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domingo, 19 de abril de 2015

En busca del mayor petroglifo del mundo


Desde Santa Cruz, tomamos a las cinco de la mañana, la antigua carretera hacia Cochabamba, pasando El Torno, en Jorochito el camino comienza a ser más agradable, dejando la doble vía. En la Angostura tras recorrer los primeros 46 km, ya habíamos consumido una hora y eso que era la parte buena del camino.  El camino es impresionante, traspasando pequeños municipios como Cuevas y Agua Rica que están entre montañas con niebla.  Después de dos horas y media llegamos a Samaipata (84 km) en busca del mayor petroglifo del mundo.

 






Como siempre, lo primero pasear por el mercado y reponer fuerzas.  Las salteñas picantes, muy jugosas- pero sin líquido y sin aceituna con hueso, todo un detalle.



MERCADO MUNICIPAL: "Srta. CASTA HURTADO C."




Para subir al fuerte de Samaipata, que está a menos de 15 km del pueblo, nos costo mucho más de lo esperado. A 3,5 km en  “el Balneario” “Mama Pascuala” -de donde originariamente tomaban el agua cristalina para hacer la famosa cerveza Paceña-, tuvimos problemas con el barro y el  taxista se percató que no subía su coche, al no tener tracción 4x4.


Yo me hubiera rajado al principio de la pista. ! Como culeaba el carro!


Tras una cara negociación (120 BS unos 12€) conseguimos que otro conductor más experto en la materia y con mejores medios, nos subiera, esperara la visita a las ruinas e hiciera de grúa / remolque, hasta conseguir sacar el taxi que nos había traído hasta la pista asfaltada.  Ahora que lo escribo, barato. Aunque en el momento, me sentí  engañado.



El sitio está bien elegido. Sabían lo que se hacían.  
El fuerte de Samaipata es un monte ceremonial (250 m x 60 m) , una colina tallada, que alrededor tiene restos arqueológicos de las diferentes culturas. Según dicen los Mojocoyas y los Chanes fueron los que eligieron el lugar y comenzaron a tallar la roca.  

TEMPLO DE LAS 5 HORNACINAS Se guardaban jefes o sacerdotes momificados y así practicar el culto a los ancestros. inca


Tras asentarse los Incas llegaron los guerrero Guaraníes – parece que son los únicos que no construyeron en la zona- y por último los  Españoles.


El paseo, de unas dos horas siguiendo un camino -demasiado marcado- es muy bonito, y además la naturaleza es exultante, solo hay que ver el tamaño de las hortigas, aquí le llaman picapica.

Recomendación gastronómica: en el Latina Café -en la calle Bolivar del Francés  Sylvain Truchot. Un restaurante que sorprende. Probar la carne a la brasa con salsa de vino y no hay que perderse el  browniei con helado de vainilla. 


De regreso, y para quitar la modorra de después de comer,  paramos en el pueblo Las Cuevas, para visitar las cascadas.



2 comentarios:

  1. Que puentaco! Da miedo

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    Respuestas
    1. Ciertamente.
      A mitad de recorrido, hasta te da tiempo de cuestionarte muchas cosas, pero no tienes manos para soltarte y sacar una foto de las vistas..

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