Hay que cumplir la palabra dada, por lo que tomo fuerzas
para recorrer los 40 km que me separan del trabajo al objetivo propuesto.
Bastante más tráfico de lo esperado y algún que otro susto al cruzarme con los camiones abarrotados de
corcho. Es fácil deducir que estamos en el parque natural de los alcornocales.
Al
ver el castillo en lo alto, dándole los últimos rayos de la tarde y el pueblo
blanco que parece que se derrama por el monte, me alegro de haber venido a
Jimena, de la que tanto he oído hablar por lo que creo que ya he estado aquí antes.
Al ver
el ayuntamiento sin plaza, enfrente de la casa familiar, me hago idea de lo que
me espera… Sufrir las peripecias con el coche de alquiler, entre las estrechas
cuestas.
Las chicharras me recuerdan dónde estoy y en qué época. Los sonidos son de antiguos veranos. Cuando me acerco, como era de esperar se callan. Las cigarras no quieren nada conmigo.
Ver atardecer,
mientras recorro la calzada que me lleva a lo alto del Castillo un privilegio.
Sin duda, mejor andando. Si vuelvo,
aparco antes del último tramo.
Un bonito
paseo entre el cementerio, en lo alto, y la torre del homenaje, pasando por los
aljibes, te llevan a una época de batallas y guerreros. Algunos, según la placa conmemorativa del
cementerio, no tan lejanos en el tiempo. No me olvido de seguir las
instrucciones y cerrar la puerta, para que descansen.
Muy
a mi pesar, no tengo tiempo para cumplir con las recomendaciones gastronómicas,
no me da la vida, pero lo apunto para futuras visitas. En Jimena restaurante El
Cuenca, volveré, porque los martes, como me habian avisado, está cerrado.
Aunque
para dar un poco de envidia a uno que se yo, no dejo la oportunidad de tomarme
media ración de chicharrón. El fiambre que habíamos probado en nuestra anterior
a visita a Cádiz capital, que según me dicen no es una parte del cerdo, sino
que se hace triturando distintas partes de cerdo ibérico condimentadas que
luego se prensa, y se corta en frio, como el embutido. ¡Gran invento!
Que bonito cuentas tus viajes. Lo haces con sentimiento, como si por tus venas corriera sangra andaluza
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