Translate

sábado, 2 de septiembre de 2017

Carreras para suavizar la carne



Durante esta semana, los borregos del campamento, animales sin tacha alguna, con rabo largo y sin cortar, han estado haciendo de las suyas. La ley del silencio: en principio nadie veía nada, ni decía nada, no sea que “alguien” se moleste.

Las escapadas del establo improvisado han sido numerosas, solo había que ir fijándose en el rastro que estaban dejando, dando buena cuenta de los tiernos arbolitos plantados entre las casetas. Ocasionando más de una carrera por sus cuidadores, para poder volver a controlarlos hasta hoy viernes. El gran día.


A pesar de una accidentada noche, el amanecer y luego lo rezos en forma de cantico han dado paso a la fiesta del sacrificio. Totalmente distinto al año pasado- Está vez más organizado y profesional, con más medios pero seguramente menos encanto. Tras el consiguiente estudio de los animales, dan el visto bueno para que proceda el profesional matarife, y de un tajo rápido, va degollando a los animales tumbados sobre su lado izquierdo, desangrándose mucho más rápido de lo que yo recordaba. Sonrisas, fotos y fiesta controlada.

No se retira el charco derramado, hasta que termina el despelleje ya que la sangre de los inocentes derramada atrae – además de a las visibles moscas- la suerte para los que están participando de la celebración.

Según mi hermano, por el tamaño de los animales y por no dejar reposar el músculo durante varios días, la carne tendría que estar como “correas fibrosas”, pero no es así. Está tradición que incumple con cualquier norma higiénica alimentaria, da un resultado en boca espectacular. Unos artistas los cocineros, carne blanda y sin el fuerte sabor a grasa esperado…o es qué ya me estaré acostumbrando a comer sin tinto?

Hay que organizar una jamada por primavera para dar buena cuenta de un buen lechazo y regado con buenos caldos, antes de que se me olvide.

No hay comentarios:

Publicar un comentario