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viernes, 17 de septiembre de 2021

Casco antiguo de Bakú

Después de unas noches luchando contra el sueño y unos días respirando los aires viciados de la refineria… por fin, un momento de tregua. Escapada fugaz:  callejear por la ciudad amurallada, -recién rehabilitada-, patrimonio de la humanidad. 

A pesar de los atemporales aires condicionados que están en todas las esquinas, me siento un privilegiado. Me quedo con el silencio de los balcones de madera, ventanas cerradas y las calles con vida. Un bonito contraste.



Paseo atento, aunque sin rumbo fijo, entre callejuelas y como no, eligiendo siempre la más estrecha, (por si hay que volver pitando) hasta toparme de bruces con las puertas  cerradas, de la parte trasera del austero palacio de los Shirvanshahs. 


Un poco desorientado, porque lo que esperaba era encontrar los puntos de descanso de las caravanas (kervansarays) que en teoría están en el casco amurallado. Habrá que dejarlo para otra ocasión. Por lo que entiendo a una lugareña, el acceso es por el otro lado, pero he llegado tarde, a las seis cierran. Al acercarme para fisgonear, no tienen ningún reparo en ir abriéndome camino para que pase por taquilla.

-       ¡Por lo menos uno! – Es lo que parece que dicen las sonrientes mujeres.

Viendo las fotos antiguas, es curioso el cambio dado en los últimos años tras la rehabilitación. Sacando a relucir las capas de historia, bajo las paredes encaladas.

La sala del trono, pequeña. Nada equiparable al poder que debería tener el Shah, -el gran mecenas de poetas-, por lo que me imagino que el acceso seria muy restringido y con poca distancia social. Prima la mezquita y el panteón, aunque lo más curioso son los sótanos, unas criptas donde vivían los sirvientes y la gran zona de baños que aún está sin rehabilitar. Para la siguiente fase, coincidiendo con la siguiente subida del gas. Todo llegará.



Bajando por la calle junto a la muralla, -no hace falta volver por el mismo sitio-, me percato de lo bien integrado que está el conjunto historico con las torres futuristas. Mi curiosidad, me lleva a la poblada zona de restaurantes, donde están a la caza de los pocos turistas. 

Adiós al silencio. Demasiada interacción, intentando captar mi atención en casi todos los idiomas, para que entre en sus vacíos restaurantes. Da un poco de pena, pero prefiero salir a zonas tranquilas.

Recomendación gastronómica: “Az Sayagi Bozartma” jarrete de cordero picante con verduras, muy bueno en el restaurante Firuze  (T.Alitarbeyov st.14 Fontain square). Se me saltan las lagrimas y algo más. 


Tengo que reconocer, lo siento, -no volverá a pasar -, que he estado dudando y casi pongo la cuajada enrollada en calabacin a la parrilla, Muy bueno, pero alguno igual se asusta y  piensa que yo también estoy en el lado oscuro del veganismo…

 


 



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