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jueves, 18 de diciembre de 2014

Viajando por Argelia

Después de una semana dudando de que mi cuerpo fuera capaz de asimilar toda la arena que me había tragado, le tocaba pasar por la ultima pruba. Masaje reconfortante por el desierto. Si existe un infierno para mis cervicales, debe ser algo muy parecido al viaje de un par de horas, por el desierto a 80 km/hora, para regresar a la civilización. 


Tras una visita a los hospitales de la zona, una experiencia que merece una página aparte, me toco la espera de tres horas en el aeropuerto. El interior de la terminal resulta más decrépito que el exterior y los WC , ....

El avión, un suplicio. Para qué preocuparse en buscar tu asiento. El único hueco disponible, no era nada deseable. Hedor es poco. ¡Que cerdo! Y todas las moscas del mundo estaban dentro del avión.

Llegue al hotel con el cuerpo dolorido. No sabia que me podía doler hasta por debajo de las costillas. 
¡Que rápido se acostumbra uno a lo bueno!



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