Escribo desde el campamento en medio del desierto saudí, a unos 200 kilómetros de Kuwait. Aquí el sol no solo marca récords con sus gloriosos 49 grados, sino que el sudor también corre por otra causa: la tensión geopolítica del momento. Porque no todo es solo el calor sofocante, también está esa sensación de “¿y ahora qué?”, menudo mundo,que te hace sudar más que el propio termómetro.
Estamos en un momento complicado por la situación en la región, y eso se nota en la vida diaria del campamento. Parte del equipo que había salido por el Eid o que viajó al Líbano por una boda está teniendo dificultades para regresar, por las restricciones aéreas, paciencia, no queda otra. Como decía el humor de Gila, parece que los controladores aéreos están hablando con el enemigo para ponerse de acuerdo y no disparar justo cuando pasa un avión. Si no fuera por la tensión, ¡sería para reír!
Esta vez, el cielo ofrece un espectáculo muy distinto a cualquiera que haya
visto antes. No son gaviotas las que dibujan estelas sobre el mar, como cantaba
Perales, sino los surcos blancos que dejan los misiles al cruzar el firmamento,
que dejaran historias que todavía me cuesta comprender. Aun así, en medio de
todo eso, el desierto sigue regalándome amaneceres que quitan el aliento y
noches estrelladas que parecen sacadas de un cuento.
Y no todo es solo trabajo intesnso y complicaciones,
aquí va la recomendación gastronómica: el cocinero nos sorprende con sus huevos
al curry, pequeños bocados de alegría , cenar solo y desconectar es otro de los
pequeños momentos especiales.
¡Como esta el mundo! Se les está yendo de las manos.....y los simples mortales asistimos atónitos....cuidate numayos
ResponderEliminarGracias por estar ahi, ¿escribiras en tus memorias los sustos que te daba?
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