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miércoles, 24 de junio de 2015

Xiangzhou



Buf, quince intensos días en China, no dan para mucho ... pero se agolpan las experiencias, y ahora, en la sala de espera del Ferry que me conduce a Hong Kong no es tan fácil acordarme de los sabores, olores y demás vivencias que me llevo en la maleta.
 



Inevitable acordarme de las elecciones de menús a la ligera, - siempre deseando que el restaurante elegido tenga "santos" en su carta. Las dudas sobre si lo que estas comiendo corre, vuela o está plantado.


Impresionante la textura de las medusas, la carne de la tortuga y los escrúpulos a pedir larvas, escorpiones...Ves muchas cosas que ni se parecen de lejos, a lo que comes cada día y te apetece probarlo todo.



Igual de imposible, no acordarse de los niños riéndose abiertamente de lo feos que somos y señalándonos con el dedo, bajo la reprimenda de sus progenitores en los restaurantes. Al igual que de los mayores, siempre atentos para comentar nuestra destreza al usar los malditos palillos - parece que solo nos miran cuando hacemos saltar por los aires la presa - o la cantidad de fotos que nos sacan a escondidas como especímenes exóticos. O la manía que tienen, nada más empezar a comer, de tener que rociar el plato y cuencos con té caliente...¿será para limpiarlos o para templarlos?



Los miedos a los ciclones, cada vez que miras el tiempo, buscando galernas...Inevitable acordarme de la mítica canción de Kortatu que decía “la asamblea de majaras ha decidido: ¡mañana sol! ...Pero no hace falta, llueve todos los días. El bochorno es insoportable.

Como recomendación gastronómica, el hot pot:

Son restaurantes que todas las mesas o tienen una vitro cerámica o un fogón de gas ( tienes la bombona entre las piernas). Es como una fondee, pero con un puchero enorme de sopa de pollo con cresta, pico y garras, en lo que vamos echando lo que hemos pedido - lo que sea- desde tripas de pescado, calamares, setas, algas,..

Yo me imagino que en la parrafada del camarero, nos han dicho el tiempo de cocción de cada elemento o el orden, pero como no entendemos nada, vamos haciendo acción / reflexión / acción. Alguna cara de extrañeza y alguna bronca seguro que nos caía, porque había cosas que nos miraban, y los de al lado parecían que gritaban !Aún no!

                           



Sin duda alguna. Me quedo con esta experiencia gastronómica, más que por las texturas y por los sabores. Por sentirnos cocineros de nuestras propias creaciones.

Seguro que la mitad de lo que hicimos no se lo comería un chino: por crudo o por orden - seguro que primero va lo que vuela o lo que es del mar o lo de la tierra - pero nosotros nos basamos en la cercanía. Lo primero que llegaba a la cazuela y luego ayudarte con los cazos con agujeros para pescar la comida.

La conversación que se genera es inigualable. Te sientes un Ferrán Adrià: mezclando cocciones, textura y salsas inimaginables. Todo el rato opinando sobre lo que comes en el absoluto desconocimiento, e imposible de repetir. Una experiencia única.

Para Santi, para que siga motivándome a escribir
















3 comentarios:

  1. Te recomiendo que utilices un fondo más claro para que el texto pueda leerse.

    Exactamente, ¿dónde has estado? Parece que has estado en Marte, eso sí contado con mucho respeto.

    Podías llegar a un acuerdo con EiTB y llevarte una cámara en cada viaje y hacer un reportaje. Audiencia te iba a sobrar. Para el programa en Donostia ya te podría acompañar yo.

    Santi, sigue animando que esto es muy divertido.

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    Respuestas
    1. Es en Zhuhai, en Xiangzhou

      Toda recomendación debe ser aprobada por el asesor Santiago

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  2. Podría ser una mezcla entre Pesadilla en la cocina y Planeta Calleja.

    Ojo, al que llevases de invitada a Charlize Theron me apunto de Camera Operator.

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