Madrid: Marzo soleado

El centro de Madrid, en horario y día laboral: ¿Quién te ha visto y quién te ve?

Una Gran Vía agradable, sin ruido, ni empujones ni malas caras. Hasta se escucha algún saludo cordial.

Como no todo puede ser positivo, me llevo  propina de la Alegre gitana enlutada,  con la ramita de romero, que me toma por un principiante. Me habla dulcemente intentando agarrarme la mano y  unas palabras cariñosas : No me rechazas guapo, que no cuesta nada.  Sonrisa tres cuartos y movimiento rápido, para evitar el contacto. Aquí no hay VAR ni está la Flo´ para contraatacar al romero,  lo  que es contestado  con el mal de ojo, para todos los proyectos presentes.

En el vacío metro,  a media mañana, la desesperación en forma de cantante, con poquita voz y desentonando más que un gato en una pelea de perros. "Un mediterráneo" que me recuerda a otras épocas sin trajes ni corbatas, que me hacen rascarme el bolsillo y encarece aún más, el billete de  metro. 
Hay que mantener tradiciones.