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jueves, 16 de diciembre de 2021

Regreso a Omán

Hace más de una docena de años que no pisaba el sultanato. 

Se puede decir ,sin miedo a equivocarme, que he estado más días de viaje que en la propia vilaya de Duqm, pero si las previsiones de este puerto franco en el centro este de Omán, se convierten en realidad y se convierte en una zona turística, pronto mejoraran las conexiones aéreas y será más fácil llegar.


Por ahora el atractivo es industrial y militar, aunque el potencial es inmenso.  La amabilidad del pueblo omaní, la capacidad de trabajo y los recursos naturales, con sus inmensas playas vírgenes, las grandes capturas en la pesca deportiva en el Mar Arábigo deben ser suficientes para ver un cambio importante en los próximos diez años. Hoy por hoy, un pueblo en expansión.




Preguntando por la visita turística imprescindible, me recomiendan el jardín de piedras. Mejor dicho, solo hay dos atracciones: las impresionantes puestas de sol desde el hotel donde me encuentro y el jardín de rocas. Así que, después de convencer a Rashid, el driver de la empresa, para que se desvié antes de ir al aeropuerto (para tomar el primer avión de las cuatro conexiones de regreso) me quedo gratamente sorprendido.


Lo ves, no hay nada. Solo piedras. – Se hace entender Rashid confirmando que no merecía la pena.


Cuando salgo del coche y me pierdo entre las piedras, le dejo con una bonita cara de sorpresa. Bonito paisaje, es alucinante lo que puede dar de si la naturaleza. Es como la roca del Teide del billete de mil pesetas, pero en una extensión de varios kilómetros cuadrados.  Rocas gigantes en equilibrios difíciles, grandes fosiles, perforaciones circulares perfectas en inmensas moles de caliza, y con imaginación ves todos los animales que se te ocurran esculpidos y alguna que otra especie de lagarto pequeño, que se me escapa antes de poder disparar la cámara. Es para volver y verlo con calma.



Ya me gustaría conocer cómo se ha podido crear este jardín. Hay zonas que parecen el fondo del mar y otras ocasionadas por el efecto de la erosión del viento.  Aunque según me dice, se descubre trás el ciclón “Gonu” del 2007.  ¡vete tú a saber!





En cuanto a la sala vip del aeropuerto de Duqm, sin palabras. Menos mal que no me dio tiempo más que a intentar servirme un vaso de agua antes de que pareciera un delincuente. Me seguirían buscando para pasar la tarjeta de crédito.  Aún les falta una pulidita, para que sea una zona turística.