Solo he podido disfrutar de la primera media hora del día. Lo demás a la carrera. Desayunos de élite. Los colores de la mañana. Mezclándose rojos y amarillos. Grandes momentos. Durante el resto del día faltan horas para tanto gris.
En cuanto a la recomendación gastronómica, poco puedo decir. Hasta avergonzado, tengo que escribír que más de un día he sobrevivido, comiendo en lugares que mejor olvidar. Si es que donde no hay donde comer, te topas con un burguer.
Así que la recomendación será en el aeropuerto de Londres, en mi viaje de ida:
Pumpkin Ravioloni, creo que una de las mejores explosiones de pesto en mi boca. Con naranja, espinacas, menta , arándanos y nueces caramelizadas.
Sonaba bien en carta, pero en el plato una delicia.
La temperatura ha descendió. Hoy llueve. Truenos durante el día.
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