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jueves, 28 de diciembre de 2017

Visita a la Concatedral de Santa Maria la Redonda.


¿A qué no hay?

Así comienza una escapada de martes, a la ciudad de las cigüeñas y del buen vino.
Logroño, otra pequeña maravillosa locura, disfrutando de la vida.


La iglesia ni es redonda, ni las torres son gemelas, ni el cuadro de la crucifixión parece que sea de Miguel Ángel. Pero es impresionante y aún más las medidas de seguridad. 
Yo nunca lo había visto en una iglesia.

Después de una amplia cata por la calle Laurel, la recomendación no puede ser otra que el “Pasión por ti” en la Travesía de Laurel 5. 
El camarero muy profesional, buen servicio y mejor producto:
La tapa Trufoie (patata trufada con foie y huevo) y la reconstrucción de manitas impresionantes.


Noche como las de antaño. Mucho baile, cánticos desafinados y desafiantes de juventud...

Una gran pena, el poco tiempo que tuvimos para dormir, en el palacete del siglo XVI ( Hotel Calle Mayor). Todo nuevo, mezclado de historia. Trato exquisito y lleno de pequeños detalles. Muy curioso el lagar en el suelo del comedor.



Y como no podía ser de otra manera, visita a Bodega. 

Buenísimos la explicación y la visita a Marqués de Riscal en pleno funcionamiento... 


Por sacar algún pero, la cata: pan y vino.
El vino cura todos los males, por algo fue elegido por el de arriba, pero... ¡sacar solo picos!

Por nuestra parte, mucho "ilegal": con paracetamol en el bolso y hasta tosiendo.

2 comentarios:

  1. Eres un Romántico !!!!
    yo soy más de la calle Sanjuan (menos turistas) y de las tapas del Trastavín o de la tortilla del Serenella.

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