se forma al unirse el Tigris y mi querido Éufrates) que hace de frontera entre Irán e Irak desembocando en el Golfo Pérsico

 
Hay una gran oferta donde elegir entre barberías, bakalas, fruterías, lavanderías y restaurante indios.  De este tipo de comercios, el barrio está repleto y he probado unos cuantos. No sé cómo pueden subsistir.  Además es muy difícil elegir, porque desde fuera tienen parecidas condiciones higiénicas, pero una vez que estás dentro…El trato es magnífico.

En los bakalas – más parecido a nuestros antiguos ultramarinos que a un chino- , hay de todo, y lo que no tienen te lo consiguen con una instrucción rápida al chico, que sale a la carrera. Desorganizado y sin precios, pero tiene su encanto. Lo que más me llama la atención en las tiendas de comestibles del barrio son los sacos de arroz (5,10, 18,20, 36 Kg). Continuo buscando alguno adecuado para mi corta estancia.
 

 

Cuando las greñas -no se puede llamar melena- me incomodaron lo suficiente, me decidí a ir a la barbería más cercana. La experiencia no fue mala, aunque un poco extraña.

Al barbero, le llamaron por teléfono y tras una breve mirada de aceptación por mi parte, pensando que sería algo ligero para tomar algún recado, colocó el teléfono en la repisa apuntando hacia nosotros.  Ni corto ni perezoso, me enseñó primero a toda su familia que estaba a 4000 km. Luego se emocionaron los del otro lado del mar o estaban muy aburridos y mi corte de pelo se convertido en un acto social, retrasmitido a nivel internacional.  Hicieron pasar a vecinos, que saludaban a la cámara diciendo algo al americano. El barbero se crecía, todo orgulloso, haciendo ver lo impórtate que era su local, mostrándome como un trofeo,

Cuando el “Bilbaíno de Pro” -que llevo dentro- intento sacarles de su error, fue el momento de recibir el toque certero de todo buen peluquero, para que bajara la cabeza y me arreglara la nuca. Ciertamente: A quién del otro lado, le podría interesar donde había nacido el que estaba en la silla del barbero bajo el filo de la navaja. No creo que se me olvide tan fácil, las risas de los niños a miles de kilómetros, mientras me hacia el masaje en el cuero cabelludo, haciendo pedorretas con las manos.

 

 

Si es que hoy en día, con esto del internet y los teléfonos inteligentes, estamos todo el día comunicados,  hasta en estos barrios perdidos de la mano de Dios.