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sábado, 23 de febrero de 2019

Efecto Transilvania en Argelia



Llego de madrugada al desierto, así que desde el comienzo, cansado y a un ritmo importante.
Es época de tormentas de arena, y parece que están de acuerdo en aguarnos los días y las noches. Ni la Superluna de febrero se puede ver. Estaba tras un velo de arena. Una pena.
Amanecer en el Sahara

Viendo con perspectiva, un par de semanas muy duras, a la carrera intentando iniciar la puesta en marcha de la planta, coincidiendo con el perigeo de la luna. Espero que no se repita. A partir de ahora miraré la programación al mismo tiempo que el calendario lunar.
La influencia de luna, hace que a algunos solo les falte aullar. Para mí ha sido claro el efecto. Si de normal los nervios están a flor de piel en esta etapa, con la luna llena, más de uno se quedó con las ganas…

Y como no hay dos sin tres, ayer al salir a las mil de la planta, los vigilantes me indicaban que no con la mano y diciéndome algo en una mezcla de árabe afrancesado, que no entendí por cansancio o por prisas. Al llegar al coche, me di cuenta. Había entendido, lo que pasa es que no quería que fuese verdad. No hay batería, me había dejado las luces encendidas.
Como punto positivo, tenía a tres vigilantes – que ante la tranquilidad del turno de noche- estuvieron atentos y sin decirles nada, dispuestos a empujar mi pick-up. Si es que hay gente buena en todas partes y conseguí llegar al campamento.









Curiosidad, paseando por los barrios de Argel:
Partida de billar al aire libre

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