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viernes, 3 de noviembre de 2017

Madrid de Genova a Ponzano


Un día de trabajo en Madrid. Me da tiempo para absorber otras realidades, otros ritmos, aunque me parece difícil que me acostumbre a ellos.

 

“Hacer” tiempo es fácil. No hay quien calcule lo que puedes tardar en Madrid, pero siempre hay algo que te distrae.
 
Tomarte otro buen café con un espectacular sándwich de pollo al curry del restaurante Rodilla o quedarte calculando el colorido que dan las banderas rojigualda que salpica casi cada edificio del centro o ver en acción a los periodistas que pasan de 0 a 100 en un segundo.  De estar apoltronados, a que de repente se ganan el puesto al sprint, para dar una noticia en la calle Genova, al reconocer al político desde la lejanía.

Aunque lo mejor de todo: el reencuentro, recorriendo los bares de la Calle Ponzano, con una mujer casada y descubriendo El Primer Beso de Valdemonjas. ¡Que peligro! Como entra de fácil este Ribera.

Bonita experiencia en La Sala de Despiece . “El tapeo” es un espectáculo, con mucho soplete. Aunque yo me imaginaba más cuchillo.
Lo que más nos gustó:  la Trufa Azteka: una carne de vaca adobada, con chiplote – a la que tuve la suerte de salvarle del cilantro en el último momento- que se coloca encima de unas finas capas de nopales (la chumbera) al tequila.
 



Solo lo recomiendo para dos que les guste la barra de un bar, con mucho servicio y al que no le importe el roce. Parece una delegación de naciones unidas, el local es muy pequeño y estás atento a todas las conversaciones.

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