Las vueltas que ha dado la vida desde aquel lejano marzo del 2020. Todo lo que era a base de colas y papeles, ahora son aplicaciones de rastreo en el teléfono.
Regreso al hotel como el hijo pródigo. Más de una, se acuerda
de mi apellido materno. A la llegada, me advierten de las nuevas reglas: sin salir
de la habitación hasta que consiga la liberación por parte de la “Shlonik”. Dichosas aplicaciones. Me dejan bien claro que
ellos son responsables de mi custodia y que estoy en
cuarentena. Si quiero liberarme de las cadenas, tienen que venir a hacerme la
PCR al hotel. Sorprendido por el férreo control,
modificamos la programación inicial.
Aunque no me gusta, me acuesto de madrugada y encerrado, rumiando
cómo de bien funcionarán en caso de emergencia. Como será la apertura, ya que la puerta no
se puede abrir desde el interior de la lujosa habitación.
Me despierto desubicado, con los golpes del servicio de
habitaciones, con mi desayuno a la hora programada para hacerme cuanto antes la
prueba del COVID. La puerta sigue sin abrirse. Algo se me escapa. Contacto con
recepción. Conversación de besugos.
Usted está confinado y no puede
salir de la habitación, por lo que le hemos llevado el desayuno a la hora
programada. -Amables, pero con tonito.
Comprendo mi situación, pero no
puedo tomar el desayuno...porque estoy confinado, sin salir de la habitación. – Reclamo
con mal genio, mientras se enfrían mis huevos… al otro lado de la
puerta.
Unos cuantos minutos explicándome las normas del hotel,
gimnasio incluido - que para nada me interesa - sin
avanzar, seguimos en las mismas. Yo
no puedo abrir y ellos dicen que no puedo salir.
Cuando pido que venga un responsable a mi habitación, todo
cambia. Mil disculpas. La puerta se ha
bloqueado, posiblemente la batería. En un minuto, los de mantenimiento lo
solucionan.
Claro ejemplo de lo aturdidos que estamos (hasta podemos
llegar a aceptar que nos encierren en una habitación) y de lo controlados que
estamos, con el dichoso móvil. El aparato es capaz de denunciarte que estás
saliendo del área asignada para la cuarentena o que has dejado el móvil en el
lugar de la cuarentena. Aleatoriamente te va pidiendo que te saques fotos que
cotejan con tus datos biométricos y geo-posición. No se puede decir que sea un artista de las
autofotos, pero por lo que parece, por ahora, la maquinita no se preocupa de
eso. Todo se andará.
Viernes a la tarde, escapada turística al “Sheikh Abdullah Al Salem Cultural Centre”. Mucho más que una serie de modernos museos: todo se toca. Gran interacción con las exposiciones.
Está preparado para que los jóvenes y no tan jóvenes aprendan de dónde venimos y a dónde va la ciencia. Muchos pero que muchos medios. En cada pabellón una sorpresa.
Los edificios son espectaculares y para jugar en el interior hacen falta muchos días, que no tengo. Solo horas.
Si hay que elegir me quedo dentro del museo de Ciencia y Tecnología, en la zona del transporte, con los primeros inventos, hasta los trenes supersónicos que levitaran sobre el desierto. Aunque también no me perdería el de Historia Natural con animales prehistóricos y el pabellón reproduciendo el ecosistema del sudeste asiático, con acuarios gigantes con las especies de los manglares y de los arrecifes de coral, o …
En cada zona, hay una experiencia con la que me hubiera
quedado mucho más tiempo, pero estoy de visita por la vida. Un afortunado.
Lo del desayuno es surrealista 🤣
ResponderEliminarPobres
EliminarCuando se dieron cuenta de la que podían haber liado...