Hace más de una docena de años que no pisaba el sultanato.
Se puede decir ,sin miedo a equivocarme, que he estado más días de viaje que
en la propia vilaya de Duqm, pero si las previsiones de este puerto franco en el
centro este de Omán, se convierten en realidad y se convierte en una zona turística,
pronto mejoraran las conexiones aéreas y será más fácil llegar.
Por ahora el atractivo es industrial
y militar, aunque el potencial es inmenso. La amabilidad del pueblo omaní, la capacidad
de trabajo y los recursos naturales, con sus inmensas playas vírgenes, las
grandes capturas en la pesca deportiva en el Mar Arábigo deben ser suficientes
para ver un cambio importante en los próximos diez años. Hoy por hoy, un pueblo
en expansión.
Preguntando por la visita turística
imprescindible, me recomiendan el jardín de piedras. Mejor dicho, solo hay dos
atracciones: las impresionantes puestas de sol desde el hotel donde me encuentro
y el jardín de rocas. Así que, después de convencer a Rashid, el driver de la
empresa, para que se desvié antes de ir al aeropuerto (para tomar el primer avión
de las cuatro conexiones de regreso) me quedo gratamente sorprendido.
Lo ves, no hay nada. Solo
piedras. – Se hace entender Rashid confirmando que no merecía la pena.
Cuando salgo del coche y me
pierdo entre las piedras, le dejo con una bonita cara de sorpresa. Bonito
paisaje, es alucinante lo que puede dar de si la naturaleza. Es como la roca
del Teide del billete de mil pesetas, pero en una extensión de varios kilómetros
cuadrados. Rocas gigantes en equilibrios
difíciles, grandes fosiles, perforaciones circulares perfectas en inmensas
moles de caliza, y con imaginación ves todos los animales que se te ocurran
esculpidos y alguna que otra especie de lagarto pequeño, que se me escapa antes
de poder disparar la cámara. Es para volver y verlo con calma.
Ya me gustaría conocer cómo se
ha podido crear este jardín. Hay zonas que parecen el fondo del mar y otras ocasionadas
por el efecto de la erosión del viento. Aunque según me dice, se descubre trás el ciclón
“Gonu” del 2007. ¡vete tú a
saber!
En cuanto a la sala vip del aeropuerto
de Duqm, sin palabras. Menos mal que no me dio tiempo más que a intentar
servirme un vaso de agua antes de que pareciera un delincuente. Me seguirían buscando
para pasar la tarjeta de crédito. Aún
les falta una pulidita, para que sea una zona turística.