Translate

domingo, 29 de noviembre de 2015

Bordeaux, escapada de invierno



Bordeaux,

 

Pues me lo imaginaba bien distinto, todo más rojo y más organizado. 

No entiendo porque le han puesto ese nombre a la ciudad, cualquier otro color le pega más.
 


Es un peligro de ciudad,  sin tener en cuenta lo del vino, los pobres peatones debemos estar atentos, parece que molestamos en todas partes. Siempre estoy en medio. O me pilla la bici o me asusta el tranvía.
 
 
Los mercados, curiosos. Con bastante producto fresco, aunque parece demasiado bonito para que sepa bien. Lo mejor, callejear de puerta a puerta y disfrutar del buen tiempo.



Cómo no podía ser de otra manera visitamos una bodega. La explicación, bien llevada, amena, en el coqueto Château Prieuré-Lichine.
 
 
 Cuando la heredó el “pobre” Sacha Lichine, se las vio canutas para pagar los impuestos de trasmisiones y no pudo seguir el ritmo - hasta se había montado un helipuerto para que sus invitados no tuvieran problemas de aparcamiento - al final, vendió la bodega a un grupo empresarial. Todo más bonito y muy moderno, que otras bodegas... pero la realidad es que el producto final supera nuestra capacidad gustativa y sobre todo la económica.

En cuanto a la recomendación gastronómica, esta vez me decanto por la opción más cara de los cuatro restaurantes que he probado. Le Davoli, en la parte antigua,  (13 Rue des Bahutiers) con un menú degustación muy bien preparado.

 


 
Tendremos que pedir a sus majestades los Reyes de Oriente, que nos traigan mucha salud este año y si se puede pedir dos cosas… un Melchor (18 litros) o por lo menos un Baltasar (12 litros) para poder darnos un homenaje sin restricciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario