Viaje de recuerdos y de reencuentros.
Alguno hasta se alegra de verme, como el cocinero del campamento. Menuda
ilusión le ha hecho. Cada noche me homenajeaba con una sorpresa.
Han pasado muchos años, tres lustros en breve, desde mi primera vez en
Saudí Arabia y se notan los cambios y mucho.
Ha bajado la sensación de peligro en todos los sentidos.
Mi percepción es
que están menos preocupados por la seguridad -no se ven esos nidos de ametralladoras,
ni los controles de seguridad, e incluso- aunque no se salten un rezo-, también
me parece que están menos estrictos en los temas religiosos.
Como ejemplo, a la
llegada, nada más aterrizar te encuentras con la eficacia de las mujeres de inmigración: rápidas al ordenador y amables o en la clínica para hacernos la PCR.
Por cierto: ¡Un sindiós en la sala de espera! Ese despiporre de hombres y
mujeres juntos era impensable en mi recuerdo. Algún día, cuando pase esto de la
pandemia tendré que escribir sobre las tomas de muestras en los distintos
lugares por los que estoy pasando, que dan para una entrada del blog en sí
mismo.
Y se ha reducido notablemente el peligro en la carretera. La conducción
se ha ralentizado, parece que se terminó por fin “Los locos de cannonball”, al ponerse serios
con los radares.
En lo referente a la gasolina, siguen quejándose del
aumento del precio y eso que está a 2.18 chiflos el litro (a medio euro…), lo
que les queda.
Una cosa que no ha cambiado es el paisaje, por el que me
toca moverme. Poco verde, polvo, kilómetros de desierto que sólo altera
su monotonía por las torres de los equipos de perforación y alguna que otra gasolinera
con sorpresa.
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Trono portatil a la derecha de la imagen |
24 Safar de1443 según el calendario hijri, así que:
Feliz cumple. Te siento cerca y sé que
no te pierdes una. Aún duele.
vividorr
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