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lunes, 1 de septiembre de 2014

Tiquipaya



Un vuelo tranquilo, pero la llegada al aeropuerto inquietante, otra vez me han parado los de inmigración. ¿Son demasiados sellos para un pasaporte ó no son los suficientes? Cuándo me abren las puertas...una liberación, pero como todo no puede ser perfecto, no me habían ido a recoger los del hotel, - según me cuentan estaba pedido para el mes siguiente- y como pude comprobar, tampoco tenía reservada la habitación. 
Pero no soy el único. La cara de desilusión de un niño de unos 6 años que no ve a su padre al salir por la puerta de llegadas, -¿Qué le habrá pasado a Papa? La madre, toda maquillada, sin saber que contestar al hijo, es un poema. Yo por lo menos estoy acostumbrado a que me fallen las recogidas en los aeropuertos.

Tenía previsto una escapada hacia la base del Tunari -5035 metros- en los Andes Bolivianos,  Me había pertrechado de "sorojchi pills" para el mal de altura,(que aunque dicen que no funciona, a mi me quita el dolor de cabeza). Se puede subir en taxi hasta los 4300 metros, según dicen se ven las Llamas fácilmente y con mucha suerte hasta el Cóndor, pero mi compañero de aventura debió alargar la noche... y no me he atrevido a ir sólo. Otra vez será.

Para quitarme la espinita, me han llevado a comer a unos 20 minutos hacia los cerros de Cochabamba. Una zona con casas residenciales de nivel y según dicen con el colegio más caro de todo Bolivia.
Recomendación gastronómica: Villa Nayjama, c/ la violeta 143 Tiquipaya, comer en el jardín de la casa. Los patos y gallinas parecen amaestrados. Espectacular La pierna de cordero rellena de verduras, acompañado con un vino de altura. Una pena pero no puedo llegar al postre.

El cocinero se acordará del "surubí a la vasca" durante algún tiempo. Ya es casualidad, tenerlo de plato del día.


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