Se va a manchar la camisa blanca”- me dice el taxista
en Cochabamba, mientras lucho por colocarme el cinturón del vehículo.
Al salir del coche con mi banda negra, el conductor con una media
sonrisa de “Ya, le avise”, me dice socarronamente: - Sí es que aquí, no es como
allá. No ponen multa.
“No aclares, que oscurece” – Buena frase de la cultura popular.
Cuanto más veo, más vergüenza me da el recordar palabras
como inaceptable, imposible, inhumano que tantas veces empleo en mí día a día.
La realidad es que el ser humano se adapta a su entorno. Lo difícil
es poner los límites, sobre todo al orgullo, a la arrogancia... ¿Cuantas veces
me he bajado de un coche – como una reinona- porque no funcionaban los
cinturones de seguridad?
Espero que no llegue a resignarme y aceptar lo que
marca el entorno.
Hay veces que la realidad te trae una sonrisa, como en Isabella-
Para que colectivos!
ResponderEliminarARRIBA las volquetas